Si crece la educación superior, crece la economía de una región. Pero, ¿cuánto? A esa pregunta responde por primera vez una investigación de la Universidad de Oviedo. El profesor del área de Fundamentos del Análisis Económico Juan Francisco Canal Domínguez concluye en un reciente trabajo que un aumento del 10 por ciento en el número de universitarios genera un crecimiento del 0,12 por ciento en el PIB de las comunidades. Los beneficios, además, son mayores en las regiones menos desarrolladas.

“Hemos observado que el efecto de la formación universitaria sobre la riqueza de una región es mayor en aquellas comunidades que parten de una economía menos ventajosa”, subraya el investigador. Así, el incremento del número de universitarios genera un aumento del 0,81 por ciento en el PIB de las comunidades más pobres frente al 0,65 por ciento de las más ricas. Asturias, al situarse dentro del grupo de comunidades con un producto interior bruto inferior a la media nacional, estaría, de acuerdo con al estudio de Juan Francisco Canal, entre las autonomías más beneficiadas.

El estudio aporta también otro resultado novedoso: existen diferencias significativas en la relación entre el área del conocimiento en el que se matriculan los alumnos y el crecimiento económico de las comunidades. Lo que parece indicar que incentivar la matriculación en ciertas disciplinas puede ejercer un efecto beneficioso sobre el desarrollo económico de las regiones. “Desde el punto de vista de la universidad como formadora de mano de obra altamente cualificada, deberemos pedir que se forme a los trabajadores en aquellas disciplinas que mayor productividad generen para la sociedad, dado que debe exigirse un retorno de los fondos públicos destinados a la educación superior”, explica Canal. “Un trabajador parado es un trabajador improductivo, por lo que debe fomentarse la formación que más se ajuste a las necesidades del mercado de trabajo”, añade.

Los resultados de esta investigación, según el profesor Canal, “parecen respaldar la política educativa de la Comisión Europea, que considera las universidades como una pieza indispensable en la estrategia de un crecimiento económico sostenible”.