“Con quince años descubrí la figura del abogado como herramienta para buscar soluciones y porción de justicia”. María del Pino del Río Solano se erigió, con frases como esta, en la gran protagonista, junto con el veterano letrado Ignacio Álvarez Buylla, de la fiesta anual del Colegio de Abogados de Oviedo en honor a su patrón, San Ivo. Ayer recuperaron esta cita en el Calatrava en formato reducido con un emotivo y reivindicativo acto en el que fueron distinguidos 104 colegiados que acumulan 25 y 40 años de carrera a sus espaldas. La cita fue aprovechada por el decano del colegio, Luis Albo, para reclamar a sus colegas “seguir la senda de la deontología” y “honrar la toga”.

La sala de cristal del palacio de congresos fue el lugar elegido para una celebración que llegó con un año de retraso, como bien recordaron los premiados con las medallas de oro y plata, respectivamente. “En verdad ya llevo 41años”, puntualizó un Álvarez Buylla encargado de representar con su discurso a los 18 miembros del colegio reconocidos con la medalla de oro por superar cuatro décadas en la abogacía. Vio interrumpidas sus palabras hasta en dos ocasiones por lágrimas de emoción. La primera fue al recordar a José Luis Regadera, el letrado ovetense fallecido a finales de marzo del pasado año en plena pandemia. El segundo, al rememorar el fatídico accidente de tráfico en el que su padre, también llamado Ignacio, perdió su vida de forma trágica en 1981.

El experimentado jurista animó a sus compañeros a presentar la abogacía como “la profesión liberal por excelencia” y “no como una empresa” y animó a sus compañeros de promoción a organizar una fiesta cuando todos cumplan los 50 años de ejercicio profesional. “Espero que todos estemos bien y podamos disfrutarlo”, dijo cargado de buenos deseos y dando un dato de optimismo a sus compañeros. “Cuando terminé la carrera, la esperanza de vida era de entre 73 y 75 años y ahora está entre 83 y 85”, puntualizó.

Antes, María del Pino del Río Solano tuvo el “inmenso honor” de hablar en nombre de los 86 galardonados con la medalla de plata por su primer cuarto de siglo como abogados. La letrada desveló en su discurso el momento en el que tuvo “un flechazo” con la abogacía. “Tenía 12 años y estaba acompañando a mi madre a hacer uso de la recientemente aprobada ley del Divorcio”, relató en referencia a un instante en el que vio al abogado de su progenitora como un solucionador de problemas.

Ya para cerrar, el decano Luis Albo se dirigió a los presentes para hacer un llamamiento “al compañerismo” y “la deontología”, además de desear la pronta recuperación del uso de la toga en los juicios –actualmente restringido por la pandemia– como “símbolo de igualdad” entre magistrados y letrados.