La Comisión de Estudio de la gestión de la crisis sanitaria covid-19 vio ayer desfilar a una decena de representantes de los sindicatos y las asociaciones profesionales de los médicos, enfermeras y celadores, sin olvidar a las clínicas y las residencias de ancianos privadas. Estas comparecencias, que se prolongaron a lo largo de seis horas evidenciaron "el caos" al inicio de la pandemia, con un falta de material "vergonzante" que resumió el neurólogo José Antonio Vidal, jefe de la sección de Atención Especializada del Sindicato Médico Profesional de Asturias (SIMPA), con una frase lapidaria: "Teníamos la misma mascarilla de tres a cinco días". Los trabajadores sanitarios se enfrentaron a la pandemia "prácticamente a pelo", como indicó Luisa María Montañés, del Sindicato de Auxiliares de Enfermería (SAE): "Unos Equipos de Protección Individual (EPI's) que deberían llevarse solo dos horas, los llevábamos todo el día".

De ahí que hasta 770 enfermeras tuviesen que quedar en cuarentena, la mayoría en sus casas, porque, como señaló el presidente del Colegio de Enfermería, Esteban Gómez Suárez, "no funcionó el sistema de cuarentena en hoteles". Gómez calificó la pandemia como "una crisis de cuidados", por lo que reclamó mayor autonomía, liderazgo y capacidad de gestión paras las enfermeras. En la primera línea de la "gestión de lo ingestionable" han estado sobre todo eventuales. "Había EPI's suficientes, aunque no había sensación de seguridad, sino de confusión, y la falta de información fiable y transparente no contribuía a despejarla", añadió. Gómez criticó la tendencia a la "autocomplacencia" al describir el sistema sanitario, que no se entiende a la vista de que se ha producido "un exceso de mortalidad del 30 por ciento". Y expresó la necesidad de coordinar de forma adecuada el SESPA y el ERA.

José Antonio Vidal indicó que "la medicalización de las residencias se hizo bien", aunque estimó insostenible mantener un médico tres horas y una enfermera todo el día en los centros. El neurólogo avisó: "Cuidado con los mensajes triunfalistas, mejor evitamos la segunda oleada". Vidal despertó el encono de la diputada de IU Ángela Vallina al señalar que, "si el pasado febrero se hubiesen impuesto las mascarillas y la distancia social, hubiese cambiado mucho la cosa".

Vallina se enzarzó en un cara a cara con Vidal, diciendo que la virulencia de la pandemia no era esperable y que la crisis de material había sido mundial. Pero Vidal replicó: "No había plan b, en determinadas unidades nos dijeron que teníamos que usar la misma mascarilla de tres a cinco días".

Vidal echó en falta que se hubiese seguido el ejemplo chino, cuando se aconsejó hacer mascarillas con materiales caseros. "Hubiese sido mejor que no hacer nada. Aquí se optó por repartir el riesgo", dijo. Y siguió con la lista de carencias: se mandó a trabajadoras sanitarias a trabajar, se tardó en plantear el teletrabajo, hubo fallos en formación, carencia de tests... "No sabemos cuántos profesionales están infectados", remachó.

Otro médico del SIMPA, destinado en un centro de salud de Gijón, José Miguel Álvarez Cabo describió cómo el 28 de febrero tuvo una conversación con un médico en contacto con Italia: "Me dijo que no era la gripe que decían, que morirían muchos pacientes y más de 50 médicos. Se quedó corto". Luego explicó las incertidumbres de los médicos de primaria tras el estallido de la crisis. "La calidad de las EPI's fue a peor. A partir del segundo equipo, ya no había mascarillas FPP2, sino higiénicas, las batas no eran impermeables", relató.

Javier Santamaría, de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI), enfermero de la planta covid del HUCA, aseguró que, "al principio de la pandemia, hubo mandos intermedios que mandaban a los enfermeros quitar las mascarillas para no crear pánico. 'Es una orden', te decían", aseguró. Efectivamente, "las medidas de protección eran sistemáticamente denegadas, en algunas unidades se llegó a pedir a los médicos que no usasen mascarillas para entrar a ver a un enfermo de covid", desveló Vidal.

Francisco Menéndez, del Sindicato de Celadores y Personal No Sanitario (SICEPA), "sufrimos una falta absoluta de medios, a la gente se le llegó a dar bolsas de basura para protegerse". El personal de mantenimiento iba a arreglar las puertas a las plantas de covid sin material alguno. Y recalcó: "Ahora dicen que somos unos héroes, pero somos unos héroes muy mal pagados, la mayoría mileuristas".