La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A las mascotas les pesan los kilos de la pandemia, aunque a unas más que a otras

Veterinarios asturianos constatan que la obesidad está muy presente en perros y gatos domésticos, sobre todo en determinadas razas de canes reseñadas por un estudio inglés

La playa de San Lorenzo, con muchas mascotas.

Dicen los expertos que la obesidad es el desorden nutricional más común en animales de compañía hoy en día, llegando a ser considerado una epidemia por muchos, especialmente en lo que se refiere a los perros. Cuando los animales consumen más energía de la que pueden gastar se generan un sinfín de enfermedades asociadas, que disminuyen la esperanza y calidad de vida del can: la artritis, la diabetes o neoplasias (tumores benignos) son algunos de esas enfermedades asociadas y que cada vez requieren más atención en las clínicas veterinarias. Y las de Asturias no son ajenas a esa tendencia. Rodrigo Martín Torre, de la clínica veterinaria “Agumar”, de Oviedo, asegura que el sobrepeso de las mascotas está presente en el día a día de su trabajo con consecuencias que derivan en todo tipo de patologías y afecciones en todos los niveles: metabólico, endocrino, articular, respiratorio o cardiaco.

Lo mismo apunta la Anabel Cortina, de la clínica veterinaria “Animalitas” de Oviedo, para quien es reseñable que tampoco los gatos se libran de un mal de moda generalizado. Dice Cortina que el sobrepeso en gatos acaba generando una predisposición a sufrir diabetes.

Y la obesidad animal parece ser que ha salido perjudicada con la pandemia. Los dos veterinarios ovetenses aseguran que, al igual que sus dueños, muchos animales han cogido peso con el confinamiento alcanzando valores por encima de los considerados saludables. Sin embargo, los dueños suelen restarle importancia y tienden a humanizar a sus mascotas.

Dos perros en una finca asturiana.

Tan relevante es la cuestión que ya hay estudios sobre la obesidad en las mascotas. Un de los últimos es el llevado a cabo por el “Royal Veterinary College” que ha concluido que más del 7% de perros en el Reino Unido tienen sobrepeso. El estudio, publicado por el Journal of Small Animal Practice, además de estudiar la prevalencia de obesidad en perros británicos, también ha estudiado factores de riesgo asociados, y ha concluido que el más relevante es la raza del animal. Es decir, que la genética juega un papel importante en que a los perros ingleses les sobren kilos.

En concreto se ha determinado que ocho razas de perro tienen mayor riesgo de padecer obesidad cuando se comparan con perros cruzados. De esta manera, las razas más propensas son los Carlino, Beagle, Golden Retriever, Springle Spaniel inglés, Border Terrier, Labrador, Cavalier y Cocker Spaniel. En el otro extremo se encuentran otras dos razas que mostraron un riesgo reducido de padecer obesidad; la raza Shih-tzu y Pastor alemán. Los investigadores advierten que se sabe poco sobre los genes responsables de esta predisposición, lo que sí se sabe es que en los Retrievers y Beagles son comunes las mutaciones que afectan al sistema leptina-melacortina, responsable de regular la ingesta de alimentos. La doctora Cortina explica que de su observación en la clínica, el sobrepeso es especialmente perjudicial en perros de raza pequeña. Y lo mismo en los pequeños que en los de mayor porte, si hay una inestabilidad articular previa, con el sobrepeso se generan microtrumatismos que pueden generar degeneraciones articulares".

Las razas Carlino, Beagle, Golden Retriever, Springle Spaniel inglés, Border Terrier, Labrador, Cavalier y Cocker Spaniel son las ocho con más propensión genética a la obesidad, según un estudio inglés

decoration

Pero el estudio inglés también incluye otras conclusiones como que a parte de la raza del perro, también existen otros factores que contribuyen a una mayor obesidad. La edad del perro influye, siendo más propensos a padecer sobrepeso los perros de mediana edad. Además, los perros macho castrados y los perros asegurados tienen más probabilidades también de que les sobren kilos.

Los científicos responsables del estudio lanzan otra advertencias sobre la existencia de otros factores que son igual de relevantes pero que no pudieron ser estudiados en su análisis, y es ahí donde señalan que el más importante es el estilo de vida de los dueños, especialmente si el propietario sufre sobrepeso o no. Otros elementos que pueden inclinar la balanza de un desorden nutricional de los perros tienen que ver con la relación existente entre el humano y el animal, y los bajos ingresos familiares, factores que pueden relacionarse con el tipo de dieta del animal, con sus patrones de alimentación y ejercicio. En relación con este último dato, la doctora Cortina segura que muchas familias recortan gastos comprando pienso de marca blanca, pero que a la larga “sale caro”. Este tipo de piensos contiene un alto contenido en cenizas y grasas, lo que provocará multitud de condiciones asociadas en el animal. Tampoco es recomendable, avisa, darles las sobras de nuestra comida: “La comida humana es alta en grasas y sales, por lo que los animales serán propensos a sufrir problemas renales y hepáticos”, añade Cortina, por no mencionar que hay incluso alimentos -como la cebolla, o el chocolate- que son tóxicos para ellos.

“La comida humana es alta en grasas y sales, por lo que los animales serán propensos a sufrir problemas renales si la consumen", avisa la veterinaria Anabel Cortina

decoration

Los autores del estudio británico aseguran que existe una necesidad de reconocer formalmente la obesidad en animales como una enfermedad. Además, aseguran que deberían priorizarse estrategias de prevención en las razas predispuestas a coger peso, por parte de dueños y veterinarios. La prevalencia estimada sugiere que los veterinarios no estaban registrando el estado de obesidad en muchos perros. Esto puede ser debido a que hoy por hoy, en el campo de la veterinaria, no existe una definición universal de obesidad que esté reconocida en todo el mundo, y los términos “sobrepeso” y “obesidad” se utilizan indistintamente.

La epidemióloga y autora del estudio, Camilla Pegram, asegura que, de la misma manera que la genética de los perros influye en la predisposición de las razas a sufrir obesidad, el estilo de vida también los hace. “Está claro que veterinarios y dueños deberían centrarse en estrategias de prevención en perros de todas las razas. Sin embargo, los perros identificados como alto-riesgo, como los Carlino, Beagles y Golden Retriever puede que necesiten un método más especializado”, asegura Pegram.

Por su parte las recomendaciones que Cortina y Martín hacen para disminuir el sobrepeso están basadas en tres pilares fundamentales: calidad y cantidad de pienso, ejercicio y visitas al veterinario. En relación al primer consejo, es necesario dar a los canes un pienso que se ajuste a sus necesidades. Como explica Cortina: “En perros castrados son necesarios piensos especializados porque sus necesidades energéticas disminuyen”. Pero lo más importante es el trabajo en equipo. Toda la familia debe estar concienciada con la causa.

Compartir el artículo

stats