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Ansia por cruzar la frontera

Los concejos limítrofes con Galicia y Cantabria anhelan la caída de “los muros” que los aíslan de sus vecinos: “Son nuestros clientes”

Por la izquierda, César Álvarez y Fernando Suárez, en el puente de Porto, sobre el Eo. | T. C.

En las fronteras occidentales y orientales de Asturias se espera con ansia la caída de un “muro” que ha mantenido separados a vecinos de comunidades distintas durante casi medio año. El fin del cierre perimetral permite de nuevo el flujo de turistas, el desplazamiento para hacer compras y el reencuentro de amigos y familiares.

En el límite entre Asturias y Galicia cuentan las horas. “Los de Vegadeo tenemos mucho más que ver con los de Porto (Ribadeo) que con los de Cudillero. A uno y otro lado del Eo formamos un territorio con una idiosincrasia muy similar”, defiende el alcalde de Vegadeo, César Álvarez, encantado con recuperar cierta normalidad en la comarca asturgalaica.

Eva Berrazueta, en su tienda VR Moda de Unquera (Cantabria). | A. F.

“Los municipios limítrofes con Galicia padecimos un cierre perimetral, pese a contar con indicadores positivos en lo sanitario el noventa por ciento del tiempo”, añade el alcalde de Castropol, Francisco Javier Vinjoy. Se confiesa “feliz de que abran la frontera para poder desarrollar la vida de comarca que tradicionalmente se hace en el entorno de la ría del Eo”. Ya en mayo del año pasado, los municipios de la frontera asturgalaica pidieron levantar el cierre perimetral en la zona, atendiendo a su especial situación y a los buenos datos sanitarios que registraba el territorio.

El regidor de Ribadeo, Fernando Suárez, también puso de manifiesto la “experiencia inédita y muy dura” vivida por los vecinos del Occidente y de La Mariña lucense: “Queremos ir a Tapia, a Vegadeo o a Castropol, como supongo que los de Taramundi, los de los Oscos o los de La Caridad, por poner un caso, también estarán deseosos de volver a andar, pasear y comprar en Ribadeo y toda La Mariña”.

“Tenemos ganas de que se abra la frontera porque nos falta una parte muy importante de la clientela”, señala la presidenta de la asociación de comerciantes veigueños (Ascove), Isabel Menéndez. Y es que muchos pueblos del interior de Ribadeo o de los concejos lucenses de Trabada o A Pontenova son clientes habituales de las tiendas de Vegadeo. “Aunque son de la zona gallega hacen su vida en Vegadeo”, añade esta comerciante.

Por su parte, la directiva de la asociación de comerciantes de Ribadeo (Acisa) aguarda impaciente la apertura de fronteras. “Es una noticia que esperábamos con gran ansia. Durante la semana son muchos los vecinos del Occidente que vienen a comprar, a tomar algo o ver a sus amigos o familiares y, los fines de semana, eso se nota mucho más”, precisa el presidente del colectivo y natural de Figueras (Castropol), Francisco Iriarte.

El río Deva sirve de límite entre Ribadedeva (Asturias) y Val de San Vicente (Cantabria), pero a la asturiana Bustio y la cántabra Unquera son prácticamente la misma localidad. Una unión entre vecinos que se ha visto trastocada por los cierres perimetrales. Desde la imposición del estado de alarma, el puente que une ambas comunidades pasó a actuar de separador. Los vecinos claman porque “no tiene sentido que Ribadedeva y Val de San Vicente estén aislados”.

En Cantabria el comercio minorista ha permanecido abierto durante estos meses, aunque sin movimiento de clientes y con restricciones “suponía tener que abrir la puerta para nada”, asegura Eva Berrazueta, presidenta de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Unquera (ACEU), que regenta una tienda de ropa Se echa de menos a los asturianos que llegan a esta zona los fines de semana. Aquí se sienten “más asturianos que cántabros” y se definen como “un centro comercial con clientela de confianza”.

En el caso de Unquera, principal núcleo comercial de la zona, los empresarios esperan a la desaparición de las restricciones. “Ya se debería haber hecho hace tiempo”, coinciden. Aunque desde Bustio muchos vecinos podían pasar a Unquera para disponer de productos frescos de carnicería o pescadería. Eso ocurre también con los libros, productos de primera necesidad. A la Librería Infantil de Unquera podían seguir acudiendo clientes de Peñamellera Baja o Ribadedeva, por no tener un servicio similar más cercano. La propietaria, Eva Amigo, ha notado menos afluencia de clientes, pero lo ha compensado con el servicio a domicilio que comenzó a ofrecer hace ya un año. “He logrado hacer clientes nuevos en Asturias, la ventaja del pequeño comercio es que trata directamente con personas cercanas y se afianza la clientela”, afirma.

Esperan un buen verano, como dicen que fue el anterior, aunque miran con preocupación al cierre perimetral del concejo de Llanes, de donde también reciben clientes. Berrazueta apunta a la visibilidad en las redes sociales como “la salvación”. “Recibimos pedidos de gente del oriente de Asturias, que eran clientes habituales antes del cierre perimetral”, asegura. Otros empresarios apuntan a la importancia de restablecer las comunicaciones entre comunidades porque “cualquier asturiano que pasa por aquí para a comprar”.

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