José Luis Álvarez López luchó durante seis semanas contra el coronavirus, logró superarlo, pero las secuelas fueron más fuertes que él y acabaron con su vida el pasado lunes. Villamayor despide hoy, a mediodía, a "Pepín el del Benidorm", un hombre de 58 años que estuvo durante los últimos cuatro meses ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) haciendo frente a la enfermedad.

Ayer su familia quiso devolverlo a su casa, al restaurante Benidorm de Villamayor (Piloña), donde cientos de personas acudieron a darle el último adiós y a mostrar el pésame a su familia, conmocionada aún por lo sucedido. "Ha sido un golpe duro, le vamos a echar mucho de menos", asumía su sobrino, Milín Llamedo, a las puertas de la capilla ardiente, en donde, entre otros, recibían apoyo de sus seres queridos la esposa, Loli Rodríguez, y la hija, Candela Álvarez.

"Ingresó el 29 de marzo en la UCI con covid-19, seis semanas más tarde le hicieron las pruebas y ya no tenía la enfermedad, salió a planta, tuvo varias recaídas, pero teníamos esperanza. Al final las secuelas acabaron por provocar un fallo multiorgánico, la gente piensa que sólo afecta a los pulmones, peor no es verdad, esto es algo muy serio. Mi tío no toleraba la alimentación y pese a que los médicos hicieron todo lo posible no pudieron hacer nada. El problema de esta enfermedad es que no sabemos las consecuencias que tiene una vez se supera. Al menos esto debería servir para pensar y dar un escarmiento a quien a día de hoy no tiene conciencia de lo que puede pasar si no respetamos las normas para prevenir el contagio", aconsejó Llamedo. La familia permitió practicar la autopsia con el fin de que el resultado que arroje el fallecimiento "sirva para conocer más" sobre las secuelas que produce la enfermedad en quienes la han superado, como era el caso de Pepín.

"Mi tío -apuntó Llamedo- era una persona con un carácter aparentemente serio, pero cuando lo conocías veías que era todo lo contrario, era bondadoso, cariñoso, fue alguien que vivió para los demás", tanto en su faceta de político (fue teniente de alcalde durante el mandato de Juan Priede en Piloña,1983 y 1999), como en su oficio de hostelero, donde se granjeó amigos y conocidos de distintas zonas de la región, y de fuera de ella, que paraban en su bar, al pie de la N-634.

Estuvo vinculado a la fiesta de El Asturcón y "procuró siempre organizar citas, a veces en el bar, que servían para reconocer y ensalzar distintas actividades", algunas relacionadas con la caza.