El lobo y el parque nacional de los Picos de Europa son “los mayores enemigos” de la ganadería y, por extensión, de los productores de queso de Gamonéu. Así lo manifestaron ayer varios de los participantes en el Conceyu Abiertu “El queso gamonéu, en lo más alto y pendiente del pastoreo”, una mesa redonda celebrada en el salón de actos del Ayuntamiento de Cangas de Onís, en la que participaron José Manuel González Castro, alcalde de Cangas de Onís; Graciela Valle Fernández, presidenta del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Queso Gamonéu; José Antonio García Álvarez, “Toño el de Mestas”, regidor de pastos de la Montaña de Covadonga desde hace casi veinte años; y Saúl Pascual Asprón, presidente de la Asociación de Empresarios de la Comarca de los Picos de Europa-Incatur. Moderó el encuentro la directora del Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, María José Iglesias.

El regidor de pastos abrió fuego. “Hoy más que nunca digo que donde hay ganadería no puede haber lobos”, resaltó. Auguró la desaparición de la ganadería “por la superprotección de la fauna salvaje, en nuestro caso del lobo”. Toño García arremetió también contra el parque nacional: “Está obsoleto. Es como chocar contra un muro. Es completamente perjudicial y negativo para la ganadería”.

Culpa del parque nacional y del lobo es, según el regidor, el hecho de que también en las majadas de los Picos, donde se elabora gamonéu del puerto, tenga que estabularse el ganado, lo que en su opinión rebaja calidad al producto. “Antes las ovejas estaban libres, al estar estabuladas la producción no puede ser la misma. El parque nacional nos abrasa”, añadió. “La Administración tiene que plantearse de una vez si quiere lobos, matorral y jabalíes o producción ganadera”, clamó Toño García, quien subrayó que la protección del cánido en toda España, aprobada por el Ministerio para la Transición Ecológica el pasado mes de septiembre, deja a los ganaderos “con las manos atadas”.

Graciela Valle suscribió todas las afirmaciones de Toño el de Mestas. “El lobo es totalmente incompatible con la ganadería extensiva. Y sin ganadería extensiva el queso desaparece”, alertó. Manifestó su temor a que las queserías existentes en el puerto acaben cerrando por falta de relevo generacional. “Sería lo peor que le podría pasar a la denominación de origen. El oro blanco de los Picos se nos iría de las manos”, alertó. Se quejó asimismo del aumento del coste de las materias primas, el gasóleo, la luz... Pero insistió en que el lobo es “el mayor problema que tenemos”. En su opinión, el futuro del gamonéu del valle (se elabora en las zonas bajas de Onís y Cangas) está asegurado, pero no las tiene todas consigo por lo que respecta a la variedad del puerto.

Saúl Pascual aseguró que turismo y pastoreo “van de la mano”, porque “sin pastores los Picos de Europa no serían lo que son. Aparte de su valor gastronómico, la cultura que esta actividad lleva detrás es muy atractiva para el turista”, destacó. El presidente de Incatur arropó a los queseros en sus quejas contra el lobo y reclamó a la Administración que tenga en cuenta que la zona que hoy ocupa el parque nacional de los Picos de Europa está poblada “desde hace muchos siglos”. Aseguró que el gamonéu es un “activo fundamental” de la oferta turística de la zona y “el mejor ejemplo” de ecoturismo y economía circular. Resumió su mensaje en una frase: “Todo mi apoyo al pastor porque todos dependemos en gran medida de su labor”.

El alcalde de Cangas de Onís calificó al queso de Gamonéu de “joya gastronómica” y manifestó su firme apuesta por trabajar “codo con codo” con el consejo regulador para “seguir mejorando y avanzando”. Entre los retos a afrontar, el Alcalde señaló la necesidad de que el consumidor sepa valorar “el trabajo, la tradición y la cultura que hay detrás del producto que va a degustar”. Destacó como “singularidad” de los queseros de gamonéu el hecho de que sean, además de productores, quienes “ceban, ordeñan, cuidan y suben al ganado a los pastos de montaña”. Su objetivo: “Facilitar todo lo posible el trabajo a los queseros, y resolver sus inquietudes y problemas”.

Varios de los asistentes ayer al Conceyu Abiertu sobre el queso de Gamonéu, en Cangas de Onís. | Luisma Murias

González Castro criticó al Gobierno español por el nuevo estatus del lobo, que impide los controles poblacionales y “acaba con la cultura y las costumbres de quienes modelaron el parque nacional”. Calificó de “ley radical” la que ha incluido todas las poblaciones de lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) y acusó al Principado de no haber realizado nunca un “censo real” del lobo en Asturias y de haber organizado controles “por sensaciones, sin estudios”. También criticó al parque nacional al destacar que reserva 3.000 euros para controles de jabalí, otros tantos para controles de lobo y 450.000 euros para conservación de la fauna. “Es el ejemplo perfecto de las políticas de este gobierno”, protestó el Alcalde.

Tras las intervenciones de los cuatro participantes se abrió un turno de preguntas por parte del público. Beatriz Rodríguez, primera productora ecológica de gamonéu, se quejó de que lleva seis años intentando producir en el puerto, pero todas sus peticiones para conseguir una cabaña han fracasado. Culpó al Ayuntamiento por “silencio administrativo”, pero el Alcalde explicó que el problema radica en que las cabañas –también las ruinas–, las tejas, las piedras y la madera tienen propietarios particulares. González Castro aseguró que está buscando una solución: “Quizá haya que pedir al Principado que construya más queserías, porque hay demanda”. El Ejecutivo asturiano construyó hace dos decenios cuatro queserías, dos en Onís y dos en Cangas de Onís, que los ayuntamientos adjudican cada cinco años.

Alberto Valle Villaverde, quien fuera regidor de pastos y presente entre el público, explicó el complicadísimo proceso y la “guerra abierta” que hubo que librar en su día para que se construyeran “a trompicones” esas cuatro cabañas. Y reclamó “un nuevo impulso para que el gamonéu del puerto no desaparezca”.