Aunque la mejor época de la publicidad televisiva de Renfe se exhibió en los años ochenta (con aquellos trenes al ritmo del "Vals del Emperador", de Strauss, o siguiendo el tema principal de "Cabaret"), fue una década antes cuando un anuncio popularizó el eslogan "Papa, ven en tren", casi tan repetido, pero no tan perdurable, como "el Almendro vuelve a casa por Navidad".
Los padres (hoy progenitor A, según el Código Civil) de Asturias también iban y venían en tren recorriendo uno de los pasos montañosos más complicados de España (el otro era Despeñaperros, Jaén), a través de la célebre rampa ferroviaria de Pajares, inaugurada definitivamente en 1884 y sembrada con 90 túneles y un sinfín de curvas de radio escaso. En consecuencia, los tiempos de viajes contribuían a ejercitar la paciencia y a llegar a destino con el cuerpo tocado. Sin embargo, pese a la quebrantada ruta asturiana, desde 1953 Renfe siempre ha destinado a estas latitudes su más moderno material.
En el presente, a unos pocos meses de la entrada en servicio de la variante de Pajares, existe la posibilidad de que el operador ferroviario español asigne a la ruta el Talgo Avril, el material más evolucionado hasta el presente y en proceso de homologación a base de recorrer kilómetros y kilómetros, incluso por la rampa de Pajares. Esta querencia de la Renfe con Asturias podría haberse basado en algo de clemencia o en la seguridad de que si un tren nuevo sobrevivía a la rampa de Pajares, saldría victorioso en cualquier tramo de la red española. La historia de las novedades (según datos facilitados por Javier Rodríguez, director del Museo del Ferrocarril de Gijón) comienza el 23 de mayo de 1953, cuando inicia su servicio el TAF (Tren Automotor Fiat), un diésel que sale de Gijón a las 11.35 y llega a Madrid Norte, a las 22.45, esto es, 11 horas y 10 minutos de viaje.
El 10 de junio de 1965 entra en servicio el TAR (Tren Automotor Rápido), que pasará después a llamarse TER (Tren Español Rápido). También diésel, tuvo el mismo horario que el TAF. El primer salto de progreso se produjo el 23 de mayo de 1971 cuando el Electrotrén (llamado "obispo", por su color rojo, aunque los obispos visten el fucsia, o rojo amaranto) empieza a salir de Chamartín a las 14.00 y llega a Gijón a las 21.50, unas 8 horas en total.
En diciembre de 1980, Renfe aplica el Corail (de "Confort" y "rail"). Se trata de coches franceses de gran nivel y, por primera vez, con váteres de vacío, es decir, aquellos que al asomarse a la taza no dejan ver el paso de las traviesas.
El Talgo Pendular llegó el 23 de mayo de 1982, con siete horas de viaje, y el 5 de noviembre de 2007 fue el turno del Talgo Alvia ("patito"), el actual, que emplea cinco horas de viaje. A día de hoy, los niños asturianos habrán de seguir pidiendo: "Progenitor A, progenitor B, venid en el mejor tren".