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Javier Fernández: “La identidad asturiana es abierta, no une contra nadie ni es política”

Barbón alaba la “valentía” del expresidente, premio de la Federación de Centros Asturianos: “Potenció la sanidad cuando otros la recortaban”

Por la izquierda, Adrián Barbón, el premiado Javier Fernández, Manuel de Barros y Gregorio Pérez, ayer, con el premio “Carabela” de la Federación de Centros Asturianos. | Marcos León

“Entiendo que este premio se debe a lo que hemos hecho todos los presidentes: no olvidarnos de la Asturias emigrada”. Con estas palabras agradeció ayer el expresidente asturiano Javier Fernández la entrega del premio “Carabela” de la Federación Internacional de Centros Asturianos (FICA) en una gala celebrada en la Colegiata San Juan Bautista de Gijón y que llegó con un año de retraso, ya que el premio correspondía a la convocatoria de 2020, aplazada por la pandemia. Acompañado por su sucesor al frente del Principado, Adrián Barbón, y glosado por el también expresidente Antonio Trevín, Fernández abogó por defender la identidad asturiana “como con las copas de vino, sin llenarla nunca del todo”. “La identidad asturiana es abierta, y jamás quiso ser política. Nuestros vínculos no nos unen contra nadie”, defendió.

Parte del público | MARCOS LEÓN

La gala contó con la presencia de múltiples autoridades políticas y del tejido asociativo regional vinculado a la inmigración. Acudieron, entre otros, la secretaria socialista de Organización, Gimena Llamedo; el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde; el senador Fernando Lastra; y Carlos Siñeriz, director general de la Fundación Cajastur. También Gregorio Pérez, secretario de la Fundación –que gestiona la Colegiata– y presente en la mesa de ponentes junto a Barbón, Fernández y Manuel de Barros, presidente de la FICA. “Es un motivo de orgullo que podamos reunir una parte de la historia de Asturias con varios de sus presidentes”, expresó Pérez. De Barros, por su parte, se felicitó de sacar adelante el evento “tras un año y medio muy duro”, y aseguró que su federación “está muy preocupada por la situación en Cuba”.

Fernández y Barbón, con las socialistas Gimena Llamedo y Ana María Alonso. | MARCOS LEÓN

Barbón, aunque a la entrada de la Colegiata saludó de forma muy breve al homenajeado, defendió después su “valentía”. “Me preguntan si me arrepiento de haber aceptado y digo que no, porque es cierto, pero también lo es que yo no elegí gestionar una pandemia. Javier, sin embargo, sí eligió uno de los momentos más complejos, en plena gran recesión económica, para ser presidente, consciente del desgaste que podría suponerle”, señaló. Barbón le atribuye parte de los méritos de los que ahora puede presumir la región: “En una época en la que el resto de España recortaba la sanidad, Javier Fernández la potenció, y cuando el resto del país cerraba escuelas, sobre todo rurales, él mantenía colegios de Asturias con cuatro alumnos”. En temas de emigración, el Presidente recordó que su equipo sigue trabajando en “una oficina de retorno para facilitar los trámites de quienes quieran volver a la región”.

Alonso conversando con el rector, Ignacio Villaverde, y Carlos Siñeriz, de la Fundación Cajastur. | MARCOS LEÓN

El también expresidente Antonio Trevín, encargado de glosar ayer al premiado, señaló que Fernández abrió paso hace ahora dos décadas a “una época de sosiego tras años de crisis política”. “Siempre lo pienso: menos mal que perdimos aquel congreso en el año 2000”, bromeó en referencia a la primera victoria de Fernández como secretario general de la FSA. Destacó también la inherente empatía del premiado con la emigración, porque su familia viajaba a Francia para visitar a sus parientes exiliados, y apreció su “verdadera vocación política”. “Llegó con la vida resuelta, siempre fue libre de quedarse o de irse, y así lo hizo”, concluyó Trevín.

El expresidente Antonio Trevín, durante su glosa del homenajeado. |  MARCOS LEÓN

El expresidente Antonio Trevín, durante su glosa del homenajeado. | MARCOS LEÓN

Fernández, que incluso pidió disculpas por “la exageración de méritos” de los otros intervinientes, explicó, sobre su visión de qué significa ser asturiano, que él pertenece “a una generación que creyó que había que cambiarlo todo”, pero que ahora “la edad” le ha hecho “preferir trabajar para que algunas cosas simplemente no se deshagan”. “La importancia de los centros asturianos, por tanto, es fundamental”, reivindicó, cerrando su discurso citando la novela de Valle-Inclán “Tirano Banderas”, con un pasaje en el que un personaje explica que, en la distancia, se siente cerca de “su villa asturiana” leyendo los periódicos locales.

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