La lotera Patricia Calatayud, que regenta el despacho de lotería ubicado en la calle Fleming, número 3 de Mieres, se estrenó ayer con el sorteo del Niño. Vendió un décimo del segundo premio, el 03436, repartiendo 75.000 euros en total. Y es que, aunque llevan veintidós años al frente del despacho, “nunca había dado un premio de Lotería Nacional”.

“Me enteré por los amigos, que me mandaron un wasap porque yo estaba con mi niña y los regalos, ni siquiera estaba viendo el sorteo”, explicó, asegurando que “no me esperaba que diese un premio en este sorteo”. Por eso tardó un poco más en llegar al despacho ayer para colocar el cartel donde se anunciaba que había vendido un boleto afortunado con el segundo premio. Una vez allí, aseguró estar “muy contenta, y espero que al que le haya tocado, lo disfrute, más con todo lo que ha pasado en el último año”.

Como es un despacho mixto, Calatayud no vendía décimos, sino que sólo se despachaban a través de la máquina, algo que, como apuntó, “no le gusta a todo el mundo; prefieren los décimos de toda la vida, pero la verdad es que es lo mismo, tienes las mismas posibilidades de que te toque”. Eso sí, aseguró no tener “ni idea” de quién podía haber sido el afortunado o afortunada. De lo que está convencida es de que queda en el barrio, ya que “toda la clientela que tenemos es de la zona”.

El último premio más cuantioso que repartió la lotera fue hace cuatro años, 181.000 euros en la bonoloto

La lotera lleva veintidós años al frente de este despacho mixto, un establecimiento que heredó de su abuela, Purificación Secades, que lo regentó durante casi cuarenta años. “Cuando falleció, me quedé yo con el puesto, con sólo 19 años que empecé”, explicaba. Y en estos años muchos han sido los premios que ha dado, sobre todo en la primitiva y la bonoloto. El último más cuantioso tuvo lugar hace cuatro años, cuando repartió 181.000 euros de un boleto de la bonoloto de cinco aciertos más el complementario.

En cuanto a las ventas, aseguró que “han sido buenas durante estas navidades; eso sí, se vendió más del Gordo que del Niño, pero mira dónde ha acabado tocado”, apuntaba. Durante el tiempo que pasó en el despacho, que ayer estaba cerrado al ser festivo, Calatayud recibió numerosas felicitaciones por parte de los vecinos que pasaban por delante. Alguno, incluso, le preguntó sobre la posibilidad de sellar un boleto, aprovechando que ya estaba allí, aunque la lotera prefirió volver a cerrar y seguir disfrutando con su familia este día de Reyes, para continuar a partir de hoy con su labor; eso sí, con mucha más alegría.