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La atención por los contagios se sitúa en Avilés, donde se prevén nuevos cribados

La realización de pruebas diagnósticas cayó a menos de la mitad durante el puente por el fin de los rastreos en residencias y grandes ciudades

Hospital de San Agustín. Ricardo Solís

 La Consejería de Salud está estudiando la realización de nuevos cribados de infección por coronavirus en algunas zonas de Asturias con un doble objetivo. Por una parte, doblegar cuanto antes la segunda oleada de la pandemia. Por otra, retrasar y aminorar en todo lo posible la tercera fase, de cuya llegada nadie duda en este momento. Todo apunta a que una de las intervenciones se desarrollará en la comarca de Avilés, que es la que más preocupa en el momento actual a las autoridades sanitarias por la elevada incidencia en algunos colectivos concretos.

A lo largo del pasado puente festivo, la realización de pruebas diagnósticas de covid-19 (test PCR y de antígenos) experimentó una notable caída con relación a las semanas precedentes. Si durante un largo periodo de tiempo se llevaron a cabo entre 5.000 y casi 7.000 procedimientos diagnósticos diarios, el pasado domingo se bajó a 2.556, el lunes a 2.776 y anteayer martes a 2.802. Entre tanto, las tasas de positividad de estas pruebas continúan rebasando de manera habitual –aunque ahora por poco– el 5 por ciento que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece como límite máximo para considerar que una pandemia está adecuadamente controlada.

Según explicaron ayer tanto el consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz, como otras fuentes sanitarias, el descenso de las pruebas diagnósticas ha estado motivado por la confluencia de varios factores: la acumulación de días festivos, la conclusión de la tanda de test de principios de mes en las residencias de mayores y el agotamiento de los cribados selectivos en Oviedo, Gijón y Avilés, cuyos resultados han sido muy pobres, con una participación muy limitada y unos índices de positividad que rondaron el 1 por ciento.

Proteger a los mayores

Los cribados en algunos barrios de las tres grandes ciudades de Asturias se dirigían a la población de 30 a 50 años que vive con personas mayores de 65 años o cuida de ellas. El objetivo se centraba en “detectar y aislar a todas las personas asintomáticas en zonas de alta incidencia, así como a sus contactos estrechos, para frenar los contagios entre la población más vulnerable al covid-19, que son los mayores de 65 años”, según el Gobierno regional.

Otro elemento que ha contribuido a la disminución de las pruebas PCR es la caída de los nuevos contagiados registrada en las últimas semanas. De un máximo de 807 contabilizados el pasado 13 de noviembre, se ha pasado al entorno de los ciento y pico en los últimos días. Como es bien sabido, cada nuevo contagiado genera en su entorno otros infectados y un número variable de contactos estrechos sospechosos que son analizados en al menos una ocasión. Al bajar la cifra de nuevos infectados, se reduce también la de la cohorte de pruebas que generan.

Diversas fuentes consultadas por este periódico incidieron en que la presión en busca de infectados sintomáticos y asintomáticos no disminuirá. Y precisaron que, en esta línea estratégica, el territorio de Asturias que más preocupa en el momento actual por su elevada incidencia del coronavirus es el área sanitaria de Avilés, y especialmente determinados colectivos de su ciudadanía. En lo que va de mes de diciembre, el área III (Avilés y comarca) ha registrado 224 infectados, mientras que el área IV (Oviedo y 21 concejos del centro de Asturias, cuya población triplica a la avilesina) ha sumado 433, y la de Gijón, de dimensiones demográficas muy similares, 360 infectados.

Pese a la reciente incorporación de los test de antígenos, la gran mayoría de las pruebas diagnósticas que se llevan a cabo en Asturias son pruebas PCR.

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