Son jóvenes, sobradamente preparados y convencidos de que hay una alternativa de futuro en el campo asturiano, donde están dispuestos a invertir su conocimiento. Pero chocan –aparte de con una mala coyuntura económica y social que en los últimos años se ha cebado con el sector primario– con estructuras arcaicas incapaces de asumir y gestionar ese relevo generacional tan necesario como complicado. Esta es la historia de seis familias de jóvenes asturianas que luchan por hacerse un hueco en el campo.

Sonia Martínez posa con una vaca y su cría de su ganadería, en Cangas del Narcea. | S. Martínez.

Sonia Martínez | Cangas del Narcea

“Siempre supe que quería ser ganadera”

Sonia Martínez Lago, de 21 años, es la cuarta generación de la Ganadería Marrón, de asturiana de los valles. Vive en Las Cuadriellas de Villaláez (Cangas del Narcea). “Con 5 añinos ya jugaba en la cuadra con xatinos, preparándolos para presentarlos a concursos”, recuerda. Y añade: “A los animales hay que tratarlos con cariño y con respeto. Eso de quien más lo aprendí fue de mi abuela María”. Sobre el presente y futuro del campo dice: “Queremos ser el relevo generacional, pero no nos ponen más que trabas, no se nos escucha; además el precio de la carne está por los suelos, por no hablar del problema de la fauna salvaje”, explica. Cuando su padre le pregunta si quiere seguir adelante, ella le responde con firmeza que sí. “Siempre supe que quería ser ganadera, no me veo trabajando en otra cosa”.

aunque no salga rentable”. Ella pide a la Administración “que se nos escuche. Menos burocracia, solución al tema del lobo y que se pague la carne al precio que se merece; el precio de la carne y de la leche está por los suelos. Nos sentimos como un cero a la izquierda”.

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