“Mil años en el castro”, el primero de los seis libros que integran la nueva colección de LA NUEVA ESPAÑA dedicada a la cultura castreña asturiana, fue recibido ayer con elogios por los quiosqueros y lectores de toda la región. Hoy domingo sigue estando a disposición de quienes lo reclamen.

El quiosquero ovetense Alberto Llavona entrega un ejemplar a Óscar Cuervo.

Alberto Fernández pasó al mediodía por la librería San Francisco, en la ovetense plaza del Fresno, para recoger, como cada día, LA NUEVA ESPAÑA. No se dejó el libro. “Me parece muy interesante. Soy de Boal, y tengo mucho interés por ver qué dicen de los castros de toda esa zona”, explicaba. Su objetivo principal, en todo caso, es enseñarle los libros a su hijo: “Tiene 16 años y no ha pasado por un castro, quiero que los vea, a ver si empieza a interesarse por este patrimonio de valor incalculable que tenemos en Asturias”. Óscar Cuervo es un hostelero mítico de Oviedo: regentaba el bar Lito. Aunque ya jubilado, no pierde la costumbre de acudir cada mañana a La Palma para coger este periódico. “Tiene muy buena pinta”, afirma, mientras hojea el primer libro de la colección.

El quiosquero Alfredo Arbesú y su cliente José Bernardo Río, en El Berrón. | INÉS GAGO

En Gijón, Bruno Presencia, que trabaja en el quiosco del Muelle, abrió ayer la persiana de su negocio con la nueva oferta cultural, de la que vendió numerosos ejemplares. “Parece que van a ir por el mismo camino que la colección del año pasado sobre arte ruprestre, que gustó bastante”, vaticina el comerciante. Este recorrido por la Asturias de la Edad de Hierro, etapa en la que se documentan las primeras fortificaciones en territorio astur, “despierta el interés de los seguidores más fieles de la historia asturiana”, cuenta Presencia. También son muchos los que, ajenos a la cultura castrense, sintieron curiosidad por el contenido del volumen: fotografías, tomas aéreas, mapas de localización, infografías e ilustraciones. Entre ellos, Juan Albert y María Luisa de la Rosa, dos alicantinos acérrimos lectores de prensa que, “tras dos años viviendo en Gijón”, ven en esta colección una oportunidad para seguir conociendo un poco más la cultura regional: “No obstante, ya conocíamos algunos de los castros más importantes, como la Campa Torres o Coaña”. Otro de los interesados que preguntó por la primera entrega fue Antonio Serrano, cliente habitual del quiosco del Muelle, muy entusiasmado por la nueva colección de LA NUEVA ESPAÑA. “Siempre tratan sobre partes de la historia importantes, relatadas de forma muy interesante”, comentó el cliente.

Juan Albert y María Luisa de la Rosa, con el periódico y el libro, en Gijón. | MARCOS LEÓN

Los avilesinos han acogido con entusiasmo el primer volumen. Como ejemplo, el puesto de venta de prensa y revistas Marian, de la calle González Abarca, que regenta Jesús Viña, había agotado los ejemplares asignados a mediodía: “Confío en recibir más libros mañana (por hoy), comentó el quiosquero”. Carolina Costas, empleada del quiosco Pirulí, de la plaza de España, valoró la iniciativa editorial: “Es una idea muy interesante, en lo que llevo de día ya he vendido varios ejemplares”. Una clienta de este punto de venta, Montse Boza, destacó que se trata de “una forma de seguir descubriendo la riqueza que atesora Asturias”. En el barrio avilesino de Sabugo, el vecino Fernando Vázquez aprovechó el momento de tomarse un café matutino en una terraza para ojear LA NUEVA ESPAÑA y descubrir la nueva colección de libros: “Me parece una lectura muy adecuada para estos días de verano en los que tenemos más tiempo libre”. Vázquez destacó la maquetación y evocó los tiempos en los que, siendo estudiante, hizo una excursión a un castro para ver in situ una de esas construcciones milenarias: “Creo recordar que fuimos al de Coaña”.

Antonio Fernández ojea el volumen en una librería de Mieres. | ANDRÉS VELASCO

En Mieres del Camino, Juan Luis San Martín es uno de los responsables de la Librería La Pilarica. “En apenas unas horas hemos despachado casi todos los libros que teníamos, está teniendo mucho éxito”, señala este experimentado librero mierense. “La verdad es que recuerdo que las últimas publicaciones que está editando LA NUEVA ESPAÑA siempre han tenido una gran aceptación”, apunta. Por la puerta del establecimiento entra Antonio Fernández, quien pide el diario y también el libro. Le echa un rápido vistazo a la publicación, que en su casa leerá con más detenimiento. “Me pareció muy interesante conocer la historia de los castros, y tengo ganas de llegar para verlo”, apunta.

Hay una cosa que el sierense Ángel Salazar tiene muy clara: a él le va a “flipar” ir a un castro, porque le “encanta” la historia. Su periodo favorito es el neolítico, aunque tiene 10 años, muchas dudas y muchas cosas por conocer, y es verdad que, por cuestiones temporales, estas edificaciones se le escapan un poco de esa época, pero bueno, va a ir a visitarlas seguro. Y probablemente, lo haga con su abuela, que se llama Mariví García y que, un poco más mayor que él, tampoco ha ido nunca a un castro. Al ver a su nieto ilusionado, en el quiosco de la Pola, no puede resistirse a comprarle el libro. Quizá sea el plan que hagan juntos, quien sabe. “Son libros muy específicos y están a muy buen precio”, cuenta Alfredo Arbesú, el quiosquero de LA NUEVA ESPAÑA del Berrón. Él sí que ha visitado más de una vez un castro: “Era la excursión que siempre hacíamos con el instituto”, rememora. Su cliente, José Bernardo Río, con el que hay una pasmosa familiaridad, se ríe con él: también era el viaje escolar que él hacía cuando estudiaba. Y todavía fueron a uno hace poco, con toda la familia, “porque son muy bonitos y encima parte de la historia”, dice. El quiosquero echa un vistazo al libro: “Las imágenes son impresionantes”. Sin saberlo, su percepción coincide con la de Mariví y su nieto, que también se llevaron un libro de lo mucho que les llamó la atención.