Asturias sufre por primera vez un año con más de mil muertes en todos sus meses

El incremento lleva a cifras de récord el desfase con los nacimientos y sitúa 5 meses de 2022 entre los de peor comportamiento demográfico de la serie

Nacimientos y defunciones

Nacimientos y defunciones

Cada dos horas, la Asturias de 2022 festeja un parto y llora tres funerales. Al ritmo medio que marca este año particularmente negro para la demografía asturiana, el desequilibrio entre los nacimientos y las muertes le quita a la región casi 25 habitantes al día, uno a la hora, y el dato sirve para calibrar la envergadura de una crisis demográfica que en 2022 viene agravada fundamentalmente por el sostenido récord histórico de las muertes. Con los recuentos actualizados hasta octubre, y de acuerdo con la última información de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), nunca esta tierra había alcanzado las 11.573 defunciones que totaliza en estos diez meses ni había llegado a restar, por la diferencia con sus 4.024 nacimientos, tantos habitantes como los 7.549 que ha perdido en este periodo por motivos estrictamente vegetativos, sin contar los efectos correctores de los intercambios migratorios.

La elevada mortalidad, que Asturias viene arrastrando durante todo este año, diluye la levísima tendencia al alza de los nacimientos, que también han experimentado un repunte sostenido en todo el ejercicio. Hasta octubre suman 52 más que en el mismo lapso de 2021, pero menos que en todos los años anteriores de la serie… La comparación entre una cifra y otra es elocuente: las muertes casi triplican a los nacimientos y el censo se resiente sobre todo por el alza inusitada de una mortalidad que avanza este año al ritmo de ninguno.

Es el primero de la serie histórica que ha superado las mil defunciones en todos sus diez primeros meses. Ni 2020, con el estallido de la pandemia del coronavirus, ni 2021, con los coletazos de las sucesivas oleadas del covid, ni 2015, el año del récord de antes del virus, habían generado tantas muertes. El dato da idea de que el incremento es sostenido y persistente, sobre todo porque que en realidad Asturias lleva trece meses consecutivos, desde octubre de 2021, con más de mil defunciones al mes, y eso tampoco encuentra precedentes en una serie estadística que empieza la cuenta en 1990.

Los motivos concluyentes tendrán que esperar a un análisis más reposado, pero de entrada da una pista el dato que dice que el covid, y de manera un tanto silenciosa, ya se había cobrado en octubre más muertes que en todo 2021. Parando de contar en los diez primeros meses, las 1.115 defunciones asociadas al virus en este ejercicio superan ampliamente las 721 del mismo periodo del pasado y las 827 registradas al cierre del año. También están por encima de las 471 de la misma fecha de 2020 y se aproximan a las 1.381 del cierre de aquel primer año de pandemia… Va a ser difícil, no obstante, que este 2022 supere el récord anual de muertes en la región, que 2020 tiene situado en 14.550 después del otoño más mortífero del covid en Asturias: sólo entre noviembre y diciembre de ese año se superaron los 3.000 fallecidos, será complicado que se replique ahora esa hinchazón.

El caso es que la mortalidad lleva todo este año disparada en la región que ya tenía la tasa más alta de España, y que en la cuenta total salen 640 fallecimientos más que el año pasado por estas fechas y 98 por encima de las del mismo punto de 2020. Es cierto que esta inflación de muertes se ha moderado, y que el último mes computado, octubre, tiene la cifra más baja del año –1.009–, pero también que la media mensual de 1.157 resulta insólita en la historia estadística del Principado. Eso hasta octubre. Para saber lo que ha sucedido después ayudan las estimaciones del sistema oficial MoMo, que tutela el Instituto de Salud Carlos III y que también lleva todo el año alertando de un exceso notable de la mortalidad en el Principado. Según esta fuente, el desfase respecto a las muertes "estimadas" ha sido notable en los meses de verano –con hasta 520 defunciones más en la suma de julio y agosto– y se ha prolongado con alguna menor virulencia este otoño. En conjunto, sin embargo, poco antes del cierre de 2022, el MoMo atribuye a lo que va de año un exceso más que notable de 1.169 fallecimientos.

La repercusión demográfica de esta desmesura lleva todo el año desactivando los efectos benéficos de la ligerísima recuperación que han experimentado los nacimientos en este 2022. Ligero e insólito, porque crecen poco y porque es el primer alza después de diez ejercicios consecutivos en caída. Aunque para estar completo al dato de la pérdida demográfica le falta el efecto actualizado de los intercambios migratorios, ya hay cinco meses de este año que han tomado posiciones entre los más "negros" de la historia demográfica asturiana. Entre los treinta que desde 1990 presentan un mayor desequilibrio entre nacimientos y muertes están enero, febrero, abril, junio y agosto de 2022. Es un dato que únicamente iguala 2020 y que ningún ejercicio supera.

La evidencia del problema lo ha llevado hasta el parlamento regional. Ante una pregunta de Vox, el presidente del Principado, Adrián Barbón, expuso "la hipótesis que maneja Salud Pública en toda España" y que identifica el factor distorsionador con el covid. "Se está descubriendo", afirmó entonces Barbón, que parece que afecta a sistemas de funcionamiento clave como el vascular" y a "la posibilidad de incrementar el riesgo de padecer ictus", por ejemplo.

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