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Galicia aumenta las restricciones al máximo: esto es lo que podría llegar a Asturias en los próximos días

La comunidad vecina apuesta por el cierre masivo y el autoconfinamiento

Con sus hospitales en una situación aún más crítica que la registrada en el peor momento de la primera ola, Galicia se somete actualmente al mayor nivel de restricciones de España. La Xunta, tras una reunión del comité clínico mucho más breve de lo habitual, va incluso más allá del “modelo Carballiño” al suspender la educación presencial en las universidades hasta el 17 de febrero, cerrar perimetralmente los 313 municipios de la comunidad, situar el cierre del comercio minorista en las 18.00 horas y prohibir las reuniones con no convivientes. Tan solo Castilla y León ha ido más lejos cruzando una línea, la del adelanto del toque de queda, que el Ejecutivo gallego no quiere traspasar para no quebrar los límites legales del estado de alarma. Pero el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, insiste en que seguirá pidiéndole al Gobierno esta medida, ya que es “un clamor” entre la inmensa mayoría de los gobiernos autonómicos, “independientemente de su color político”. Además el presidente solicita que las mascarillas FPP2 sean obligatorias.

Galicia da un paso más y establece, por lo tanto, unas restricciones mayores que las que tiene actualmente Asturias. De hecho llega a un escenario en el que muchos no descartan que se sitúe Asturias.

Restricciones en Galicia

Visiblemente tenso, Núñez Feijóo compareció para anunciar las nuevas medidas ante una situación que calificó de “muy preocupante” e “inédita” por el aumento “inasumible” de casos y hospitalizaciónes. No es para menos: ya se ha superado el pico de hospitalizados por COVID-19 de principios de abril, pero lo peor está por llegar. “Lo que más nos preocupa es que en las próximas semanas estas cifras irán aumentando”, admitió el presidente de la Xunta. Casi 20.000 gallegos tienen ahora la infección activa, el doble que hace diez días, y llevamos trece superando la cifra de mil nuevos casos diarios. Es cierto que el porcentaje de contagiados que son hospitalizados es menor que en abril: ahora el 0.8% de los casos terminan en la UCI y el 5% en planta, mientras que en el peor momento de la primera ola esos porcentajes eran del 3.2% y el 17.7%, respectivamente. Sin embargo, los 35 expertos del comité clínico y los miembros del Gobierno autonómico coinciden, asegura Feijóo, en la urgencia de aplicar restricciones máximas durante tres semanas, “el tiempo mínimo que consideramos necesario para doblegar la curva y para que los centros sanitarios puedan resetearse”, explicó.

Lo que antes era solo una recomendación, restringir las reuniones a los convivientes dentro del grupo familiar, salvo en el trabajo y el cuidado de mayores y menores, pasa a ser una regla cuyo incumplimiento será castigado con sanción administrativa. Feijóo no solo pidió ayuda a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado para imponer el cumplimiento de esta norma, también reclamó la colaboración ciudadana: “Les pido que sean implacables con aquellos que no cumplen las medidas –recalcó el mandatario gallego–. No hay que tener ni un ápice de condescendencia con quien piensa que un pequeño incumplimiento no hace daño a nadie. Están equivocados, hacen daño a muchos, y esos muchos contagian a muchos más”, enfatizó.

Apeló también a los mayores, para que procedan a un “autoconfinamiento” que los proteja hasta que reciban la vacuna. Feijóo reiteró que son “la prioridad número uno” y que el 98% de los primeros colectivos prioritarios –mayores en residencias y trabajadores de las mismas– recibieron ya la vacuna. A un total de 8.540 personas ya le fueron inoculadas las dos dosis. En este sentido, lamentó que se reciben “muy pocas vacunas” y que la Consellería de Sanidade no dispone de un calendario de vacunación facilitado por el Gobierno central, ni tampoco garantía de cuándo y en qué número van a seguir llegando viales a las comunidades autónomas. “Tenemos una capacidad instalada de 100.000 vacunas diarias, pero lamentablemente solo podemos poner 11.000 o 12.000, hasta un máximo de 18.000 a la semana”, criticó.

La suspensión de las clases en la universidad afectará a unos 57.000 gallegos, aunque en muchos casos los alumnos se encuentran en periodo de exámenes presenciales, que se mantienen. Tampoco abrirán los conservatorios ni las escuelas oficiales de idiomas.

En cuanto al resto de la educación, Feijóo garantizó que seguirá la docencia presencial en todos los niveles por debajo de la universidad, desde las escuelas infantiles hasta el bachillerato. El presidente de la Xunta subrayó que las aulas “siguen siendo un lugar seguro”. Aunque reconoció que el porcentaje de escolares infectados se incrementó notablemente después de las fiestas de Navidad, dio a entender que los contagios se produjeron en el ámbito social e interfamiliar, no en los centros. Esgrimió el dato de que los casos diagnosticados entre el medio millón de gallegos vinculados a este tipo de enseñanza no universitaria suponen solo el 0.54% del total.

Tampoco los 1.025.000 gallegos que acuden a los centros de trabajo están bajo el punto de mira de la vigilancia epidemiológica. “En la inmensa mayoría se cumplen las normas”, dijo Feijóo, que, no obstante, pidió adoptar el teletrabajo siempre que fuera posible y reclamó un “consenso nacional” para evitar las interacciones en los centros laborales.

Preguntado por las nuevas variantes del SARS-CoV-2, dijo que la Xunta desconocía su alcance, que Fernando Simón cifró ayer tarde en el 5% en el conjunto de España. “Se nos dijo que iba a ser marginal y ahora se nos informa de que llegarán a ser dominantes”, apuntó Feijóo en referencia al portavoz científico del Gobierno. En cualquier caso, dio por demostrado que las mutaciones que caracterizan las variantes británica, brasileña y sudafricana “facilitan el contagio e influyen en el incremento exponencial” de la epidemia. Por ello, avisó que “geográficamente estamos más expuestos” a la variante británica por tener frontera con Portugal, país que “tiene una gran interacción con el mundo anglosajón”, y por estar a la misma distancia por vía aérea de Reino Unido que de Barcelona, una hora y 10 minutos de vuelo.

En un tono especialmente grave, el presidente de la Xunta advirtió que vienen “momentos duros, tanto o más duros como los peores de la primera ola”, y dejó entrever que, si la situación no mejora, se podrían tomar medidas aún más drásticas: “No puedo garantizarles que este será el último esfuerzo –admitió–, no soy partidario de crear falsas expectativas. No sabemos con certeza cuándo alcanzaremos un nivel de vacunación suficiente para que la convivencia pueda ser lo que todos deseamos”. Una vez más, rogó a los gallegos ser “escrupulosos con las medidas, por nuestro bien, pero también en solidaridad con los que más están pagando las consecuencias sociales y económicas de todo esto”.

Feijóo reconoció el “enorme impacto” de estas medidas en los derechos y libertades personales de los gallegos, y en sobre todo el “coste demoledor para aquellas personas que tienen que bajar las persianas de sus negocios”. A ellas se dirigió especialmente: “Les aseguro que si viéramos una medida mejor o con más margen, la tomaríamos”.

Los nuevos casos siguen aumentando con el pico de hospitalizados superado

Como había apuntado el domingo el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, Galicia superó ayer el pico de hospitalizados por COVID-19 de la pandemia: 1.154 pacientes, por 1.107 del máximo de la primera ola, el 6 de abril. La cifra de ingresados en planta también está en máximos, 993, y la de enfermos en ucis, 161, está cerca del récord de 177. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, mostró ayer su preocupación por las cifras, aunque aclaró que no está previsto aún desplegar hospitales de campaña, que en último caso se instalarían en A Coruña y secundariamente en Santiago. Los hospitales de Vigo y Lugo, explicó, sirven de apoyo al resto para realizar rotaciones que alivien la saturación. En cuanto a los casos, Galicia suma 1.402 más –es el decimotercer día con la cifra de contagios superior a mil–, y 19.768 gallegos tienen la infección activa, el doble que hace diez días. La estadística más dolorosa, la de los fallecidos, aumentó ayer en 27 decesos, correspondientes a los días 22, 23, 24 y 25 de enero, por lo que la cifra de fallecidos desde el inicio de la epidemia se sitúa en 1.649. Todos padecían patologías previas y superaban los 74 años, salvo un hombre de 58 años que falleció el pasado sábado en el CHUVI, una mujer de 67 que murió el domingo en el CHUF (Ferrol) y un hombre de 60 que falleció el domingo en la residencia Domusvi de Carballo, donde murieron otras cuatro personas. En total, ocho de las 27 víctimas procedían de residencias o fallecieron en ellas.

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