Disponer de un proveedor financiero fiable de negocio internacional es una cuestión estratégica”, asegura Beatriz Álvarez González, responsable del Área de Negocio Internacional de Caja Rural, área cuya estructura, asegura, la entidad ha reforzado y dotado de más recursos en los últimos años.

–¿Cómo han cambiado los mercados en el último año?

En el último año han tenido lugar importantes cambios en el panorama internacional, tanto de índole político (el Brexit, el nuevo gobierno en EEUU, guerras comerciales,…) como derivados de los efectos a escala mundial de la pandemia Covid, con colaterales como el incremento del precio de las commodities. Estos cambios están afectando al comercio internacional de una manera intensa y por ello hacemos un seguimiento continuo de los mismos, valorando sus efectos y su evolución. Es evidente que se ha incrementado la incertidumbre, pero también las oportunidades de hacer negocio. Así, se observan importantes cambios en las cadenas de valor globales, que son nuevas oportunidades para nuestras empresas. La aparición de nuevos aranceles y barreras de entrada alteran los costes y los precios de los productos y servicios, y por tanto, provocan cambios de clientes/proveedores y nuevas oportunidades de negocio.

Por otro lado, me gustaría destacar especialmente un factor de cambio que considero muy relevante por su efecto palanca. En este último año, una de las principales consecuencias de la pandemia a nivel empresarial ha sido el gran avance en la digitalización. Este avance está generando un impacto de gran calado en el negocio internacional. La digitalización favorece la globalización de la economía; tenemos la facilidad de ofrecer y vender nuestros productos y servicios en los mercados internacionales de una manera sencilla, segura y online. En definitiva, surgen nuevas oportunidades de negocio mediante los nuevos canales online y se multiplican las posibilidades de contacto y de relación con potenciales clientes. Empresas más consolidadas también han construido marcas a nivel global.

–Antes de la pandemia el número de empresas asturianas que buscaban nuevos mercados en el exterior iba en aumento. ¿Sigue siendo así?

–Si bien el comercio de las empresas exportadoras de Asturias se ha visto afectado por las restricciones de actividad y movilidad de la pandemia, lo cierto es que en general las empresas han continuado con sus iniciativas exportadoras. En mi opinión, en épocas de crisis, el negocio internacional atrae el interés de muchas empresas que, disponiendo de producto o servicios, se enfrentan a una caída de la demanda del mercado nacional y pretenden incrementar y diversificar sus fuentes de ingresos, o bien aprovechan las nuevas oportunidades que se generan. Por eso creemos que el número de empresas con intereses más allá de nuestras fronteras irá en aumento.

–¿Cómo les acompaña Caja Rural en ese paso?

–En los últimos años, nuestra entidad ha reforzado la estructura del Área de Negocio Internacional y la ha dotado de más recursos. No sólo por la demanda creciente de productos y servicios financieros para operar en el exterior por parte de nuestras empresas, sino porque compartimos su valoración: disponer de un proveedor financiero fiable de negocio internacional es una cuestión estratégica.

A muchos de nuestros clientes, cada vez menos, les sorprende el servicio internacional que ofrecemos siendo una Caja de ámbito asturiano. Tengo que decir que nos apoyamos en la fortaleza del Grupo Caja Rural. Gracias a las economías de escala, contamos con más de 100 corresponsales y damos una amplia cobertura en los mercados internacionales. Es más, nos mostramos muy proactivos en la búsqueda de acuerdos y convenios internacionales que redunden en beneficio de nuestros clientes. Una muestra de ello, y por ser lo más reciente, es el acuerdo firmado con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que permitirá a nuestros clientes explorar nuevas oportunidades de negocio o consolidar las existentes en Latinoamérica y el Caribe. Acompañaremos a nuestros clientes exportadores en sus transacciones, confirmando los créditos documentarios emitidos por más de 100 entidades financieras de 23 países de la zona.

Dentro de nuestra oferta, le hemos dado un peso muy importante al asesoramiento financiero. Contamos con asesores especializados que acompañan a nuestros clientes de una manera transversal: tanto en el estudio particular de operaciones individuales, como según las necesidades propias de su grado de internacionalización. No tienen la misma necesidad de asesoramiento aquellas empresas que se inician en la internacionalización que aquellas que ya están consolidadas internacionalmente.

No quisiera pasar la oportunidad de destacar el elevado grado de profesionalidad de los responsables del área internacional de las grandes empresas asturianas con las que trabajamos.

–¿Cuáles son sus principales productos en el ámbito del negocio internacional?

–En Caja Rural de Asturias, dar un servicio de calidad al negocio internacional de nuestras empresas ha sido una de nuestras principales prioridades en los últimos años. Somos conscientes de las expectativas de nuestros clientes respecto al servicio Comex: un servicio fiable, seguro, ágil y de calidad, en el que prime el asesoramiento.

Disponemos de una oferta completa, que se adecúa a las posibles necesidades financieras de nuestros clientes, tanto la financiación de importaciones y exportaciones, como los créditos documentarios, avales internacionales, forwards en divisa, factoring internacional sin recurso, etc. Muchos de estos productos pretenden eliminar o mitigar los riesgos añadidos al comercio exterior.

Pero, como indicaba, no sólo disponemos de una oferta completa de productos y servicios, sino que pretendemos aportar valores añadidos a la misma. Y en este sentido el asesoramiento, la agilidad y la calidad de servicio cobran una especial relevancia en la relación con nuestros clientes.

–¿Cuáles son las principales dificultades que se encuentran estas empresas fuera de nuestras fronteras?

–En el ámbito financiero, al tratarse de una operativa altamente especializada, el inconveniente principal que nos trasladan es la necesidad de asesoramiento, en un sentido muy amplio: sobre los productos a utilizar, las posibilidades que existen para acceder a nuevos mercados, cómo mitigar determinados riesgos comerciales, contrastar propuestas de sus clientes/proveedores, etc.