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El resultado de una prueba diagnóstica de cáncer puede tardar hasta ocho meses

IU lleva a la Junta los retrasos en los exámenes radiológicos, mientras el consejero de Salud asegura que "se prioriza" la atención a los tumores

Los resultados de una prueba radiológica para determinar si el paciente tiene o no un cáncer pueden tardar en darse al paciente hasta ocho meses. Este tipo de situaciones en la sanidad pública asturiana han sido llevadas a la Junta General del Principado por Ovidio Zapico, diputado de Izquierda Unida (IU). Zapico tenía previsto preguntar ayer por este dato al consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz, quien compareció por la mañana ante la Comisión de Salud del Parlamento regional. Sin embargo, el diputado de la coalición terminó retirando su pregunta ante la imposibilidad de formularla: en esos mismos momentos estaba reunido con el PSOE para negociar los presupuestos del Principado para 2023.

¿Medidas correctoras? Según fuentes de IU consultadas por este periódico, la intención de Zapico es plantear esta cuestión "en el próximo pleno" de la Junta. El tenor literal de la pregunta al Consejo de Gobierno retirada ayer es este: "¿Qué medidas ha tomado o piensa tomar para reducir los tiempos de espera para conocer los resultados de las pruebas radiológicas de los pacientes oncológicos, que puede llegar en algunos casos a ocho meses".

Aumento de las listas de espera. Decaída la pregunta de IU, el debate sobre las listas de espera sanitarias giró en torno a una pregunta realizada por el diputado de Podemos Daniel Ripa: "¿Qué errores de gestión se están produciendo en el Sespa que hayan provocado un incremento de la lista de espera quirúrgica en un año en 2.773 personas?". Este dato al que se refiere Ripa es el registrado entre julio de 2021 y julio de 2022. Pero, tal y como informó este periódico la semana pasada, las cifras de agosto son sustantivamente peores: 23.489 enfermos pendientes de una intervención, 3.118 más que en agosto del año pasado (un aumento del 15 por ciento en solo un año).

A más consultas, más lista de espera quirúrgica. La explicación de este aumento de un mes para otro ilustra las dificultades que entraña la gestión sanitaria. El pasado mes de agosto, en la sanidad pública asturiana se realizaron más primeras consultas con el especialista que en los meses de agosto precedentes. Este hecho es positivo, obviamente. El problema reside en que, en muchas de esas consultas, el especialista concluye que el paciente debe operarse, lo que motiva un aumento de los usuarios en lista de espera quirúrgica.

Las "otras" listas de espera. Por lo demás, un análisis más detenido de los datos de lista de espera difundidos por este periódico ponen de relieve detalles llamativos. Cuando se habla de lista de espera quirúrgica, suelen darse datos de lo que las administraciones sanitarias –la asturiana y las del resto de las comunidades autónomas– denominan lista de espera "estructural". Este epígrafe alude a los enfermos que están pendientes de una intervención quirúrgica por motivos "atribuibles a la organización y los recursos disponibles". El número de personas en estas circunstancias era, como se ha dicho, de 23.489 a finales del pasado agosto. Un año antes eran 20.371. Y en agosto de 2019 –antes de la llegada de la pandemia de 2019– eran 19.672.

Rechazo de hospital alternativo. Pero en esa misma información oficial figuran dos epígrafes a los que suele prestarse menos atención. Se denominan "pacientes en espera tras rechazo a la propuesta de intervención en un centro alternativo" y "pacientes transitoriamente no programables". El primer concepto está claro: hay enfermos, y no pocos, a los que se ofrece ser intervenidos en un hospital distinto al suyo, se niegan, y son excluidos de la lista de espera estructural. El segundo concepto –"transitoriamente no programables"– comprende dos colectivos de enfermos: los que presentan "motivos clínicos que contraindican o no aconsejan temporalmente la intervención"; y los que están en espera "por solicitud de aplazamiento de la intervención (motivos personales, laborales, etc.)".

Aumento del 50 por ciento en tres años. Lo singular del momento actual es el incremento que han experimentado estos dos epígrafes en los últimos años. En agosto de 2019, antes de la pandemia de covid, estaban en espera 2.068 enfermos transitoriamente no programables y 2.144 que habían rechazado operarse en otro hospital. En agosto de 2022, pasaron a ser 3.398 los no programables de manera transitoria y 2.924 los que rehusaron un cambio de centro. El aumento de ambos conceptos en los tres últimos años es de 2.110 enfermos, lo que representa un incremento exacto del 50 por ciento.

En lista de espera, casi 30.000 usuarios. Incluyendo a estos pacientes, la cifra de enfermos en lista de espera en la sanidad pública regional en el momento actual va bastante más allá de los 23.489 mencionados. Son 6.322 más: o sea, 29.811. Y hace tres años, a finales de agosto de 2019, antes de la pandemia, eran 23.884. El aumento en el último trienio es de 5.927 enfermos pendientes de una intervención quirúrgica, ya sea por las limitaciones de los servicios, por decisión propia o por motivos clínicos temporales.

El plan de choque ha funcionado. De vuelta a la pregunta de Daniel Ripa por los "errores de gestión" que han originado un aumento de las listas de espera, el consejero de Salud, en su respuesta, argumentó que el plan de choque que tiene en marcha el Servicio de Salud del Principado (Sespa) –a base de horas extras de su propia plantilla y de derivación de actividad a centros concertados y privados– "ha dado mejores resultados que en otras comunidades autónomas".

Anuncio de "gran mejoría". Pablo Fernández se defendió también apelando a la alta incidencia del covid en la región en los pasados meses de junio y julio, que aumentó la presión sobre los hospitales y contagió a numerosos profesionales sanitarios. "Se priorizó a los pacientes oncológicos y no demorables", indicó el titular de Salud, quien expuso sus expectativas de mejora del panorama sanitario: "Tenemos que asumir que estos indicadores no son los que queremos, pero con toda la actividad que se está realizando, si la incidencia del covid sigue siendo baja, tenga por seguro que en los próximos meses habrá una gran mejoría de las listas de espera".

Podemos y un jefe de servicio de Cabueñes. Por otra parte, el diputado de Podemos Daniel Ripa también preguntó al Consejero acerca de la prórroga en el servicio activo –tras cumplir la edad de jubilación–, "en una plaza provisional", otorgada al jefe del servicio de Cirugía Vascular del Hospital de Cabueñes (Gijón) "que, por lo visto, se promociona como tal en clínicas privadas, beneficiándose de su propia lista de espera". El titular de Salud respondió que la continuidad del citado cirujano fue avalada por dos directivos de Cabueñes que aportaron varios argumentos: la conveniencia de que "el hospital disponga de un facultativo más en unos tiempos en los que la falta de médicos es manifiesta", su "alto nivel de especialización" y "su gestión como responsable de la organización del servicio quirúrgico".

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