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Gemma Cortijo Directora ejecutiva de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos

“Cuando EE UU había dado el 25% del PIB en ayudas, España llevaba el 0,1%; esa es la diferencia”

“Asturias tiene un núcleo de empresas muy importante en las áreas hacia las que se enfoca el plan de inversión en infraestructuras de Biden”

Gemma Cortijo. | Ángel González

Para salir del covid “a lo grande y rápido” (el lema es “go big and go fast”), Joe Biden tiene casi tres billones de dólares para reconstruir Estados Unidos, un plan de infraestructuras y una agenda de gasto social para construir, reformar, acelerar la transición ecológica y abrir el momento con mejores perspectivas para la inversión extranjera en Norteamérica. De la rotundidad de esta última afirmación responde Gemma Cortijo, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos, una oficina de enlace para guiar a las empresas españolas en América que justo en este momento de tránsito de la zozobra a la esperanza viene de organizar en Gijón el undécimo foro empresarial España-Estados Unidos.

–Tome la temperatura a las relaciones comerciales después de la pandemia.

–Las exportaciones de España a Estados Unidos se redujeron. Las importaciones, sin embargo, se han mantenido, con lo que la balanza comercial tiene ahora algo más de desequilibrio. A la crisis sanitaria se unió el problema de los aranceles, que aún padecíamos a principios de 2020, y ambos factores determinaron esa reducción de las exportaciones. Pero creo, claramente, que esto se va a recuperar. Veremos lo que sucede con los datos finales de 2021, pero en 2022 esas relaciones se habrán restablecido por completo. Pese a los problemas de la pandemia, la inversión española en Estados Unidos ha continuado y España sigue siendo uno de los principales inversores extranjeros, en el puesto número diez.

–¿Qué oportunidades hace concebir el gran plan inversor de la administración Biden?

–Estamos hablando en realidad de dos paquetes legislativos. El que el presidente Biden firmó el pasado lunes, el “plan bipartidista de infraestructuras”, bipartidista porque ha sido suscrito mayoritariamente por demócratas y republicanos, compromete 1,2 billones de dólares –en torno al billón de euros– y la mitad se destinará a obra nueva, pero también tiene otra parte muy importante dedicada a la renovación de las infraestructuras. El viernes, la Cámara de Representantes aprobó el segundo, dotado con 1,7 billones de dólares (1,5 billones de euros) y destinado a gasto social, incluyendo el apoyo a la transición energética de Estados Unidos, con un programa muy agresivo de incentivos fiscales y apoyo directo para el desarrollo de las energías renovables, desde las empresas al consumidor. Si los unimos, estamos hablando casi tres billones de dólares.

–Son sectores que las empresas asturianas tienen muy trabajados.

–Sí. Estos días hemos visitado por ejemplo la planta de ascensores de Thyssenkrupp. Ellos ya están muy implantados en Estados Unidos, con dos fábricas, pero seguro que esto les va a dar mucho más negocio. Han instalado todos los ascensores en el aeropuerto de Laguardia, están trabajando en el JFK, y ahora este plan va a ayudar a renovar todos los aeropuertos del país… Aquí hay una oportunidad clara para este tipo de empresas. Lo mismo sucederá con la parte cementera de la Corporación Masaveu o con empresas de energías renovables que vendan maquinaria para estos usos, o de equipamientos para infraestructuras, o ingenierías… Es una oportunidad directa para toda España, pero Asturias tiene un núcleo de firmas muy importante en esas áreas.

–¿Diría que estamos ante el momento con mejores perspectivas para invertir en Estados Unidos?

–Sin duda. Si nos centramos en el plan aprobado el lunes, ya supone la mayor inversión en infraestructuras en muchísimos años. De hecho, casi no se sabe ni decir cuándo fue la última vez que se destinó dinero de esta forma a las obras públicas del país. Para las empresas españolas, a nivel tecnológico y de innovación, por la maquinaria que usamos y nuestro “know how”, son todo oportunidades.

–¿En qué más actividades?

–Otro sector que va a recibir muchísima inversión es el ferroviario, en todos los aspectos, desde las vías a trenes nuevos… Hay que tener en cuenta que allí no hay tren de alta velocidad, ni siquiera de velocidad alta. Animo mucho a las empresas a que den el paso y se lancen a abordar el mercado norteamericano, porque además el dinero no se va a aportar de un día para otro, sino que se espera que sea un plan a diez años y da tiempo a las empresas para empezar a llamar a puertas. También hay compañías asturianas que están trabajando para otras firmas importantes globales españolas, como Iberdrola o Ferrovial, que ya están desde hace muchos años en Estados Unidos y que se van a aprovechar mucho de esta inversión.

–Consejos para pymes y grandes empresas: ¿qué hay que saber hacer para coger este tren?

–Yo trabajaría mucho con las organizaciones locales. Todos los gobiernos locales van a tener acceso a esos fondos, así que sería un buen punto de partida establecer contactos con las oficinas económicas de estados y ciudades para conseguir toda la información. Si trabajan para grupos importantes de infraestructura o telecomunicaciones, también deberían canalizarlo a través de ellos. Luego están también organizaciones como la nuestra, que obviamente puede ayudar a conectar a las firmas con los actores principales. Habrá fondos estatales y federales, y en este ámbito el “Build America Bureau” es la oficina que va a manejar todo el presupuesto, así que también sería interesante conectar con ella.

–¿Alguien que representa intereses extranjeros se ha quitado un peso de encima con el relevo en la Casa Blanca?

–Se perciben diferencias claras. De entrada, desde su llegada Joe Biden ha tenido claro que su prioridad era atajar la progresión del covid, algo que la presidencia anterior negaba. Ahí ya tiene un punto de partida diferente. La administración actual estaba convencida de que debía vacunar cuanto antes y así lo hizo para poder centrarse luego en la economía y la agenda social, que es muy importante para este gobierno. Cada presidente de Estados Unidos tiene un gran proyecto por el que quiere ser recordado. Para Obama fue el “Health Care”; para Trump, el “tax reform”… Biden tenía claro que Estados Unidos necesitaba un nuevo plan de infraestructuras con una inversión muy importante, no sólo porque hay que renovar la obra pública del país para no perder competitividad, también para generar nuevos puestos de trabajo competitivos y de futuro. Él entiende que la transición energética va a ser muy útil en este aspecto.

–Estados Unidos vacunó muy rápido al inicio de la campaña, pero tiene un problema de resistencia a la vacuna. ¿Aprecia un riesgo de involución económica ahí, o en las nuevas variantes del virus?

–No. Llevo dieciocho años viviendo en Estados Unidos y el único momento en el que vi al país en shock y parado fue el de todos los países, desde marzo de 2020 hasta aproximadamente mayo. Se vio en el empleo, que en el segundo trimestre de 2020 bajó muchísimo, con el desempleo en cifras nunca vistas. Lo normal es un tres por ciento y en el verano ya había recuperado niveles en el entorno del cuatro. Hemos vuelto a la normalidad. No se paran las cosas en Estados Unidos. Al contrario. El PIB ya subió muchísimo en el tercer y cuatro trimestres del año pasado y no creo que la aparición de nuevas variantes pueda afectar a la evolución de la economía. Sí puede haber un riesgo con la inflación, porque tiene repercusiones en los salarios y en la competitividad de las empresas, pero en general no creo que se pueda ver afectado por nuevos brotes de la pandemia.

–La economía del país se ha recuperado muy rápidamente de los embates del virus. Quizá Europa pueda sentir cierta envidia.

–La gran diferencia son los fondos directos de ayudas a empresas y personas, el dinero que las compañías recibieron directamente en sus cuentas bancarias para pagar nóminas o alquileres, por ejemplo. La pandemia estalla en marzo y en abril ya estaba listo el primer paquete de ayudas. ¿Y sabe cuánto costaba pedirlo?

–¿Cuánto?

–Exactamente cuatro días. Los fondos se los distribuían a los bancos y eran ellos los que se encargaban de dárselo a las empresas. Bastaba con una descripción de la compañía y con remitir los resultados de 2020 para compararlos con los del año anterior. En cuanto se comprobaba que había una reducción de beneficios de más del 25 por ciento, inmediatamente te daban el dinero. Esa ayuda directa y los cheques que iban directos a los consumidores, más las ayudas federales al desempleo consiguieron que los americanos no perdieran poder adquisitivo, que las empresas no se tuvieran que descapitalizar y pudieran seguir funcionando. Hubo además varios paquetes, uno al principio, otro antes de Navidad y otro después. En Europa, los fondos van a venir. Estados Unidos ya invirtió el dinero en el momento en el que estalló la crisis. Esa es la diferencia. Por eso Estados Unidos ha podido continuar sin problemas y se ha recuperado antes, porque se invirtió en el momento en el que las empresas y las personas los necesitaban. Cuando allí habían dado un 25 por ciento del PIB, en España se había entregado un 0,1. Esa es la razón, no hay otra. Por eso estamos ahora donde estamos.

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