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Conmoción en Laviana por el crimen del Hospital de Langreo: "Manuel Serrano era muy buen paisano, no se lo merecía"

"Es una noticia terrible, nunca se metía con nadie", comentan vecinos del anciano fallecido tras ser atacado, viudo y extrabajador del pozo Venturo

Julio Suárez y Concepción Martínez leen LA NUEVA ESPAÑA en una sidrería de Pola de Laviana.

Julio Suárez se llevó un gran sobresalto cuando se enteró, mientras leía LA NUEVA ESPAÑA en una sidrería, que la persona que había fallecido en el Hospital del Nalón tras ser atacado por su compañero de habitación era Manuel Serrano, su compañero de la mina en el pozo Venturo. "Era muy buen paisano, de los que no se metía con nadie. No se merecía un final así". Suárez vivía muy cerca del anciano, de 92 años, fallecido la madrugada del pasado miércoles en Langreo. Les unía además esa amistad especial de haber sido compañeros en la mina. Y siempre que se veían se paraban a charlar. "Es una noticia terrible", lamentó Suárez, acompañado de su mujer, Concepción Martínez, mientras tomaban el vermú en la sidrería La Campurra de Pola de Laviana, un local que se encuentra muy cerca del domicilio del fallecido, situado en la calle Los Palomares.

Como todos los jueves Pola de Laviana celebró su mercadillo. En la calle una de las conversaciones que más se repitió fue la de que el anciano al que había matado su compañero de habitación en el Hospital Valle del Nalón era del concejo.

"Me sorprendió muchísimo que hubiese pasado algo así, no sé cómo era el agresor y cómo era la víctima, pero es algo increíble que haya acabado así", indicó Antonio Roas, vecino de la calle Palomares, en la que residía la víctima. "Es que si te molesta alguien, llamas a la celadora o te pones en el pellejo de esa persona; existen mil formas de arreglar las cosas sin llegar a ese extremo", apuntó.

Manuel Serrano, viudo desde hace ya varios años y sin hijos, había trabajado como minero en el pozo Venturo, en la Güeria Carrocera, en San Martín del Rey Aurelio. Los últimos años su día a día lo disfrutaba en Pola de Laviana en el hogar de pensionistas, paseando o visitando alguno de los negocios cercanos, como la sidrería La Campurra.

Marco Antonio García escancia un culete en la sidrería La Campurra.

"Paraba aquí a tomar algún café de vez en cuando", relata Marco Antonio García, propietario de este establecimiento situado muy cerca del hogar del fallecido. "Era muy buena gente, muy prudente, es una pena lo que ha pasado", subrayó.

Cerca, en una administración de lotería, también aparecía en algunas de las conversaciones con los clientes. "Se le veía mucho paseando por la zona, es triste que le pasase eso".

Otros vecinos de la zona, pese a residir cerca de la víctima, transmitían su sobresalto pese al desconocimiento: "No sé quién era, algo oí que vivía por aquí, es muy fuerte, pobre hombre", comentó un lugareño.

Antonio Roas, en un banco de la calle Los Palomares.

Minero en el pozo Venturo, donde realizó labores en la galería, Manuel Serrano era conocido también por el bar que regentó en el pasado su hermano, que llevaba el apellido familiar. "Era muy mítico, parábamos mucho por allí", destacó Julio Suárez, su antiguo compañero en la mina, aunque en su caso le tocó trabajar unos años más, en otro pozo, tras el cierre de la mina situada en la Güeria Carrocera. Suárez reside ahora a caballo entre Gijón y Pola de Laviana, pero no había perdido su vinculación con el fallecido. "Me llamaba siempre cuando sabía que estaba por La Pola para ver cómo estaba y charlábamos", añadió.

"Es una pena tremenda. Si roncaba, qué culpa tenía", comentó a su lado Concepción Martínez, mientras leía la información de LA NUEVA ESPAÑA sobre el suceso, en el que el agresor, un vecino de 87 años, golpeó a este lavianés tras intentar asfixiarlo porque hacía ruido y no le dejaba dormir.

La familia de la víctima, "sobrecogida" y "muy afectada", le dará el último adiós en la intimidad

La despedida de Manuel Serrano, el vecino de Pola de Laviana de 92 años de edad fallecido tras ser agredido por su compañero de habitación en el Hospital Valle del Nalón, se desarrollará en la más estricta intimidad. Los familiares esperaban ayer la llegada de sus restos mortales, que se encontraban en el Instituto Anatómico Forense, donde se le iba a practicar la autopsia. La intención era que el cuerpo sin vida del lavianés fuera trasladado a lo largo de la jornada al tanatorio de La Florida de Sotrondio, donde será incinerado. Los familiares de la víctima se encontraban "muy afectados" y "sobrecogidos" con la triste noticia, que aún intentaban asimilar, según señalaron personas de su entorno. El deseo de la familia, una vez se pudiera trasladar el cuerpo, era una despedida íntima, sin velatorio. Manuel Serrano, vecino de Laviana, trabajó como minero en el Pozo Venturo hasta su jubilación. Viudo desde hace años, se encontraba desde hace tiempo ingresado en el Hospital Valle del Nalón, en la área de medicina interna, compartiendo habitación en los últimos días con el langreano C. S. M., de 87 años de edad. Este último había ingresado el lunes en Urgencias, tras pasar unas horas en observación. El martes por la mañana, el presunto homicida había sido derivado a planta, a la unidad de hospitalización de enfermos respiratorios, donde agredió en la madrugada del miércoles a Manuel Serrano.

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