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Carolina Castro Fernández, con su vehículo adaptado para personas con movilidad reducida; al fondo, el anfiteatro de Cudillero./ | ANA PAZ PAREDES

Carolina, la taxista que dejó Madrid para vivir en la tierra de su abuela, Cudillero

Carolina Castro tiene el primer coche adaptado para discapacitados y para rutas turísticas en el concejo

El mundo rural y lo que cuesta salir adelante en él no es nada nuevo para Carolina Castro Fernández. Quienes la conocen, así como a su marido Xurde y a sus hijos Rosario, de nueve años y, Mael, de cinco, saben bien que es una infatigable emprendedora desde que, hace diez años, se fueron de Madrid para iniciar en la casa de su abuela, en Arbichera, en una zona de brañas vaqueiras en el concejo de Cudillero, la vida que siempre quisieron.

“La madre de Xurde era de Moreda, el padre, de León y los míos, de aquí de Cudillero. Desde niños llevamos Asturias muy dentro. Mi padre tocaba la gaita en el Centro Asturiano de Madrid y yo participaba en el grupo de baile”, recuerda. Y añade: “Siempre quisimos vivir en un pueblo y encontramos en la casa de la abuela, en Arbichera, nuestro hogar”, matiza.

Ella, que estudió la carrera de veterinaria especializándose en animales de granja pensando en que algún día llegaría a vivir en un pueblo, como así ha sido, se implicó enseguida con cuanto tiene que ver con la cultura popular y las tradiciones vaqueiras hasta el punto de llegar a formar, junto a su marido, el grupo de baile “La Fonte la Faya”. “Nosotros íbamos a ensayar los bailes cuando mi padre tocaba la gaita en su pueblo, El Faedal. Entonces las señoras mayores se ponían a bailar cuando él tocaba y decidimos recoger todos esos bailes y recuperarlos formando el grupo de baile”. Castro, además de dirigir el grupo, canta, baila y toca tanto el tambor, como la gaita, instrumento éste que también domina su marido.

Los últimos dos años estuvo trabajando en una empresa de alquiler de coches en el aeropuerto y ahí es donde se gestó la idea de poner en marcha un taxi que, además de trasladar a la gente, ofreciese rutas panorámicas. Cuando vio que en el puerto se traspasaba una licencia de taxi, decidió ir a por ella. La opción de que además fuese un vehículo adaptado para personas con movilidad reducida surgió cuando pensó en pedir una ayuda Leader de la Comarca Vaqueira. “Me asesoré en la Cámara de Comercio de Luarca y allí Silvia Pérez, que es una crack, me ayudó muchísimo con todo el proyecto empresarial y la memoria”, recuerda. Justamente el pasado martes atendió a sus primeros clientes como taxista al frente de un servicio al que ha puesto el nombre de Turitaxi Cuideiru.

“Lo mío es un taxi adaptado para personas con movilidad reducida pero, también, a la vez, un taxi turístico. Con todo esto de la pandemia se retrasó la llegada del coche, su adaptación poniendo la rampa y los anclajes para la silla de ruedas así como dos escalones abatibles para que sea más fácil subir a la furgoneta. Pero bueno, ya está aquí y ya empecé a trabajar. Tiene capacidad para ocho personas más el conductor. En el caso de llevar una silla de ruedas, es de seis personas más el conductor”, destaca con ilusión esta mujer quien, a su vez, recuerda que ha contado y cuenta con el apoyo del resto de los profesionales del taxi en el puerto pixueto.

Los últimos dos años estuvo trabajando en una empresa de alquiler de coches en el aeropuerto y ahí es donde se gestó la idea de poner en marcha un taxi que, además de trasladar a la gente, ofreciese rutas panorámicas

“Todos los compañeros se han portado conmigo de maravilla desde el principio”, afirma Carolina quien recuerda que en el puerto de Cudillero es la primera mujer taxista y la segunda del concejo, pues hay otra en San Martín de Luiña. “Mi coche es el único taxi adaptado para personas con movilidad reducida de todo el concejo y de otros aledaños. Creo que hay otro más en Valdés”, asegura esta mujer que, curiosamente, se convierte ahora en continuadora de un oficio que ejerció también su padre, taxista durante 45 años.

Tanto ella como su marido se muestran satisfechos con su vida en Arbichera aunque, eso sí, como mujer reivindicativa que es vuelve a pedir que se arregle la carretera de La Rondiella, “que está muy deteriorada, es la misma reivindicación de siempre. Hay mucha gente joven de La Rondiella que está viviendo en Soto o en Oviñana por no andar de arriba a abajo por esta carretera. Yo creo que si la comunicación fuera mejor, si estuviera arreglada, calculo que entre diez o quince personas que son de La Rondiella y se fueron vivirían aquí sin dudarlo”, afirma.

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