La nueva normalidad llegó ayer al colegio Benedicto Bembibre Torre de Lada, en Langreo. Eso sí, con las medidas de distanciamiento social e, incluso, la toma de temperatura antes de acceder a clase. Medidas que explicó la directora, Águeda Almaraz, quien aseguró que "hemos dividido el centro en dos partes, cada una con sus servicios, para que los niños no salgan de su aula, tan solo nos moveremos los profesores".
El centro realizó una entrada escalonada entre las nueve y cuarto y las nueve y media de la mañana. Una medida que, como explicó la responsable, "no es nueva para nosotros, llevamos dos años implementándola para evitar conflictos en las filas". En cuanto a tomar la temperatura a los pequeños, la directora explicó que "ya sabemos que no era obligatorio, pero decidimos hacerlo por la tranquilidad de los padres, para que supieran que estamos preparados para todo".
La mayoría de los niños volvieron ayer a clase en Lada, tan solo hubo cuatro familias que, de momento, esperarán unos días para llevar a los pequeños. "Hemos hablado con los padres y tienen un poco de miedo por los rebrotes que ha habido en el valle, esperamos que recapaciten y traigan pronto a sus hijos", destacó. En cuanto a los padres y los alumnos, la palabra más generalizada ayer era "felicidad". Como la que tenía Daniela Iglesias, de 3 años: "Tengo muchas ganas de ver a mis amigos". Óliver y Óscar García, de 12 y 6 años, también estaban "locos" por volver, como aseguró su madre, Ariana González: "Necesitaban un poco de normalidad, además llevan muy bien lo de las mascarillas". Rafael Peralta, que llevó a su hija Deva, de 5 años, destacó la "buena comunicación que hemos tenido con el centro respecto a los protocolos".
