“No somos nostálgicos de ningún privilegio, sino defensores de la libertad”. Es una de las sentencias del Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en la carta semanal que dirige a los feligreses de la Diócesis de Asturias, a la hora de hablar de la recientemente aprobada ley orgánica de modificación de la LOE (LOMLOE), conocida popularmente como ley Celaá. El prelado se muestra crítico, tanto con la forma en la que ha sido aprobada en el Congreso –por la mínima, con un solo voto más de los necesarios– como por su contenido.

“En estos días está siendo un clamor el rechazo de una ley de educación que ha rebasado todas las líneas rojas del diálogo, del consenso, sin que se despeinen quienes la enarbolan desde los parlamentos”, apunta Sanz Montes, quien opina que los padres “son los responsables de la verdadera educación de sus hijos, derecho que se ha conculcado ampulosamente ninguneando de hecho la patria potestad que les otorga la vida, para se suplantados totalitariamente por una ley sectaria, ideologizada y abusiva”.

La LOMLOE es la séptima ley educativa que se aprueba en democracia en España y, como todas las anteriores, adolece del consenso necesario para que la sociedad integre y asuma como propia una norma de tanto calado en tanto que afecta a la educación. Además, ha nacido en medio de una monumental bronca política. La ley defendida por la Ministra Isabel Celaá va camino de convertirse en la más polémica de los últimos 40 años: hoy mismo hay convocada una manifestación de gran parte de la comunidad educativa (padres, directores y profesores de la red no pública que se ven atacados) y el PP ya ha anunciado que la recurrirá en los tribunales.

El Arzobispo de Oviedo llama a hacer “política educativa” y evitar “la manipulación partidista”. Y añade: “Así construimos la ciudad abierta y plural, en donde todos tienen la posibilidad de expresar y defender sus valores, su tradición y su conciencia”.