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Investigación, divino tesoro | Geología

Cuando la Tierra era solo un supercontinente

El geólogo Federico del Pozo simulará por primera vez en 3D cómo nació Pangea, a partir de los restos que se conservan en Asturias de la colisión entre placas que tuvo lugar hace más de 300 millones de años

El profesor Óscar Merino Tomé y el doctorando Federico del Pozo Díaz, delante de la Facultad de Geología. | Irma Collín | IRMA COLLÍN

Asturias retrocederá 300 millones de años para reconstruir (y entender) cómo se formó Pangea, la unión de todos los continentes en uno solo gigantesco. Federico del Pozo Díaz, granadino de 32 años, pondrá la “guinda” a un proyecto “muy ambicioso” que lidera la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo y en el que participan investigadores de Madrid, Barcelona, Salamanca, Córdoba, Ginebra, Milán, Japón, Texas y Canadá. “Mi papel es coger todas las piezas del puzzle que me van llegando y montarlo para reconstruir la historia de la Tierra hace más de 300 millones de años”, resume el doctorando andaluz. Pero, lógicamente, esa unión de piezas tiene una enorme complejidad. Del Pozo tendrá que transformar en números las características –desde la edad hasta la composición– de decenas de columnas estratigráficas. ¿Para qué? Para obtener al final del todo una imagen en 3D: la de la colisión, por primera vez, de los dos supercontinentes –Gondwana en el sur y Laurasia en el norte– que dieron lugar a Pangea.

“El principal problema que tenemos es que la escala en la que trabajamos se escapa de la visión humana”, comenta Óscar Merino Tomé, profesor titular del departamento de Geología y uno de los directores de la tesis de Federico del Pozo. De ahí, la importancia de la investigación que realiza el granadino, utilizando aplicaciones informáticas que le permitirán simular el nacimiento de Pangea. El trabajo del joven geólogo no es solo de campo, sino también (y sobre todo) de ordenador: convertir en números la información que aportan multitud de capas de rocas sedimentarias. Los números que necesitará el software –de creación francesa y utilizada originalmente para la exploración de petróleo– para grabar esa película de nuestro pasado. “La historia de la Tierra es un libro muy voluminoso, pero al que aún le faltan muchas páginas”, asegura Del Pozo.

Algunas nuevas son las que espera incorporar el grupo de investigación GEOTEC (Geofísica y Tectónica) de la Universidad de Oviedo. Porque, además, Asturias tiene la llave para abrir la puerta de ese pasado. En el Principado se encuentran parte de los “retazos” de la cuenca sedimentaria que se formó durante la colisión de las placas tectónicas que originó el supercontinente de Pangea. “Cuando chocaron la India y Asia surgió la cordillera del Himalaya. Al sur de ella se formó una cuenca sedimentaria análoga a la que hubo aquí en el período Carbonífero”, detalla Óscar Merino. Esa cuenca sedimentaria, resultado del nacimiento de Pangea, constó de “varios centenares de kilómetros de ancho y más de 300 kilómetros de largo en la parte final de su historia, que abarcan desde los Pirineos hasta el norte de África”. Hoy hay piezas aisladas de ese puzzle que quiere reconstruir Federico del Pozo en África, Francia, Alemania, la Península Ibérica... Pero es en Asturias donde esos restos están mejor conservados.

Federico del Pozo, en el aula donde trabaja.

El geólogo granadino, que lleva justo un año en el programa de doctorado de la Universidad de Oviedo, aspira a poder mostrar no solo con precisión cómo Gondwana y Laurasia colisionaron hace más de 300 millones de años formando Pangea, sino también a qué velocidad lo hicieron, cómo se produjeron los procesos de erosión y sedimentación, cómo se originaron los arrecifes en el Carbonífero... Precisamente, los arrecifes tendrán una mención especial en la tesis de Federico del Pozo, ya que “ahora son montañas como el pico Urriellu o la Sierra del Sueve, pero en el pasado fueron plataformas y pequeñas islas tropicales similares a las que hoy Kazajistán utiliza como trampas de petróleo”.

Pero los 300 millones de años quedan muy atrás. ¿Para qué servirá la investigación que está haciendo la Facultad de Geología? Para, a nivel de ciencia básica, “conocer mejor el pasado de nuestro planeta”, responde Del Pozo. Y, en un terreno más aplicado, para “predecir cómo se van a formar otros continentes en el futuro y explorar recursos geológicos”. Porque, como advierte Óscar Merino, dentro de decenas de miles de años el mar Mediterráneo desaparecerá como consecuencia del constante movimiento de las placas tectónicas, imperceptible en una vida humana. “Los continentes son como fragmentos de la cáscara de un huevo, flotando y moviéndose sobre la clara”, dice Del Pozo. Según las previsiones de algunos investigadores, dentro de 250 millones de años habrá otra Pangea y se podrá caminar desde Alaska hasta Australia sin tener que mojarse los pies.

El geólogo andaluz llegó a la Universidad de Oviedo procedente de la de Granada de la mano de un contrato predoctoral FPI, vinculado al proyecto de investigación que lidera el grupo de GEOTEC. “Fue el proyecto de investigación más próximo a mis intereses y me presenté”, cuenta. A Asturias llegó el pasado año, tras haberse formado previamente en el manejo de herramientas informáticas. “Hice varios cursos y ese conocimiento en informática y matemáticas me está viniendo bien”, afirma. Algo que valora especialmente Óscar Merino, ya que, recalca, “ese conocimiento se quedará en la Universidad de Oviedo”. Del Pozo está convencido en que su futuro está en la investigación. “El que se mete en esto es porque quiere seguir en ello. Es un proceso laborioso, sobre todo la solicitud de una ayuda, pero estoy muy contento. No hay que tener miedo a preguntar”, señala. Merino dice que “el doctorado es el carné de conducir de la investigación” y reconoce que la carrera científica es dura: “Siempre estás atravesando cuellos de botella”.

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