La sexta autonomía menos contaminada por la pandemia del coronavirus, aún por debajo de la media nacional de contagios, ha tomado el camino de vuelta a una versión "actualizada" de la fase 2 de la desescalada porque es "la más vulnerable". El presidente del Principado se ha defendido así de las críticas a su gestión y su exceso de celo, acogiéndose a la doble singularidad de la región "más envejecida de España" que arrastra además una alta incidencia de patologías pulmonares. Estamos así por eso y porque "no queremos llegar al nivel que están padeciendo otras comunidades", ha avanzado Adrián Barbón. Por eso y porque su Gobierno prometió actuar antes de que Asturias alcanzase el umbral de los "200 o 250 casos por 100.000 habitantes en los últimos catorce días" y ese límite "se va a superar seguramente en el día de hoy".

En su versión más defensiva, Barbón se previene ya contra un empeoramiento, da por cierto que en el corto plazo "van a ir creciendo los datos" y en el largo sigue sin descartarse nada. Y nada es su petición de esta mañana. "Hay que quitarle el miedo a las palabras estado de alarma", ha dicho esta mañana, todavía con las reticencias de la Comunidad de Madrid sonando de fondo. "Es una respuesta constitucional a una situación extraordinaria y no hay que descartar que si la necesitamos, si se perdiera el control de la situación, haya que recurrir a ella", subraya con el objetivo expresamente puesto en bajar de los cien casos por 100.000 habitantes (ayer eran 194) y del cinco por ciento en la positividad de las PCR practicadas, que ya ayer fue del 4,7.

Esquiva Barbón la mención a la crítica de la oposición, que casi en pleno carga el empeoramiento sobre su gestión, con el argumento de que "los asturianos nos piden que no generemos más crispación" y un respaldo científico: "Todas nuestras medidas se basan en la ciencia", en las propuestas del Servicio de Vigilancia Epidemiológica y de los expertos en salud pública y con una mención expresa para Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en situaciones de crisis de la OMS, "que trabaja asesorándonos de forma externa".

El Presidente ha defendido expresamente la celebración de la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias, esta tarde en su versión reducida y de escenario trasladado al hotel de la Reconquista, y su compatibilidad con las drásticas restricciones recién impuestas por su Gobierno. Aduce que cumple todas las limitaciones impuestas de mascarilla, distancia, control de acceso o identificación de asistentes y, a mayores, que "con los datos epidemiológicos en la mano, no se ha detectado ningún caso, ningún brote relacionado con el sector cultural. La cultura es claramente segura", sentencia. Entiende, del lado con más afectados por sus medidas, "el cabreo de los hosteleros" y espera no tener que dar "pasos más allá" de los ya dados en las restricciones al sector, aclarando que su condición de espacio de riesgo "no es culpa de ellos, sino de nosotros mismos, que cuando entramos en un bar bajamos nuestras defensas, nos bajamos la mascarilla y nos agrupamos..."

Enfrascado en la defensa contra la pandemia, repitiendo que buscan no llegar ni "al cierre total de la hostelería, ni al estado de alarma ni al confinamiento en las casas", Barbón despeja con una patada a seguir la negociación presupuestaria y su necesidad de buscar apoyos parlamentarios para sacar adelante en la Junta el proyecto de cuentas que prepara el Ejecutivo. Dice no haber podido "leer en detalle" la primera propuesta lanzada ayer por Podemos y repite el llamamiento al diálogo y a que "no juguemos al debate político partidista como hacemos siempre, o habitualmente, porque esta no es una situación normal", pero deja ver que de momento no se fía del clima de cierta cordialidad que dejan ver las primeras aproximaciones verbales al asunto desde la formación morada: "Cuando se vote, diré si veo una actitud distinta".