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"Son una plaga, y en aumento", claman los pescadores del Sella contra los cormoranes

Los ribereños alertan de que las aves merman el número de salmones y los conservacionistas ponen el grito en el cielo: "Eliminarlos no sirve"

Cormoranes en la ría de Avilés. | Mara Villamuza

"Son una plaga en aumento. Está lleno de ellos. Cada año hay más". Así se expresa el ribereño parragués Javier Gutiérrrez Cuadriello sobre la presencia en estas fechas otoñales de abundantes cormoranes en la ribera del Sella con el consiguiente daño al hábitat piscícola. Otro tanto de lo mismo sobre la anómala situación de las aves depredadoras piensa Manuel García Sanfeliz, de Vega los Caseros (Parres): "Cada vez hay más. Da pena ver cómo está el río. ¡Y de garzas, ni te cuento!".

La población de cormoranes, así como las garzas y garcetas, entre otras especies, está siendo la tónica predominante, especialmente en el curso medio-alto del Sella, pues, donde es habitual observar a buen número de ejemplares alimentarse de salmónidos en diversos puntos de la ribera, tales como La Mecedura del Güeña, Rozaones, El Golondrosu, etc. "El martes, había siete cormoranes secando las alas en los cotos de La Cruz y La Vara, en el Sella", asevera el también parragués Javier Peruyero.

Desde hace años el tema de los cormoranes y resto de aves invasoras, sin olvidar las nutrias, acarrea mucha polémica entre los aficionados a la pesca fluvial en aguas continentales asturianas y las asociaciones ecologistas. Eso sí, el Gobierno regional viene autorizando cada temporada controles poblacionales en las distintas cuencas de Asturias para tratar de evitar la masificación de esa especie depredadora y los consiguientes daños al hábitat piscícola.

El Tribunal Superior de Justicia de Asturias argumentó en una sentencia que el cormorán grande no está sujeto al régimen de protección especial ni es considerada una especie catalogada. Asimismo, menciona otra normativa nacional, como una orden del 28 de mayo de 2004, por la que se excluye y cambian de categoría determinadas especies en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, que descatalogó el cormorán grande como especie de interés especial. Este no figura en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.

Por ello, el Tribunal interpreta que cabe dictar disposiciones con el fin de controlar la población de cormoranes, como es el caso de la resolución recurrida.

Con todo, no lo ven así las organización conservaciones, que consideran que "desde hace años, el Gobierno del Principado de Asturias ha venido plegándose a las exigencias de algunas sociedades de pesca deportiva, que acusan a los cormoranes de ser la principal causa del declive de las poblaciones de salmónidos en los ríos asturianos".

Más de una veintena de organizaciones ambientales asturianas han alertado de que las autorizaciones para la eliminación de cormoranes del Principado "se tramitan mediante resoluciones internas que no salen a información pública ni se publican en BOE". Todos los colectivos advierten de que matar cormoranes para reducir su población carece de aval científico. Según datos de la propia administración, aseguran, se han sacrificado más de 3.500 aves desde 2005, año en que empezaron "las matanzas".

Los censos anuales oficiales de cormoranes grandes invernantes en Asturias muestran una clara tendencia negativa de la especie. "Como ejemplo, en 2021 se registraron 303 cormoranes menos que en el año anterior. Sin embargo, y como era esperable a la luz del conocimiento científico, dicho declive no se ve reflejado en un incremento de las poblaciones de salmónidos, sino al contrario, estas poblaciones siguen en un marcado declive", describen.

Y resumen: "A pesar de haberse apostado por una medida tan drástica y prolongada en el tiempo, eso sí, disfrazándose de excepcionalidad para cumplir con la legislación vigente, no se ha conseguido frenar el declive del salmón".

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