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La hora de hablar del futuro de Asturias

El debate sobre el estado de la región, una oportunidad para señalar un nuevo camino

Imagen de archivo. Irma COLLÍN

El llamado debate sobre el estado de la región (en puridad el debate de orientación política) debería ser el punto de inflexión para que el Gobierno regional marcase la apertura de una nueva etapa en Asturias, superada la pandemia (superada no significa olvidada). Es la hora de centrar la discusión en lo que el Gobierno y los partidos con representación en la Junta General quieren que sea el Principado en los próximos años, con retos fundamentales como la reconversión verde, el modelo de región que debe salir tras la inyección de los fondos europeos o la forma de salvaguardar el corazón industrial de Asturias frente a la escalada del recibo eléctrico.

Sin embargo, hay sobre la mesa algunos asuntos que, guste o no al Ejecutivo, coparán parte de los titulares: uno de ellos la oficialidad del asturiano, una decisión política de calado que el Gobierno está dispuesto a afrontar en una reforma del Estatuto de Autonomía.

El presidente del Principado, Adrián Barbón, inicia la partida con la primera mano: un discurso que centra la jornada de hoy y que deberá ser el marco para apuntar los principales objetivos del Ejecutivo socialista para el presente curso. Los presupuestos volverán a ser uno de los imanes para concitar una mayoría amplia, pero al Ejecutivo las opciones se le estrechan: la izquierda del PSOE (IU y Podemos) está dispuesta a negociar como un bloque hegemónico las futuras cuentas de Asturias, con el afán de acaparar los logros y no permitir a los socialistas que saquen pecho de una supuesta pluralidad. Con todo, Barbón tratara de hacer una llamada a acuerdos amplios, una posición muchas veces repetida pero que a algunos partidos de la oposición les parece hueca.

LA NUEVA ESPAÑA ya ha desgranado cuáles son los arietes del Gobierno, pero está por ver que la oposición, fuertemente polarizada ideológicamente, compre todos o parte, o ninguno.

Los debates de orientación política raramente sorprenden. Como mucho sirven para asentar el marco conocido, así que no será de extrañar que la oficialidad se cuele de manera recurrente. En todo caso, la pandemia dejará de ser parapeto: por mínimos que sean los contagios hay que seguir teniéndola en cuenta, pero no más que otras enfermedades. En definitiva, es una oportunidad para pasar página y hablar de ese futuro incierto y borroso, pero en el que muchos asturianos sitúan sus esperanzas. 

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