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Peter Nijkamp. | J. S.

"Creo en el futuro de regiones periféricas como Asturias, son más creativas"

"Hay que invertir en jóvenes, tecnología y Universidad, lo demás llega si se apuesta por el conocimiento" | "El grado de felicidad en Oviedo es mayor que en Madrid o Barcelona"

Peter Nijkamp (Dalfsen, Países Bajos, 1946) es un economista holandés, profesor de economía regional y geografía económica en la Universidad de Ámsterdam. Asimismo, preside la Junta de Gobierno del Consejo de Investigación de los Países Bajos. Sus investigaciones, de resonancia europea, están vinculadas a la economía regional y urbana y su relación con el medioambiente. Visita Oviedo invitado por la Universidad para participar en el Seminario sobre Innovación y Desarrollo Regional

–¿Es lo suficientemente intervencionista la Unión Europea (UE) en la economía comunitaria?

–La Unión debe jugar un papel relevante en la economía europea, pero no para aumentar la burocracia. Todos los países deberían jugar según las mismas condiciones, con recursos similares, para impulsar sus respectivas economías. Sería deseable que todos los estados dispusieran de los recursos de los países nórdicos. Otro aspecto que me parece fundamental es la política medioambiental y su impacto en la economía. Además, considero que los centros de decisión no deberían estar solo en las capitales de los estados. En definitiva, creo que la labor más importante de la Unión Europea es garantizar la igualdad de oportunidades de los ciudadanos de los estados miembro, independientemente de su procedencia.

–¿Va la UE en la dirección correcta en lo referido a política medioambiental?

–Sí. El «Green Deal» (Pacto Verde) es muy importante para proteger nuestros montes, nuestra costa… si la Unión Europea no se preocupase como lo está haciendo por el medioambiente, todo el entorno natural quedaría destruido, y eso es algo que no podemos permitirnos. El progreso económico está muy bien siempre y cuando no atente contra la naturaleza. Por ejemplo, España es un país bellísimo, igual que Asturias. Pero no solo se trata de la belleza, sino que una gran parte de la economía de los países, y en concreto de España, depende del turismo, y con un entorno destrozado esto se perdería. La tecnología debe jugar un papel fundamental en la conservación medioambiental. También es importante conservar el patrimonio cultural; lugares maravillosos como la Universidad de Oviedo contribuyen decisivamente a ello.

–¿Qué papel puede jugar Asturias en el actual contexto geoeconómico?

–Es fundamental el peso de la periferia. Yo nací lejos de Ámsterdam, en la frontera con Alemania. Pertenecer a regiones alejadas del centro, como Asturias, hace a la gente estar más unida y ser más creativa, y contribuye a que las empresas cooperen entre sí. Creo en el futuro de las regiones periféricas dentro de Europa, siempre y cuando se les brinden las mismas oportunidades. Tenemos a nuestra disposición nuevas tecnologías que nos permiten estar conectados y disminuyen la sensación de aislamiento de las regiones más alejadas de los grandes centros de poder. Asturias debe compensar la falta de accesibilidad con más creatividad.

–Es muy optimista con el futuro de esta región, más de los que suele ser habitual.

–Porque creo que la mejor política que se puede llevar a cabo es invertir en los jóvenes, en tecnología, en la Universidad… lo demás llega si se apuesta de verdad por el conocimiento, que es lo que de verdad importa. En Asturias, como decía antes, la gente usa mucho el cerebro para trabajar juntos, como pasa en las regiones periféricas europeas.

–Usted ha desarrollado una teoría que defiende que los desastres naturales son una oportunidad para cambiar las cosas a mejor.

–Yo lo llamo «la fortuna del desastre». Este tipo de tragedias son terribles, está claro. Pero la única manera de salir adelante tras sufrir una catástrofe es trabajar duro, ser más creativo. Mi abuela me decía: «Si un hombre te golpea y te levantas, te harás más fuertes, pero si te quedas tirado, no harás nada». Del covid, por ejemplo, hemos salido mejor.

–Elaboró unos parámetros para clasificar a las ciudades según el grado de felicidad de sus ciudadanos, que bautizó como «Love City» ¿En qué lugar situaría a Oviedo en ese ránking?

–¡Como una de las ganadoras de España! Más que Barcelona, Madrid… Los niveles de satisfacción en las ciudades de tamaño medio, según los estudios que realicé en Holanda, son mucho mayores que en las grandes ciudades.

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