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Un movimiento sin proyección en la pantalla

El cine ha prestado muy poca atención a las sufragistas

Un fotograma de la película “Sufragistas”.

El sufragismo se ha proyectado poco en el cine. Casi nada. Sorprende: un movimiento de tan alto calado político y social apenas tiene reflejo en las películas. Hollywood, tan dado en ocasiones a realzar la épica de quienes se oponen a situaciones injustas y opresoras, ha mirado hacia otro lado. Y el resto de cinematografías, otro tanto. Con todo, la escasa filmografía, cuenta con una joya de muchos quilates: Las sufragistas (Sarah Gavron, 2015). También se pueden sumar documentales, con piezas históricas como “Die suffragette” (1913), cinta muda alemana, o “Make more noise. Suffragettes in silent movies” (2015).

Elvira Mínguez, en la serie de TVE sobre Clara Campoamor. Tino PERTIERRA

Y mejor olvidar la presencia de sufragistas como ocurrencia jovial o chistosa (como Mary Poppins (Robert Stevenson, 1965), con esa madre que desatiende a sus críos para luchar por los derechos femeninos en la Inglaterra de 1910, o La carrera del siglo (Blake Edwards,1965), con una Natalie Wood pasada de rosca. Incluso el reputado James Ivory se dejó llevar por el estereotipo en su adaptación de la misógina novela “Las bostonianas”, de Henry James. La película, sostenida sobre la gran interpretación de Vanessa Redgrave, comete el mismo error que los críticos achacan al original literario (reconocido por el propio autor) y somete a la lucha por la emancipación femenina a un baño de ironía superficial .

En el caso de Mary Poppins encontramos, incluso, una guerra sorda en la cocina del proyecto: la autora de la novela P.L. Travers, rechazó de plano que Disney convirtiera a su Winifred Banks en sufragista para explicar por qué necesitaba una niñera que cuidara de sus niños. “¡De ninguna manera voy a aprobar esto!”, dicen que dijo. El astuto Walt se salió con la suya aunque como “compensación” se coló una “canción protesta”: “No habrá ya humillaciones, ni más sufrir cuando el sufragio la mujer pueda exigir. ¡Todas a la lucha!”

Pero volvamos a la gran película que es un islote en medio de un océano de indiferencia cinematográfica: Sufragistas, con guión de Abi Morgan y protagonizada por Carey Mulligan, Helena Bonham-Carter y Meryl Streep, relata la historia de las sufragistas británicas que dieron un vuelco a sus actividades de protesta, cambiando las actuaciones pacíficas por otras más violentas, sobre todo centradas en destrozar mobiliario urbano. Estamos en 1903: Emmeline Pankhurst (Streep) y otras camaradas socialistas del Partido Laborista Independiente crean la WSPU (Women’s Social and Political Union) con el lema “Voto para las mujeres”. La radicalización (“¡Hechos, no palabras!”) conllevó pérdida de apoyos y las que siguieron la lucha se enfrentaron a penas de cárcel. Y tras las rejas hubo huelgas de hambre que se convirtieron en un símbolo de lucha. Película veraz, honesta y de austeridad imprescindible, emocionante desde la crudeza. La directora es especialista en documentales. Y vaya si se nota.

Aunque de menor talla, Ángeles de hierro (Katja von Garnier, 2004) es una sólida producción televisiva sobre las activistas Alice Paul (Hilary Swank) y Lucy Burns (Frances O’Connor) en la Norteamérica de 1910. España aporta la correcta película para televisión Clara Campoamor, la mujer olvidada (Laura Mañá, 2011), que aborda, más que la vida de Campoamor, todo lo que sucedió antes del 1 de octubre de 1931.

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