Esfuerzo, sacrificio, experiencia y un equipo multidisciplinar altamente cualificado. Esta es la fórmula de los geriátricos Joca (Argüelles, Siero) y Ablaña (Mieres) para garantizar el bienestar de sus más de 300 residentes, a los que programan numerosas actividades diseñadas para mejorar su estado físico, mental y emocional. “Que los mayores estén activos es primordial”, destacan desde la gerencia de los centros.
Actividades para los residentes
Uno de los puntos fuertes de los centros gerontológicos Joca y Ablaña ha sido su apuesta por las actividades para los residentes. Y es que lejos de suspenderlas por la pandemia, la dirección de los geriátricos ha apostado por reforzarlas. “Ahora más que nunca es fundamental hacer terapias con ellos. Es clave que mantengan sus mentes activas y hacer fisioterapia para que no pierdan sus funciones físicas”, destaca la directora, sobre una atención centrada en la persona, la gimnasia o las videollamadas para mantener el contacto con la familia. Asimismo, se practican terapias cognitivas, como por ejemplo trabajar la reminiscencia y los recuerdos con fotos, recordando comuniones, bodas, verbenas, meriendas de campo, etcétera.
Zonas al aire libre
A todo ello ayudan las amplias instalaciones de ambos centros gerontológicos. Los dos cuentan con amplios jardines, de más de 10.000 metros cuadrados. Las habitaciones también disponen de terrazas, por lo que los que no puedan bajar a las zonas de esparcimiento pueden disfrutar del aire puro.
Organización
La organización de los centros gerontológicos de Joca y Ablaña también es clave en el bienestar de los residentes. El primero, ubicado en el céntrico concejo de Siero, a apenas 15 minutos de Oviedo y Gijón, cuenta con cinco unidades de convivencia: dos de geriatría –dependientes y válidos– dos de demencias –una para leves y otra para avanzadas– y una de ictus, pionera en la región. Todos cuentan con comedor y sala de estar propias.
En Ablaña hay unidades de enfermería, demencias, geriatría y alzhéimer. Además, este centro ofrece tres menús diarios diferentes a sus residentes, para que puedan elegir comida acorde a sus gustos. Tanto en las instalaciones de Mieres como en las de Siero cuentan con médico propio para tratar a los residentes siempre que sea necesario.