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La carrera por el rectorado | Seis fotos, seis momentos de los candidatos

El pasado ganadero de Granda en Verdicio

El químico, que compaginó sus estudios con el campo, confiesa que nunca tuvo como meta ser rector pero “es un privilegio”

El pasado ganadero de Granda en Verdicio

LA NUEVA ESPAÑA ha pedido a Santiago García Granda e Ignacio Villaverde Menéndez, los dos candidatos a rector de la Universidad de Oviedo, la selección de seis fotografías que reflejen seis momentos especiales de su vida. El objetivo de estos dos reportajes es conocer la faceta más personal -y desconocida- de los aspirantes. 

Seis fotos, seis momentos de los candidatos

1) Santiago García Granda rescata del álbum de los recuerdos una fotografía en la que tendría solo “unos 2 años”. Es su Verdicio natal y está sentado en una sillita, rodeado de árboles. “Es en una de las fincas que mi familia tenía cerca de la playa de Verdicio. Me llevaban mucho allí, con el carro y les vaques”, cuenta el actual rector en funciones. Entonces, Granda era el “rey de la casa”; sus tres hermanos menores, dos de ellos mellizos, aún no habían nacido. Su padre, Ramón, ya fallecido, era marinero mercante, y su madre, Manuela, maestra. “A ella le debo la primera parte de mi formación”, afirma el gozoniego, que estudió en la escuela del pueblo. “Para mí la escuela siempre fue como un regalo. Siempre me interesó aprender”, afirma.

2) Siendo de Verdicio, uno de los “lugares de referencia” para Santiago García Granda es la playa. Y no solo como espacio de juegos, sino también como punto de recogida de oricios. “Era todo un acontecimiento. Íbamos todo el pueblo y llevábamos sacos de oricios a casa”, rememora. Fue también la playa de Verdicio en la que el catedrático de Química Física aprendió a nadar solo y a la que volvía cada verano después de meses de estudio. García Granda fue al instituto a Avilés, al Carreño Miranda, pero se examinaba por libre. “No seguía un curso normal porque tenía que trabajar en casa”, señala. Sus padres, ambos nacidos en Verdicio, tenían una casería con vacas y campo para cultivar.

3) Aún con solo 3 años, al químico le quedó grabado el viaje que hizo a Cádiz con su madre para reencontrarse con su padre. “Estuvimos allí más de un mes, aprovechando que mi padre estaba en tierra, reparándose un barco. De ese breve tiempo tengo recuerdos muy agradables. Me llevaron a ver la Maestranza, el parque María Luisa...”, relata. Tanto le impactó Cádiz que llegó a Verdicio hablando con acento andaluz, lo que provocó la “risa jocosa” de sus tías.

4) Desde los años ochenta, una de las principales aficiones de Santiago García Granda es la montaña. “Durante y después de la carrera tuvimos un grupo para salir de ruta. Y todavía hoy lo mantenemos vía Whatsapp. También hubo un tiempo que formé parte del grupo de montaña de Ensidesa de Avilés. Ahora siempre que puedo hago escapadas por Asturias con mi familia y amigos”, indica. No obstante, lo que más le gusta hoy en día al químico es echar una sudada corriendo por Gozón. Y, de hecho, presume de haber conocido a trote rincones del mundo como Moscú, México o Brasil. “Cuando voy de viaje con el vicerrector de Internacionalización y Extensión Universitaria (Francisco José Borge), una práctica habitual es correr de madrugada donde esté”, confiesa.

5) Granda es bromista y una de las anécdotas que guarda de estos cuatro años largos como rector es que lo confundieron en el programa de radio RAC 1 con otro Santiago García, el presidente de la Junta Electoral de Barcelona, ahora muy presente en los medios de comunicación por los comicios catalanes. “Nos llamamos igual y utilizaron una foto mía de 2016, que está en internet y en la página web de la Universidad, para hablar de él. Estas cosas me resultan graciosas y a mucha gente le sorprendió y me mandó esa misma imagen”, detalla.

6) El gozoniego se convirtió en el rector número 191 de la Universidad de Oviedo en abril de 2016; un “privilegio –dice– reservado para muy pocas personas”. Pero desde esas fotografías en su Verdicio natal hasta su pose como máximo representante de la institución académica, “pasó mucho tiempo”. En diciembre de 1980 acabó la carrera y, al poco, ya logró una plaza de ayudante en Química Física. A partir de ahí, todo fue rodado: en el 84 leyó su tesis doctoral, en el 85 se fue a Holanda a hacer una estancia posdoctoral, en el 88 volvió a Asturias como profesor titular y en el 2005 sacó la cátedra. La foto con toga, birrete y medalla es reciente, está hecha en la biblioteca del Edificio Histórico y representa el “orgullo” de Granda. “Yo siempre digo que la Universidad es el lugar donde quería estar, independientemente de si cobraba mucho o poco. Ser rector llena de orgullo a cualquier universitario, aunque yo jamás me lo imaginé ni me lo propuse como meta. Creo que soy la misma persona, ya sea rector, químico o aquel que ayudaba en la casería de Verdicio”, reflexiona.

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