Los vecinos de Lugones están hartos de la atención que se les presta en el centro de salud de la localidad y en la jornada de ayer optaron por manifestarse. Medio centenar de personas se concentraron frente al ambulatorio con carteles que rezaban "por nuestros abuelos" y "por nuestros hijos". El caso es que, según relataron, ellos mismos han sido víctimas de la atención que se presta desde que se inició la pandemia. Especialmente llamativa es la historia de Verónica Zapatero. "Empecé con un sangrado vaginal grave, llamé en repetidas ocasiones y no lo cogían. Cuando por fin me atendieron me dijeron que me hiciera una prueba de embarazo y que si no sería una interregla". El problema no remitía y continué intentando pedir cita sin éxito: "Me dijeron que no tenían médicos suficientes".

Finalmente, tras casi tres semanas sangrando, insistió y le dijeron que "me llamarían ese mismo día, que lo apuntaban como urgente". La llamada no llegó, por lo que volvió a ponerse en contacto recibiendo una respuesta sorpresiva. "La chica me cuenta que eso de que lo apuntan en urgente se lo dicen a todo el mundo". Al final, Zapatero tuvo que recurrir al HUCA y sigue pendiente de los resultados de sus pruebas.

Casi todos los presentes en el lugar coincidían en criticar la actitud del personal que, entienden, les ha llevado a verse en situaciones graves. "A un familiar le diagnosticaron telefónicamente un problema de salud que no se correspondía con lo que tenía. Se dieron cuenta en la mutua y acabaron teniendo que operarlo de urgencia. Vine aquí, pedí una hoja de reclamaciones y me dijeron que no tenían", relata Mónica García, impulsora de la recogida de firmas que lleva aparejada la manifestación de ayer. Esta no es la primera vez que hay quejas del funcionamiento de este centro. El pasado verano y en meses ocasionales se llegaron a alcanzar los 15 días de lista de espera para una consulta.