Felipe VI había estado allí "hace 28 años", recordó, cuando ni él era Rey ni las instalaciones de Cogersa en Serín hacían lo que vio que hacen ahora. Los Reyes empezaron el día unos minutos antes de la hora fijada aumentando sus conocimientos sobre el mecanismo del reciclaje y agasajando a quienes lo hacen posible, dando testimonio de "gratitud" a los que han ofrecido un esfuerzo extraordinario ante la exigencia de la pandemia y haciendo apología del "compromiso con el desarrollo sostenible" delante de unos cien trabajadores del Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias.

En un paseo instructivo, que incluyó un "vuelo rasante" sobre la enorme montaña de basura que vieron desde una pasarela que recorre desde las alturas la "planta de envases", Felipe y Letizia conocieron las tripas del sistema de clasificación y valorización de los envases ligeros. Al salir de la nave donde se ejecuta el "triaje" del contenedor amarillo, en la explanada que separa esta planta de la del papel y cartón, los Reyes reunieron en corro en torno a ellos al centenar de profesionales, que esperaban al sol ante una hilera de treinta camiones.

La Reina les dio las "gracias por el esfuerzo extra" que requirió el estallido de la pandemia; el Rey acompañó "el testimonio de reconocimiento por la labor de las personas que garantizáis que esto funcione" con un guiño a los vecinos que sufren las consecuencias de la proximidad del vertedero y la planta de Cogersa. A los representantes de los colectivos vecinales, también presentes, les ofreció su "afecto y gratitud" con una sonrisa que quiso ser de complicidad.

Los Reyes escucharon en las instalaciones del consorcio las explicaciones del gerente, Santiago Fernández, sobre el impacto que sobre la gestión los residuos ha tenido una crisis que hizo pasar de doscientos a ochocientos los camiones de desechos hospitalarios que llegaban para ser incinerados en un horno que tuvo que trabajar a pleno rendimiento.