El agua es un recurso fundamental para nuestras vidas y para el conjunto de los ecosistemas existentes en nuestro planeta, de forma que es imprescindible trabajar para disponer de una cantidad de agua suficiente y con adecuada calidad, y que a su vez permita conseguir un buen estado de los ríos y acuíferos, gestionando a la vez los riesgos naturales derivados.

El agua es objeto de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por Naciones Unidas. Aunque desde Asturias no lo percibamos como tal, la escasez de agua afecta a un alto porcentaje de la población mundial, proporción que probablemente crecerá con el aumento de las temperaturas globales como consecuencia del cambio climático y la desertización, si antes no somos capaces de atajarlo. Cada vez más zonas del planeta están experimentando estrés hídrico, y el aumento de las sequías y la desertificación están empeorando estas tendencias.

Es por tanto responsabilidad de todos los países cuidar este recurso tan valioso, garantizar su buena gestión y fomentar las buenas prácticas en relación a su aprovechamiento.

El agua es uno de los recursos más importantes con los que cuenta Grupo HUNOSA en esta nueva etapa de adaptación a un escenario de descarbonización.

El agua, el nuevo recurso minero

Desde hace años se han realizado estudios enfocados al conocimiento y al aprovechamiento del agua de antiguas explotaciones mineras: se ha analizado la hidrogeología, se han realizado balances hídricos, perfiles de evolución térmica y se han llevado a cabo modelizaciones de comportamiento hidrodinámico. Todo ello enfocado a conocer mejor el acuífero subterráneo creado artificialmente después de casi doscientos años de minería en la cuenca carbonífera central asturiana.

Las instalaciones geotérmicas de Mieres y Langreo –los “disctrict heating” de los pozos Barredo y Fondón, respectivamente– constituyen la cara más visible del aprovechamiento hídrico en su ámbito energético que HUNOSA está llevando a cabo. Así, se trabaja en un plan de desarrollo de redes de calor con geotermia en las cuencas mineras que podría llegar a suponer una potencia térmica total de más de 50 MW con una inversión próxima a los 40 millones de euros.

No obstante, no es la única, ya que este recurso presenta otras opciones de uso. La actividad minera ha horadado multitud de galerías a lo largo de todos estos años, generando un enorme hueco subterráneo, estimado en unos 85 hectómetros cúbicos. Muchas de esas galerías conectan unos pozos con otros creando unidades de inundación independientes, lo que constituye una ventaja a efectos de gestión hídrica y aprovechamiento. Anualmente HUNOSA bombea unos 31,12 millones de metros cúbicos (media de la serie histórica de los últimos 19 años) para mantener los niveles de agua de sus explotaciones controlados, a lo que hay que añadir toda el agua no bombeada que es drenada de forma natural a través de bocaminas y pozos mineros. El resultado es asimilable a un embalse subterráneo de grandes dimensiones con distintas posibilidades de aprovechamiento.

Grupo HUNOSA trabaja en la utilización del agua bombeada para usos industrial y de consumo. En esta línea, se han analizado detalladamente varios proyectos tanto en la Cuenca del Caudal como en la del Nalón, enfocados a los dos tipos de abastecimiento anteriormente mencionados. Este uso viene apoyado por el hecho de que, en la mayoría de los casos, la calidad del agua es buena, llegando incluso en algunos de los afloramientos de antiguas minas de montaña a constituir auténticos manantiales.

Así, la caracterización físico-química de estas aguas permite definirlas como aptas para su aprovechamiento hídrico tras un simple tratamiento, y su cercanía a la red de abastecimiento de las principales ciudades facilitaría la conexión de su desagüe con el sistema de abastecimiento de la zona central de Asturias.

En el mismo marco de gestión del agua y del hueco minero, las antiguas explotaciones mineras subterráneas pueden aportar un volumen necesario para actuar como mecanismo mitigador de eventuales avenidas. Este aspecto medioambiental y de prevención de riesgos de inundación cobra especial relevancia en valles estrechos altamente urbanizados como los que existen en la cuencas mineras asturianas.

En línea con este aspecto medioambiental, la propia agua de mina almacenada en profundidad puede contribuir a mantener el caudal ecológico de los cauces mediante una regulación del vertido a los mismos, a través de una adecuada planificación enfocada a mantener dicho caudal en tiempos de estiaje.

Por todo ello Hunosa cree que el agua puede representar un nuevo recurso minero de futuro, no solamente quedándose en su gestión eficiente e inteligente, sino aprovechándolo como recurso energético destinado a climatización a través de district heating, o como potencial vía de utilización del propio recurso en almacenamiento, abastecimiento y garantía de suministro para usos industriales y de consumo. Un recurso limitado, vital y renovable que dará mucho de que hablar.