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El agente Florentino Rubio junto a Alain Fernández, vecino del inmueble.

El agente Florentino Rubio, que salvó a tres personas en el incendio de Candás: "No fue heroicidad, fue humanidad"

El guardia civil, lavianés de 43 años, aconseja cerrar las puertas en caso de un fuego, buscar las ventas o salir lo más agachado que sea posible

“Gracias por lo que has hecho”. Esta era la frase que más oía este lunes en Candás el guardia civil Florentino Rubio Coto, lavianés de 43 años y destinado desde hace dos en el cuartel de la villa. Este sábado, a eso del mediodía, regresaba de hacer ejercicio antes de entrar en el turno de las dos de la tarde cuando se topó de bruces con el incendio de la calle Bernardo Alfageme. Sin dudarlo, y arriesgando él mismo su integridad física, entró en el edificio y sacó a tres de los miembros de la familia en cuya vivienda se inició el fuego. “No es heroicidad, es humanidad. Cuando ves a una persona pidiendo socorro, acudes a la llamada”, explicó este agente.

Rubio salió del hospital este domingo, tras mejorar en su estado. El humo le quemó la tráquea y sufría una descompensación del oxígeno en sangre tras haber inhalado demasiado humo. Solo quedan en el hospital la mujer que se quemó las manos, la cara y el cuero cabelludo y su hija, que se intoxicó con el humo.

El guardia tardará en olvidar la mañana de este sábado. “Regresaba de Xivares de caminar un poco cuando empecé a ver gente apelotonada. Pensé que era un atropello. Pero entonces vi el humo y a personas pidiendo auxilio desde la ventana. Iba a pelo, pero decidió subir para arriba”, explicó. Cuando llegó al tercer pico, un agente de la Policía Local de Candás, el primero en llegar, ya había tirado la puerta abajo y estaba “tirando de una mujer mayor a rastras y le ayudé a bajarla”. Tenía las manos “muy quemadas”. Pidió al agente municipal que apuntase con la linterna desde el exterior del piso mientras él buscaba más gente. El piso estaba lleno de un humo denso (de hecho, en la mañana de este lunes, el edificio aún desprendía un fuerte olor a quemado). “Me fui guiando por luz que se colaba por las ventanas. Llegué a una habitación y vi que al fondo había dos personas, una mujer y un hombre mayor, sentado, con la cabeza ladeada. Le pregunté: ‘¿Cómo estás? ¿Estás quemada?’, y luego le dije: ‘Coge aire, te cojo del brazo y en nada estamos fuera’. Fuimos avanzando por el pasillo, agachados, porque abajo había menos humo. Me confundí y entramos en el baño, pero al final salimos, guiados por la luz de la linterna del compañero”, relató.

Cogí aliento y volví a por el hombre mayor. Pensé que estaba muy mal, pero contestó cuando le llamé. Le dije: ‘Coge una bocanada de aire y tápate la boca’. Lo saqué sin problemas, pero una vez fuera es cuando la hija me dice: ‘Falta mi hermano’. ‘¿Tú hermano? ¿Dónde está?’, y ella me contestó: ‘En la habitación’. Allá volví, tenía la puerta entrecerrada, y cuando la abrí, se me abrazó. Le pregunté si podía caminar, lo cogí de la mano y cuando estábamos saliendo, justo pegó un fogonazo en el salón y salió una bocanada de vapor caliente que me quemó el pelo. Cuando el fuego alcanzó las persianas, todo se desmoronaba y caían cascotes del techo, pero al final salimos”, explicó.

Una vez en el exterior, con toda la familia ya a salvo, Florentino Rubio se vino abajo: “Me empecé a marear, tenía las manos muy frías y me bajó la tensión”, indicó. Lo llevaron al hospital y tras pasar una noche en el hospital, le dieron de alta y ya está reincorporado al trabajo. “Me resquema un poco aún la garganta, todavía tengo un poco de ronquera”, aseguró. Los vecinos no le han dejado de agradecer lo que hizo. “Es la situación más apurada en la que he estado”, confesó Rubio, quien negó haber actuado temerariamente. “Evidentemente, lo primero que miré es si se podía pasar, y si había vía de escape”, indicó. Los compañeros del cuartel le han felicitado. “Mi madre me dijo: ‘Pudiste quedar ahí’. La pobre se preocupó un poco”, añadió.

Tras esta peripecia, el agente aconsejó a quienes puedan verse en esta situación que cierren las puertas y pongan un paño mojado en las rendijas, pero si no es posible, que busquen una ventana para poder respirar, y si es posible salir, hacerlo agachado, puesto que el humo tiende a elevarse y es menos denso en las partes inferiores. Florentino Rubio tuvo oportunidad de hablar en la mañana de este lunes con Ana Isabel Díaz García, la vecina que dio la voz de alarma al ver cómo salía humo de unas ventanas del piso incendiado, situado debajo del suyo. Y también recibió el agradecimiento de Alain Fernández, director del Teatro Prendes, residente también en el cuarto piso, que salió del edificio tras ser avisado por Ana Isabel. Afortunadamente, no ocurrió nada irreparable.

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