Rubén Fernández García, ganadero de Quirós, asume de nuevo y por tercera vez, la presidencia del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ternera Asturiana, que avala la carne de las razas Asturiana de los Valles y de la Montaña. Rubén Fernández inicia el nuevo periodo con el objetivo de velar por los intereses de los ganaderos, empezando por preservar los precios en origen. El Consejo Regulador de la marca, que comercializó en 2020 más de 6 millones de kilos de carne de calidad certificada y producida en Asturias, cuenta con diez vocales de los sectores productor e industrial. Fernández revalidó el cargo con el apoyo de los cinco representantes de su candidatura y parte de los pertenecientes a la candidatura de los industriales. Los Estatutos señalan que si el presidente es de un sector, el vicepresidente debe ser del otro, aún no se ha llegado a un acuerdo.

–¿Cuál va a ser la marca diferencial de este mandato frente al anterior?

–Entro con mucha ilusión y ganas, agradecido por todos los apoyos que ha logrado nuestra candidatura independiente. La gente se volcó y ahí están los resultados. De los diez votos del Consejo tuve seis a favor y uno en blanco. Estoy satisfecho.

–¿La prioridad que le espera sobre la mesa?

–Defender al sector ganadero, sin duda. Vamos a seguir como hasta ahora. Los tiempos que corren son los que son y es necesario incidir en la promoción de la marca, pero ante todo quiero defender el precio en origen, fundamental para los productores.

–¿Existe riesgo real de que bajen los precios?

–Si se crea un monopolio, el precio va a manipularse según las directrices que marque. Por eso considero tan importante que la marca esté que estar de manos del sector productor, el más vulnerable. Nosotros criamos los terneros. La ganadería familiar debe sentirse protegida .

–Se ha enfrentado a una campaña tensa durante las elecciones...

–Fue muy dura, David contra Goliat. Nos enfrentamos a los poderes fácticos del sector: sindicatos, cooperativas agrarias, empresas privadas..., teníamos todo en contra menos lo más importante: el favor de los ganaderos.

–Recibió amenazas personales y descalificaciones de todo tipo, ¿pensó en dejarlo?

–Me llevé de todo: amenazas, insultos y una presión que no creo merecida. Esas descalificaciones no deben dirigirse a nadie. Decidí aguantar porque la marca está por encima de todo.

–Si algo quedó claro es la importancia estratégica que posee el sector de carne en Asturias.

–Fueron unas elecciones limpias. Parte de la industria apoya ahora nuestro proyecto así que será que no lo hicimos tan mal. Lo que no es viable es darle la presidencia a una empresa. La otra vez hubo empate y se decidió rotarla. En esta ocasión, por parte de la industria aspiraba a la presidencia Sergio Blasco, que participaba en la candidatura de Asincar por Xata Roxa, la marca de Aseava, una empresa que es de los ganaderos. Pienso que la decisión de presentarse tenía que haberse tomado en una junta de gobierno de Aseava, la asociación de criadores de la raza Asturiana, de la que soy vicepresidente. Estamos sorprendidos, la verdad.

–El proceso electoral de Aseava, ahora en manos de la justicia, es uno de los grandes frentes abiertos en el campo asturiano. ¿Teme sus repercusiones?

–Las decisiones van a tomarlas los jueces. El proceso se enquistó de tal modo que ha terminado en los tribunales. Los ganaderos no tenemos la culpa. Los empleados se creyeron los dueños de la asociación y el problema viene de ahí. La Junta de Gobierno tiene su responsabilidad por haber dejado la situación ir tan allá. Ahora hay que esperar a que los jueces digan la última palabra. Una de las candidaturas no cumplía la normativa, se les conminó a resolverlo y, por lo visto, tampoco lo hicieron.

–El consumo también vive un nuevo escenario con cambios de hábitos y una obsesión por lo “saludable”...

–Los consumidores de los hogares cada vez identifican más nuestra marca, quieren unas garantías. Crecemos en ventas y aumentan los productores.

–¿En que beneficia a un ganadero estar en la IGP?

–La marca aporta un valor añadido al producto. En algunos casos los ganaderos perciben hasta 50 céntimos más por kilo de carne, y los animales tienen garantizada la venta. En 2020, se certificaron 25.000 canales. Necesitamos vías de comercialización fuerte y sin complejos. Salimos al mercado, sin despreciar otras carnes, pero haciendo valer nuestras diferencias.

–¿La nueva PAC tendrá medidas específicas para la carne?

–El ganadero inscrito en una marca de calidad debería recibir algún tipo de recompensa. Enlazamos perfectamente con esta nueva política verde. Contribuimos a mantener el medio ambiente, controlamos la trazabilidad del producto y mantenemos las razas autóctonas. Todo eso habría que tenerlo en cuenta.

–El acceso a la tierra es uno de los condicionantes, sobre todo para los jóvenes ganaderos.

–Es necesario resolver esa cuestión. En muchos lugares el monte come terreno a los pastos por una mala gestión. A los jóvenes hay que ponerles tierra al alcance, el dinero sólo no sirve. El monte lleno de maleza es territorio abonado para incendios. Los mayores ecologistas somos los ganaderos. Nos enseñaron a utilizar el fuego, hay que hacer quemas controladas y abonar con estiércol. Lo contrario es actuar contra la naturaleza.

–¿Qué pasa con el lobo?

–Hay que ser valientes y hacer un plan en condiciones. El ganadero siempre convivió con el lobo, pero hay que controlarlo. Es verdad que el Principado se opuso a las medidas del Gobierno central, pero la ganadería está sufriendo daños irreparables. El lobo está matando más que nunca.

–¿Llegaremos a tomar esa carne artificial que preconiza Bill Gates, entre otros?

–No creo que todo eso llegue a nada. Está todo inventado. Hay que respetar todas las preferencias, pero la dieta tiene que ser equilibrada. La cadena de la vida está ahí. Yo como de todo y me encantan los animales. Tengo vocación de ganadero.