Objetivo: proteger del coronavirus a los mayores, el sector de población más vulnerable ante la pandemia. Los vecinos de varios barrios de Oviedo, Gijón y Avilés comenzaron en la tarde de ayer a desfilar por los autocovid para someterse a pruebas PCR en el marco del cribado selectivo convocado por la Consejería de Salud del Principado. Los llamados son las personas de entre 30 y 50 años que reside en las áreas incluidas en los códigos postales 33011 (Oviedo), 33209 (Gijón) y 33401 (Avilés) que cumplan estos criterios: vivir con mayores de 65 o cuidar de ellos, no haber pasado la enfermedad y no haberse sometido a un test en el último mes.

Manuel Riol vive en el barrio ovetense de Teatinos y, aunque no comparte casa con sus padres, sí mantiene con ellos una relación estrecha, por lo que él y su mujer decidieron solicitar la realización de la prueba, que ayer se les practicó en el autocovid emplazado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Paula Arrieta sí reside con sus padres. “No he tenido síntomas, pero hay que cuidar de los mayores”, señaló. Rellenó el formulario el martes y le dieron cita para ayer. “Muy rápido”, elogió. Algunos habitantes de otros concejos donde hay cribados también se desplazan al HUCA. Es el caso de Miriam García, de Caso, “He querido hacérmelo por prevención”, explica. Desde Langreo también llegó Felipe Crespo, quien vive con su madre.

La gijonesa Nieves Suárez, ayer, en su vehículo, en la cola del autocovid del aparcamiento de la Escuela de Marina de Gijón. | Ángel González

La gijonesa Nieves Suárez acudió al autocovid de la Escuela de Marina Civil, en Gijón. Con 63 años, es policía jubilada y ya en marzo tuvo que hacer cuarentena porque uno de sus hijos enfermó de coronavirus. Es del barrio de Viesques y vive con personas de riesgo, así que la medida le parece una gran idea. “Por mí, que me hagan una prueba todas las semanas”, apunta con buen humor, a pesar de que está a mitad de la cola de una larga fila de vehículos. Poco después llega Daniel Cohen acompañado de su abuela, Eva Pérez. “Es muy necesario que hagan pruebas masivas. Me parece de fábula”, explica la mujer, natural del barrio de Santa Bárbara También con rictus tranquilo estuvo haciendo cola María Esther García, de Contrueces. Le pusieron la vacuna de la gripe esta semana y presentaba síntomas compatibles con el covid-19. “Está siendo todo muy rápido, me citaron ayer (por hace dos días) y hoy (por ayer) ya estoy aquí”, zanja.

En Avilés, Borja Martínez Fernández, de 38 años, quien vive con su abuela (87) y con su padre (66), estuvo esperando en la explanada del polideportivo del Quirinal bajo la lluvia. Le citaron a las cuatro de la tarde para hacerse la prueba media hora después. “Tuve que ir rápido. Me metieron el bastoncillo, dieron un par de vueltas. Me dijeron que si era negativo me mandaban un mensaje al móvil”, cuenta. “Imagino que si soy positivo me llamarán para que no salga de casa”, barrunta.