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Esto es lo que investigan en Asturias los grupos que han logrado más financiación

“La investigación que se hace en Asturias es excelente: compensamos la escasez de dinero con ideas, rigor y compromiso”, dicen los equipos que más financiación han logrado captar del Principado | Estudian desde el envejecimiento y la microbiota intestinal hasta el hidrógeno verde y la sanidad animal

Grupo de Materiales Avanzados para Tecnologías Sostenibles. De izquierda a derecha: Ana Arenillas, Rosa M. Tarazona, María Antonia López Antón, Iria Janeiro, Lucia López Toyos, Elena Rodríguez, Judith González Lavín, Luis Miguel Díaz, Maria Antonia Díez Díaz-Estébanes, Lucia dos Santos, Mario Suárez, Sara Fernández Villanueva, Natalia Rey, Roberto García y Ana Beatriz García, en el laboratorio del INCAR.

“La ciencia que se hace en Asturias es excelente. Los recursos son limitados, pero lo compensamos con ideas, rigor y compromiso”. Así lo creen los integrantes de los ocho grupos de investigación mejor financiados por el Principado. Entre todos han logrado captar 1,5 millones de euros en la última convocatoria de “Grupines”. Son grandes equipos –los ocho suman cerca de 130 científicos–, multidisciplinares y trabajan dentro de las líneas que marca la nueva Estrategia de Especialización Inteligente (S3) de la región. Sus ámbitos de estudio van desde los recursos pesqueros, la producción agroalimentaria y la biodiversidad hasta la microbiota intestinal, el envejecimiento saludable y el hidrógeno verde.

La mayoría de estos grupos, pertenecientes a la Universidad de Oviedo, al CSIC, a la Finba y al Serida, destinarán el apoyo económico recibido a captar o retener talento joven. “Contamos con un capital humano extraordinario que no debería perderse por falta de financiación”, afirman. Por lo que el impulso económico de la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad se traducirá en nuevos contratos y más personal en los laboratorios. Las investigadoras principales de los ocho grupos –seis de ellos están liderados por mujeres– advierten que “todavía hay cierta resistencia en las empresas a apostar por la innovación”. Y eso, confiesan, “es un error: sin ella no hay competitividad ni futuro”.

A la última convocatoria de ayudas a grupos de investigación asturianos se presentaron más de un centenar y fueron seleccionados los 56 más excelentes, con una dotación económica de 8,7 millones de euros hasta 2023. LA NUEVA ESPAÑA reúne en este reportaje a los ocho primeros de la lista con el fin de difundir sus trabajos.

Parte del Grupo Arena: por la izquierda, Trinidad Pérez, Gonzalo Machado, Yaisel Borrell, Eva García, Carmen Blanco, Sara Fernández, Alba Ardura, Marta Moriano, Amaia Bilbao y Hugo Campillo, en uno de sus laboratorios, en la Facultad de Medicina.

Grupo ARENA (Aula de Investigación sobre Recursos Naturales) de la Universidad de Oviedo.

Su área de especialización son los recursos y productos pesqueros de Asturias. El equipo senior lo conforman seis doctoras y siete doctores más cinco doctorandos de las áreas de Biología y Ciencias de la Educación. Los 225.600 euros que han recibido de ayuda del Principado los emplearán en múltiples proyectos. Algunos ejemplos: evaluar el impacto de la contaminación emergente por microplásticos; averiguar las implicaciones del fraude y del mal etiquetado sobre la salud; desarrollar herramientas genéticas para determinar el número de poblaciones que hay dentro de cada especie; o incrementar el conocimiento del consumidor para tratar el pescado y evitar anisakis. “La investigación que se hace desde Asturias es de excelente calidad. Los recursos son limitados en comparación con otras universidades europeas y americanas, pero lo compensamos con ideas, rigor y compromiso personal y profesional. Con un nivel de excelencia ciertamente aceptable, competimos sin complejos con otros colegas del ámbito científico, aportando investigaciones de calidad”, afirma la bióloga Eva García Vázquez, que es la investigadora principal del grupo. Eso sí, agrega, “sería importantísimo contar con más medios, recuperar el talento científico que tuvo que emigrar y estabilizar la contratación del personal científico en formación”.

“La investigación que se hace desde Asturias es de excelente calidad. Los recursos son limitados en comparación con otras universidades europeas y americanas, pero lo compensamos con ideas, rigor y compromiso personal y profesional. Con un nivel de excelencia ciertamente aceptable, competimos sin complejos con otros colegas del ámbito científico, aportando investigaciones de calidad”, afirma la bióloga Eva García Vázquez, que es la investigadora principal del grupo. Eso sí, agrega, “sería importantísimo contar con más medios, recuperar el talento científico que tuvo que emigrar y estabilizar la contratación del personal científico en formación”.

Por la izquierda, los integrantes (algunos) del grupo SIMUMECAMAT: Víctor Arniella, Inés Peñuelas, Antonio Maestro, Javier Belzunce, Cristina Rodríguez, Inés Fernández Pariente, Covadonga Betegón, Lucas Castro, Yousef Navidtehrani y Covadonga Quintana, en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón.

Grupo SIMUMECAMAT de la Universidad de Oviedo.

Se dedica al estudio del comportamiento mecánico de materiales y componentes estructurales, con el objetivo de mejorar sus prestaciones y alargar su vida útil. Pertenece al área de ingeniería y está integrado por cinco profesores de los departamentos de Ciencia de los Materiales e Ingeniería Metalúrgica, tres investigadores pre y postdoctoral, y siete colaboradores de instituciones nacionales y europeas. En la convocatoria “Grupines” consiguieron 224.400 euros.

“La mayor parte del dinero se empleará en la contratación de dos investigadores para que colaboren en los proyectos actuales y puedan, además, formarse y desarrollar sus tesis doctorales”, explica Covadonga Betegón, que es quien encabeza el grupo. Esta ingeniera industrial subraya que en Asturias “hay grupos de investigación de excelencia contrastada en campos muy diversos, y las empresas cada vez están más involucradas y tienen un mayor interés en colaborar con nosotros”.

Dado el creciente interés por el hidrógeno como fuente de energía, los miembros de SIMUMECAMAT están estudiando el comportamiento mecánico de aceros que trabajen en presencia de hidrógeno, como los utilizados en infraestructuras para su almacenamiento y transporte. Lo que buscan es que “se comporten de forma segura y fiable”. “Ya han contactado con nosotros varias empresas interesadas en la transferencia de estos resultados”, celebra Betegón.

Integrantes del consorcio OSKAR, formado por grupos de la Universidad de Oviedo, el Serida, el Ispa y el Hospital Monte Naranco. | | LNE

Consorcio OSKAR (Grupo de investigación avanzada del Estrés Oxidativo).

Es el resultado de la unión de cuatro grupos de investigación: cROS (de Respuesta Celular al Estrés Oxidativo), perteneciente a la Universidad de Oviedo y dirigido por Ana Coto; Agroalimentación del Serida, liderado por Mamen Oliván; Microbiología Traslacional, del ISPA, encabezado por José Antonio Boga; y Geriatría del Hospital Monte Naranco, dirigido por Juan José Solano. Agrupa desde hace más de diez años a biólogos, microbiólogos, virólogos, químicos y geriatras, sumando un total de 26 investigadores (16 mujeres y 10 hombres).

“Por nuestro carácter multidisciplinar, llevamos simultáneamente varias líneas, tanto en cooperación como individualmente. Actualmente, nuestra principal área de investigación es el envejecimiento saludable y, dentro de ella, nos centramos en la calidad muscular y en las infecciones en las personas mayores”, detalla Ana Coto, que es la coordinadora del consorcio. “La investigación cooperativa es actualmente esencial, de forma que cada uno pueda aportar lo mejor de sí mismo”, opina.

De los “Grupines” han recibido una financiación total de 208.320 euros, que destinarán principalmente a recursos humanos. Es decir, “a incrementar el personal investigador de nuestros grupos, ya que habitualmente esta partida es difícil de obtener. Y sin investigadores cualificados es imposible avanzar en ciencia”. Con la ayuda del Principado, el consorcio OSKAR también aspira a abrir nuevas vías de estudio. Por ejemplo, el Serida es experto en la tecnología del infrarrojo cercano, con alto potencial predictivo. “Nos proponemos estudiar su papel como herramienta de apoyo diagnóstico en envejecimiento e infecciones víricas y bacterianas”, avanzan.

¿Y cómo ven la investigación que se hace en Asturias? “Mantenemos una tendencia ascendente y en los últimos años se han realizado importantes esfuerzos. Pero la investigación se asienta sobre tres pilares y en los tres aún hay que mejorar: acceso a financiación, existencia de infraestructuras y recursos humanos”, señalan.

Por la izquierda y empezando por arriba, los miembros de la Unidad de Biodiversidad del CSIC Ángeles Gómez Borrego, Cristina Santín Nuño, Paola Laiolo, Federica Rossetto, José Ramón Obeso Suarez, Patricia Mateo Tomás, Victoria Bascarán Rodríguez y José Vicente López Bao.

Unidad de Biodiversidad del IMIB, del CSIC, la Universidad y el Principado.

Este grupo se constituyó en 2008, pero ha sido en los últimos años cuando ha conseguido despegar con la incorporación de nuevo personal al Instituto Mixto de Investigación. “Estudiamos cómo se distribuye la biodiversidad en el espacio y cómo cambia en el tiempo; también trabajamos sobre las consecuencias del impacto humano y del cambio climático. Muchos de nuestros estudios se desarrollan en los ecosistemas asturianos pero en el contexto de los problemas medioambientales globales”, detalla Paola Laiolo, directora del Instituto y científica principal del grupo. Un proyecto concreto es el estudio de los conflictos y los problemas de coexistencia entre grandes carnívoros, como los osos, y los humanos.

De la reciente convocatoria “Grupines” han conseguido “rascar” 163.800 euros. “Un 80% de la cantidad concedida se empleará en la contratación de personal científico o técnico de apoyo a la investigación. El resto servirá para adquirir equipamiento científico y para costear las salidas en el campo”, indica Laiolo, que valora “muy positivamente” la ciencia asturiana. “Es una investigación de calidad a nivel nacional e internacional, y muy diversa”, opina.

De izquierda a derecha, los investigadores del grupo en Nutrición y Sanidad Animal del Serida Fernando Vicente, Mario Menéndez, Rocío Rosa, Aitor Somoano, Ana del Cerro, Rosa Casáis, Natalia Martínez, Isabel Piñeiro, Marcelino Queipo, Loubna Abou el qassim, Luis J. Royo, Alejandra Isabel Navarro, Cristina Cueto, Rafael Celaya, Cristina Blanco-Vázquez, Alberto Espí y Alfonso Carballal, en Villaviciosa.

Grupo en Nutrición y Sanidad Animal del Serida.

Son 17 investigadores , dos de ellos pertenecientes a la Universidad de León y al instituto Neiker (País Vasco). Fundamentalmente, trabajan para que “los sistemas de producción animal sean sostenibles, desde el punto de vista social, ambiental, económico y sanitario”. “Si bien en el origen estábamos especializados en rumiantes, ahora investigamos otras actividades que van desde la apicultura y el control de plagas hasta la incorporación de larvas de insectos en la alimentación de aves”, abunda el líder del grupo, Luis José Royo. Algunos proyectos concretos son: la aplicación de tecnologías de información geográficas para optimizar el pastoreo, el uso de marcadores epigenéticos en la industria de la leche para determinar cómo han vivido las vacas, buscar estrategias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, estudiar la paratuberculosis o luchar contra plagas como la rata topera y el avispón asiático.

Del Gobierno autonómico han recibido una ayuda de 162.712 euros. “Para nosotros este dinero es fundamental para poder funcionar. En el resto de convocatorias obtenemos financiación para el trabajo del día a día. Pero resulta difícil desarrollar nuevas ideas o buscar oportunidades”, indica. Luis José Royo remarca que “la ciencia que se hace en Asturias es muy buena”. Ahora bien, “la investigación que se realiza en el Serida es casi de subsistencia”. “Las instalaciones se están quedando obsoletas y tenemos graves problemas de plantilla, con una gran tasa de temporalidad. A los científicos no se nos reconoce como tales y estamos discriminados con respecto a otros de la región”, se queja.

Juan Piñuela, Daniel Fernández, Marta Suárez, Luis Antonio Díaz, Adolfo Fernández, Belén Cabal, Raquel Díaz, José Luis Menéndez y Ainhoa Macías, del grupo de Síntesis, Preparación y Caracterización de Materiales Multifuncionales del CINN- CSIC.

Grupo de Síntesis, Preparación y Caracterización de Materiales Multifuncionales del CINN- CSIC.

Está formado por 14 personas y su investigación se enfoca en la síntesis de materiales de microestructuras diseñadas a medida y en el estudio de nuevas rutas de procesamiento para obtener productos innovadores de alto valor añadido con aplicación en la industria. ¿En qué se traduce todo esto? Por ejemplo, en el ámbito de la salud, el equipo del Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnologías (CINN) trabaja en el desarrollo de nuevos materiales con propiedades bactericidas y viricidas o en la síntesis y preparación de materiales que aumenten el tiempo de vida media de las prótesis y los implantes cerámicos.

En la convocatoria de “Grupines” consiguieron 118.800 euros, que destinarán a su gran proyecto de diseño de “nuevos materiales multifuncionales con el objetivo de aportar futuras soluciones a ámbitos como la salud, la seguridad o la energía”. “Para alcanzar este objetivo es necesario llevar a cabo diferentes actividades como la síntesis y acondicionamiento de nuevos materiales de partida, el estudio de las condiciones de preparación de los materiales o comprender la relación que existe entre las características microestructurales de un material y sus propiedades finales”, detalla el investigador principal del equipo, Adolfo Fernández Valdés. “La ciencia que se hace en Asturias no tiene nada que envidiar a la que se hace fuera, de ahí la importancia que tienen todas las acciones encaminadas a la retención o atracción de talento”, comenta el científico.

Algunos miembros del grupo de Microbiota Humana, Alimentación y Salud del IPLA: Silvia Arboleya, Nuria Salazar, Miguel Gueimonde, Clara González de los Reyes, Sergioo Ruiz, Silvia Saturio, Sonia González, María Gómez, Adolfo Suárez, Gonzalo Solís y Marta Suárez.

Grupo de Microbiota Humana, Alimentación y Salud del IPLA-CSIC.

Su investigadora principal, la microbióloga Clara González de los Reyes, lo presenta así: “El aparato digestivo humano alberga una compleja comunidad microbiana, conocida como microbiota intestinal, que influye notablemente en nuestra salud. Interacciona con los alimentos que ingerimos, produce vitaminas, aminoácidos y neurotransmisores, contribuye a la inhibición de microorganismos patógenos... Incluso cada vez existen más evidencias de su papel en la función cognitiva”. Pues bien, su equipo, formado por 17 científicos, investiga sobre todo esto. “La finalidad es poder diseñar alimentos funcionales y estrategias nutricionales dirigidas a corregir disfunciones en la microbiota y que puedan ser beneficiosos para la salud. Estos estudios se dirigen a grupos humanos de diferentes edades (niños y ancianos) o con distintas patologías (obesidad y cáncer). Pero en los últimos años estamos adentrándonos también en la corrección de alteraciones de la microbiota de animales domésticos”, profundiza.

Principalmente, destinarán los 208.800 euros de financiación del Principado a “mantener el potencial humano del grupo”. “Actualmente, la carrera de los jóvenes investigadores hasta conseguir una estabilización es muy larga y muy competitiva. Contamos con un capital humano excelente que no debería perderse por falta de financiación”, señala González de los Reyes, que habla ahora del estado de la investigación asturiana. “La investigación, generalmente, se ha hecho a base de mucha ilusión y esfuerzo personal, ya que han faltado medios, organización y continuidad en la financiación y, sobre todo, estructuras de gestión sólidas y mantenidas en el tiempo”, comenta. En este sentido, “esperamos que la creación de la Agencia de Ciencia suponga un instrumento apropiado para dar soporte, continuidad y estabilidad a la ciencia en nuestra región, como ya está sucediendo en otras comunidades con agencias del mismo tipo”, remata.

Grupo de Materiales Avanzados para Tecnologías Sostenibles del INCAR- CSIC.

Lo conforman 19 investigadores –15 son mujeres–, especializados en el diseño y síntesis de materiales, en procesos de eliminación de contaminantes provenientes de la industria, y en dispositivos innovadores y eficientes para almacenar energía. “Nuestro reto en los próximos años es obtener materiales disruptivos a partir de precursores sostenibles y que se puedan obtener mediante procesos eficientes y escalables”, resume la investigadora principal, Ana Arenillas de la Puente, que profundiza más. “Estos materiales los diseñaremos enfocados a dos campos de gran relevancia para Asturias: remediación de suelos y eliminación de contaminantes en gases y aguas, y favorecer la transición al hidrógeno verde, con el desarrollo de dispositivos de almacenamiento altamente eficientes y competitivos”.

En la convocatoria de “Grupines” obtuvieron una ayuda de 220.800 euros. “Esta financiación la utilizaremos principalmente para contratar personal investigador, con el fin de formar a nuevos científicos en áreas tan relevantes y con tanta proyección de futuro como la energía sostenible y la preservación del medio ambiente”, detalla Arenillas, que sostiene que “Asturias posee un potencial investigador increíble”. “Tenemos gente muy preparada, centros tecnológicos y de investigación potentes, una universidad fuerte y reconocida, y una buena predisposición del Principado para potenciar la ciencia y la innovación”, reflexiona la ingeniera química. Sin embargo –y aquí viene lo que hay que mejorar– “aunque hay algunas empresas que ya desarrollan I+D, todavía hay cierta resistencia a apostar por la innovación, y esto es un gran error: sin innovación no hay competitividad, ni futuro”.

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