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"Juaco" y Josefina, una vida en el teatro amateurAna M. Serrano

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Último aplauso para Josefina y "Juaco", dos veteranos actores valdesanos galardonados por su dedicación al teatro costumbrista

"Estamos orgullosos", dicen ahora que van a recibir el premio honorífico de la Compañía de Comedias

Son "como hermanos", comparten pasión y ahora también premio. Los veteranos del teatro amateur y valdesanos Josefina Lombán y Joaquín Fernández, "Juaco", recogerán este año la distinción honorífica de la Compañía Asturiana de Comedias "por fomentar la cultural teatral en Asturias, dignificar el teatro popular asturiano y defender la cultura asturiana". Para explicar la causa de este galardón, "del que estamos orgullosos", dicen, hay que remontarse hacia atrás.

Josefina Lombán tiene 75 años y cultivó desde niña su interés por las tablas. Con el desparpajo y con el habla de una actriz curtida, recuerda con tino el día que en Barcia actuó, precisamente, la compañía que ahora la premia. "Yo salí fascinada; me impactó mucho aquella obra y de hecho recuerdo una frase: ‘Sacásteme de casa para ver un prao y solo me hablas del casoiro’". Ríe. Josefina Lombán, curtida en las labores ganaderas –tuvo una pequeña granja– y en la literatura –dispone de una gran biblioteca–, asegura que en Barcia siempre hubo amor por el teatro. Antes los niños salían a jugar a la calle y representaban escenas. "Recuerdo estar debajo de un hórreo, con colchas viejas como telón", cuenta.

De inmediato vuelve sonreír con el rostro radiante de quien rememora bonitos recuerdos. "Ya con 13 años nos juntábamos más en serio y cualquier excusa era buena para hacer teatro; recaudábamos fondos para un viaje, para las misiones del catecismo... pero lo que nos gustaba era representar personajes", asegura. Juaco, sentado a su lado, asiente en todo momento.

La afición de él se asemeja mucho a la de su compañera. Cuenta 79 primaveras y también era uno de aquellos niños que jugaban a ser otras personas. Con un matiz que le marcó "para siempre": su padre también amaba el teatro y en la cocina de su casa, cuando Juaco solo contaba 5 años, "se representaban obras", dice con ese tono irónico que le caracteriza. Vivir desde niño el teatro en casa le dejó una marca que ya nunca desapareció. Con 17 años, su padre le propuso representar un papel porque falló un actor, Alfredo "El Obispo". "Lo pasé tan bien que nunca lo dejé", recuerda.

En 1980 se funda la asociación cultural "El Hórreo", soporte del grupo teatral del mismo nombre. Juaco cuenta que entonces en Barcia había un teleclub, pero para optar a subvenciones públicas con las que poder organizar más actividades y crecer era necesario crear un colectivo "oficial". Así nació la citada asociación. Josefina Fernández dice que "cumplió un sueño" gracias a "El Hórreo": el de hacer teatro amateur toda su vida. Juaco asegura que hizo amigos, lo pasó de cine y mantuvo con entereza su memoria. Josefina añade más: "Hasta adapté y dirigí, no se puede pedir más", sentencia.

El grupo de teatro nunca perdió el rumbo pese a su larga existencia. Socios fundadores y alma en parte de la agrupación, Lombán y Fernández pasaron los años sobre las tablas, buscando directores y siempre comprometidos con el teatro. Y ese compromiso colectivo mantuvo en pie e hizo triunfar a "El Hórreo".

Joaquín Fernández, «Juaco», y Josefina Lombán, durante una actuación.

"Aquí la gente que se apuntaba al teatro cumplía; hubo personas que perdieron a familiares cercanos y hacían su papel tres semanas después, como profesionales", cuentan. Todos juntos se hicieron un hueco en la programación cultural de muchos concejos. Dice Lombán que pasaron por 70 de los 78 municipios de Asturias. Acudieron también a la Mariña lucense y por mediación de los centros asturianos actuaron en Argentina, Uruguay y Brasil.

Hubo años en los que interpretaron 49 obras. Lo cuenta Juaco. Fue en 2009. Por contra, pasada la pandemia, un día levantaron el telón y se encontraron solo con tres personas. Fueron los peores tiempos. El actor, de incomparable memoria, asegura que para saberse bien un papel se necesitan 140 horas de estudio y ensayo.

Hace años que ambos premiados saben que sin esfuerzo no hay reconocimiento. No dedicaron su vida al teatro con el afán de lograr galardones, pero los que fueron llegando, "bienvenidos fueron". Su teatro triunfó porque "hicimos lo que nos pedía la gente, cosas divertidas", señala Josefina Lombán. Juaco añade que el teatro en Asturias "gusta y mucho". De hecho, "en los pueblos sabemos lo que pasa; acaba la función y empieza la orquesta, pero la gente se va cuando se echa el telón".

Pasearon sus personajes por numerosas y recónditas localidades de Asturias y nunca se cansaron de viajar hasta que "llegó la edad".

"Ya somos mayores y hay que conocer los límites", opina Lombán. Se acabaron los largos viajes y las tardes montando un escenario, o buscando atuendo por casas propias y ajenas. Con el dinero que recaudaron en todo este tiempo mantuvieron en pie y con vida la sede asociativa. También se organizaba una semana dedicada a la cultura. Atesoran cientos de anécdotas que contar. En Taramundi, Josefina Lombán se quedó en blanco y al presentar la obra no supo decir ni su título. "Con eso nos reímos mucho", señala.

Para uso de aquellos que sufren pánico escénico, ambos actores de cuna apuntan la receta perfecta: "Basta con salir y salir al escenario, y si tienes un buen equipo siempre alguien habrá que salga a ayudarte". Su mejor obra, confiesan y coinciden, fue "Interdicto ou pleitín de aldea", de José María Malgor. Superados los nervios, después de haber hecho todo lo posible por el teatro costumbrista asturiano, y con este último premio bajo el brazo, Josefina Lombán y Juaco Fernández se quedan con un mensaje: "Larga y buena vida al teatro asturiano".

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