La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La propuesta de reducir a un tercio el aforo deja a miles de asturianos sin playa

Controlar el acceso, gran incógnita: el Principado aconseja desde prohibir tomar el sol hasta permitir solo entrar a quien llegue en transporte público

La propuesta de reducir a un tercio el aforo deja a miles de asturianos sin playa

Los arenales asturianos deberían dejar su aforo en poco más de un tercio este verano. Es el planteamiento del Plan Sapla de salvamento en playas, cuyo borrador ha sido enviado por el Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) a los concejos afectados. De cumplirse las limitaciones propuestas, miles de asturianos y visitantes se quedarían sin poder ir, en días de gran afluencia, a su playa favorita. Sin embargo, el borrador simplemente marca la estimación de aforos y esboza opciones para que los municipios los controlen. Queda en el aire si realmente se establecerán controles efectivos en cada concejo para reducir los aforos playeros como se indica. Solo Gijón ha dado un paso en este sentido.

El plan deja la capacidad de la playa de Rodiles, una de las más concurridas en temporada estival, a un tercio de lo habitual. Cuando en situación normal el aforo del arenal sería de 36.596 personas en bajamar, la distancia de seguridad de dos metros entre bañistas lo dejaría en 13.201. Se aplica el recorte proporcional en la pleamar: de 8.184 personas se rebajaría a 2.952. Algo insuficiente si se tiene en cuenta que la afluencia media de Rodiles es de 6.500 personas, con picos de hasta 25.000 en días señalados. Es decir, el control de aforo dejaría fuera hasta a 22.000 bañistas en la situación más drástica.

La situación no cambia mucho en Salinas, otro de los clásicos del verano asturiano. Todo el tramo de playa urbana (San Juan de Nieva más Salinas y El Espartal) suele tener picos de hasta 35.000 bañistas, y el "aforo covid-19" será de 19.709 cuando haya bajamar y de 7.033 en pleamar. Cerca, en la playa de Aguilar (Muros de Nalón) la estimación recorta el aforo de 19.800 en pleamar y 2.246 en bajamar a, respectivamente, 7.200 y 810 personas.

Poniendo la vista en las cifras que marca el plan elaborado por el SEPA para el concejo de Llanes, las playas llaniscas tendrían menos problemas para cumplir con sus aforos, que, eso sí, serían problemáticos en jornadas de sol señaladas y en algunos de sus trece arenales. Por ejemplo, Barro, con una afluencia máxima de 5.500 personas y media de 1.500, tendría un "aforo covid-19" de 3.033 en bajamar y 735 en pleamar. Toró sería otra con cierto problema, al quedar mermada su capacidad a 997 personas en bajamar y 315 en pleamar, cuando su asistencia suele superar los mil bañistas. Menos trabas habría en otras playas llaniscas más espaciosas o no tan concurridas.

El problema del control

El problema del controlEl SEPA, que plantea aforos para 72 de los 211 arenales asturianos, no se moja en cuanto a las medidas de control de acceso y asistencia a playas, de competencia municipal. Únicamente lanza varias opciones recomendadas, sin optar por ninguna de ellas en concreto. Sugiere la elaboración de medidas de campañas informativas, reducción de las plazas de aparcamiento en función al "aforo covid-19" de la playa, permitir únicamente el acceso en transporte público, establecer controladores en los accesos peatonales, parcelar las playas en polígonos de ocupación; o limitar su uso al baño y el paseo, prohibiendo las estancia prolongada en toallas y sombrillas.

Curiosamente, el Principado mantiene entre las opciones el parcelado de las playas, ya utilizado en el Mediterráneo pero que genera problemas en el Cantábrico por las mareas. En este sentido, el plan del SEPA explica que se podría "compartimentar la playa en parcelas de superficies variadas para grupos de 2, 4 u 8 usuarios". Sugiere utilizar "cuerdas y estacas" y, además, parcelar áreas para otros usos como el paseo o el deporte, para lo que se podría "aprovechar la zona de transición entre la línea de pleamar y bajamar cuando esté disponible". Sin embargo, en la propuesta se reconoce que esta opción "requiere incremento importante de personal en los accesos así como informando y distribuyendo gente en la playa; asimismo requiere presencia de fuerzas de orden público ante la previsión de que se generen conflictos con los usuarios". Igualmente apunta a un "incremento en el coste de mantenimiento, con la revisión diaria de cuerdas y estacas, reposición..."

En Gijón se han adelantado aprobando un plan propio y creando la figura de controladores para vigilar los accesos a sus tres arenales urbanos. Además, ha separado las zonas de entrada y salida. Sin embargo, no todos los ayuntamientos asturianos se pueden permitir un despliegue de estas características y la fórmula para controlar estos aforos indicados por el Principado será un punto problemático.

El Alcalde de Villaviciosa, Alejandro Vega, recalcó ayer que el documento "no es definitivo y nos lo envían para contrastar. Hemos trasladado que se deben revisar los cálculos porque nos parece que puede haber error en la estimación que se hizo en varias playas". En concreto, Vega señala que "se indica un aforo de 182 personas en Tazones, 180 en Merón y 239 en España, playas en las que en pleamar está claro que no hay espacio en la arena para esas personas. Igualmente, nos parece excesivo el calculado para Rodiles". Algo parecido pasa en Colunga, donde advierten de que los cálculos de aforos "no son válidos; en La Griega, por ejemplo, no se tiene en cuenta cómo está la bocana del río Libardón". Por eso han pedido recalcularlos.

Alejandro Vega concreta, además, que desde el Ayuntamiento "no hay aún decisión sobre la forma de controlar el aforo. Es un tema muy complicado. En el documento se hace un análisis de posibilidades y las estamos valorando todas, sin descartar ninguna". Y advierte que "no vamos a destinar dinero de los vecinos de Villaviciosa que necesitamos para otras cosas más allá de más gastos para las playas, que ya nos cuestan lo suyo".

Los expertos piden cuatro metros de separación

Los expertos piden cuatro metros de separación

En las playas "no hay ningún tipo de peligro", pero "de forma general habrá que controlar el aforo y respetar el distanciamiento social". Así lo aseguró ayer, en la rueda de prensa en la que se otorgaron las banderas azules de 2020, la Secretaria de Estado de Turismo, Isabel María Oliver. Su departamento ultima una guía para reducir los contagios por covid-19 en las playas y que tendrá como bases, según avanzó, el aforo y el distanciamiento interpersonal. "Son dos cuestiones que hay que aplicar. No por controlar el aforo desaparece el distanciamiento", insistió. Un plan de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), elaborado con el apoyo de 131 investigadores procedentes de 11 países, recomienda guardar cuatro metros de separación entre bañistas, ya que "dos metros no son suficientes por la acción del viento" en los arenales. El documento aconseja eliminar las duchas en las playas, señalizar las zonas de baño con postes, carteles o boyas "si no hay un número suficiente de socorristas", y evitar los rescates cuerpo a cuerpo. Desaconsejan así hacer el boca a boca y optar por otros métodos, como el balón resucitador. Los expertos recomiendan "evitar al máximo los rescates", trabajando en la prevención. Y en el caso de tener que atender una emergencia, no entrar en el agua. "El rescate cuerpo a cuerpo está totalmente desaconsejado y se debería evitar siempre, ya que el riesgo de exposición frontal es muy elevado", recoge el texto. Existen alternativas, como el uso de "drones, bolsas o cuerdas de rescate, embarcaciones, motos acuáticas, tablas de paddle surf, tablas de rescate rígidas o tubos de rescate".

Compartir el artículo

stats