El cambio de ciclo y el inicio de una nueva etapa en el PP de Asturias, con Teresa Mallada como presidenta, fueron aprobados ayer por vía exprés "y por unanimidad" por el comité ejecutivo autonómico y la junta directiva regional. "El Partido Popular de Asturias ha vuelto, ya no estanos en funciones", proclamó en su primer discurso la nueva líder del principal partido de la oposición, que aspira a recuperar el voto del centro derecha regional para "terminar con el letargo, al que décadas de socialismo han llevado a nuestra región".

Los órganos regionales tenían prisa por poner fin al mayor período de interinidad que ha vivido la organización popular en Asturias. Más de un año de "provisionalidad" al que la nueva presidenta se refirió varias veces en su discurso de toma de posesión, que se desarrolló con una menor afluencia de la habitual en estas proclamaciones debido a que el impacto del coronavirus hacía aconsejable que la reunión fuera semipresencial. Teresa Mallada aludió a la dificultad que ha supuesto para los cargos populares, tanto de la Junta General del Principado como de los ayuntamientos y también para los presidentes de las juntas locales, echar en falta "una estructura sólida del partido". Un vacío que se comprometió a corregir "sin lugar a duda desde mañana mismo para que os sintáis respaldados en vuestro cometido político". Un año largo del que la nueva presidenta regional quiso destacar "las incontables muestras de apoyo a nivel personal, de ilusión, entusiasmo y ambición", trasladadas por sus compañeros de partido.

La ingeniera de minas y expresidenta de Hunosa lanzó el primer reto de esta nueva etapa: "Tenemos que ponernos manos a la obra con mayor intensidad que nunca y trasladar a la sociedad que el PP de Asturias ha vuelto, que ya no estanos en funciones", afirmó Mallada, que puso en su punto de mira político al Gobierno de Adrián Barbón, "instalado en la propaganda y en el enfrentamiento con otras comunidades autónomas, con el único objetivo de crear una imagen del presidente del Principado de protagonista de una película, que no aborda los verdaderos problemas de los asturianos". La nueva presidenta de los populares asturianos se comprometió "a pelear cada balón, a no rendirme y, con vuestra ayuda, a conseguir que un PP más unido, con mayor implantación territorial gane las elecciones en 2023". Y marcó "la hoja de ruta clara para nuestra región" que, según dijo, pasa entre otras asignaturas pendientes "por apostar por nuestras empresas y autónomos, defender nuestra industria, frenar el despoblamiento" y evitar que "haya una Asturias de primera y una Asturias de segunda, aislada, sin servicios y condenada a desaparecer".

De pie y con la imagen de fondo del Urriellu, abogó, de manera sutil, por superar las cuitas internas que tanto han erosionado a la organización asturiana del PP. "Nuestro partido tiene que estar cada día más fuerte. No podemos gastar ni un minuto más en hablar de nosotros", planteó una Teresa Mallada que se esmeró en reconocer el legado recibido, tanto en clave nacional como regional. Destacó la gestión de los gobiernos de José María Aznar y de Mariano Rajoy y agradeció el papel desempeñado para construir la organización asturiana por "Isidro Fernández Rozada, fundador de nuestro partido en Asturias, de Ovidio, de Cañal, de René, de Goñi y de Mercedes", en alusión a su predecesora al frente del partido en Asturias, que no acudió a una junta directiva en la que estaban varios vicesecretarios como Pablo Álvarez-Pire o Matías Rodríguez Feito, varios alcaldes, como el de Cangas de Onís, José Manuel González Castro; la alcaldesa de Coaña, Rosana González, y el regidor de Peñamellera Baja, José Manuel Fernández (Chami) y el presidente de la junta local anfitriona, Agustín Iglesias Caunedo. El alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, que no está aún afiliado al PP, se conectó telemáticamente, pero sí estuvo entre los asistentes a la toma de posesión, que tuvo lugar en un salón de un céntrico hotel ovetense, Mario Arias, segundo teniente de alcalde.