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Me quedo en el pueblo

Santiago, el carpintero de Pen que construye y restaura hórreos

"Perdí la cuenta de la cantidad de estas construcciones que vi venirse abajo. Es una pena, hay que darles otro uso y el habitacional es el más indicado", afirma Somoano que lleva 20 años viviendo en el pueblo de Amieva

Santi Somoano, a la puerta de su casa.

A Santiago Somoano Simón, vecino del pueblo de Pen, en Amieva, le suele visitar algunas tardes un “colega de profesión”. Señala una vieja madera, en el exterior de su casa, y dice que allí se posa muchas tardes un pájaro carpintero a picar en el madero, sin duda un momento singular para este hombre que es carpintero, tallista y constructor de hórreos y paneras y que vive y tiene su taller en esta hermosa localidad de Amieva.

Santi Somoano señala el lugar del madero donde suele venir "a trabajar" un pájaro carpintero de la zona. Ana Paz Paredes

“A mi la profesión me viene de familia. Mi abuelo tenía un aserradero en Arriondas y allí de crío ya entré en contacto con la madera, como quien dice, crecí entre ella”, afirma él que, con los años y tras formarse en el Centro de Formación Profesional El Prial en Infiesto, empezó pronto a trabajar hasta que decidió, con el tiempo, ponerse por su cuenta.

Santi Somoano, en una parte de su taller en Pen. Ana Paz Paredes

Él, que es miembro de la Asociación Amigos del Hórreo, es defensor del uso habitacional de los mismos, una vez que han dejado de servir para lo que fueron creados. “Perdí la cuenta de los hórreos y paneras que he visto venirse abajo. Es una pena. A veces son de cuatro o cinco dueños que no se ponen de acuerdo para arreglarlo o bien no tienen dinero para ello, y otras veces quien los hereda es al final gente que vive en el extranjero".

Trabajos de restauración de talla en viejas colondras que ha utilizado para construir el portón de su casa. Ana Paz Paredes

Para este profesional enamorado de su trabajo y, aún más, del que conlleva restaurar o construir uno de estos graneros asturianos, "lo que no cabe duda es que tener un hórreo o una panera arreglada hoy en día, y aún si además ya no se guarda el producto del campo en ellos, es un lujo porque los materiales son caros y luego está la mano de obra. La única forma de que sigan conservadas y en pie es que se les de otro uso como el habitacional, pero sin que se modifique su estructura”, dice este emprendedor rural quien, al frente de Maderas Santi, su empresa, tanto construye hórreos y paneras como las rehabilita, además de hacer otros trabajos de carpintería así como de talla de madera. “La verdad que una estructura de un hórreo o una panera para alguien que le guste la madera es lo máximo; empecé con otra persona a hacer hórreos y tiempo después me puse por mi cuenta”, explica.

Santi Somoano muestra una pieza de un hórreo que está restaurando. Ana Paz Paredes

“Hago mucha artesanía con pieces viejes que ya no tienen utilidad. La puerta esta hecha con piezas de cureñes, colondras del hórreo que dicen en otros sitios, rehabilitando igualmente las tallas que tenían. Hago, desde pasos de escaleras, a tallas, muebles antiguos o maseres, por citar algunos trabajos. Rescato cuanto puedo de esa madera que acaba en nada o se picaba para leña”. Para este profesional de la madera hay trabajo para los constructores de hórreos, “y más habría, lo que pasa es que la gente se echa para atrás por tanto papeleo, por la burocracia. Claro que se podría rescatar más de estas construcciones. Yo rehabilité algunas para extranjeros, que les gusta mucho proteger este tipo de bienes muebles cuando los adquieren”, explica este vecino de Pen, contento de vivir en esta localidad de Amieva.

Santi Somoano explica la historia de la tallas hechas sobre viejas maderas de hórreos que se vinieron abajo. Ana Paz Paredes

“Se vive bien pero estamos abandonados con el tema de internet. Yo, cuando vine, tardaron cinco años en ponerme el teléfono tras solicitarlo. Tenemos un adsl que va lentísimo, ni te cuento lo que cuesta siquiera descargar una foto”.

Este profesional cree que hoy “no se puede vivir y emprender en un pueblo porque ¿de qué vives?. Lo primero necesitas un trabajo y en los pueblos no lo hay. En mi caso la casa es de mi mujer y tenemos también aquí el taller, pero tener que comprar una casa y emprender partiendo de cero en un pueblo lo veo complicado. Como no den ayudas o hagan algo como poner una buena conexión a internet, lo veo muy difícil. Sin embargo si se contara con ella yo creo que sí podría, al menos para algunos para quienes es imprescindible para trabajar desde casa. Le vendría muy bien a mucha gente y atraería a personas al pueblo", dice.

Preciosas vistas desde la casa y taller de Santiago Somoano en Pen (Amieva) Ana Paz Paredes

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