Batalla de intereses sobre la próxima vacunación del covid-19 en vísperas del adiós a la mascarilla

Los expertos dicen que la vacuna española Hipra, que el Ministerio quiere aplicar en otoño, confiere una protección insuficiente y alertan de "una guerra comercial" de marcas y gobiernos

Batalla de intereses sobre la próxima vacunación del covid-19 en vísperas del adiós a la mascarilla

Batalla de intereses sobre la próxima vacunación del covid-19 en vísperas del adiós a la mascarilla

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

Si todo rueda según lo previsto, en pocas semanas desaparecerá una de las pocas huellas externas de la pandemia de covid-19 que continúa vigente en España: el uso obligatorio de mascarillas en hospitales, centros sanitarios y residencias de mayores. Este paso se dará en un contexto de guerra comercial, científica y política en torno a las futuras vacunaciones del coronavirus.

El ministro de Sanidad, José Miñones, anunció el pasado viernes la celebración de una reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, a finales de este mes, para debatir la eliminación de esta obligatoriedad. Miñones vaticinó que nuestro país está "más cerca" de un uso "recomendado" que de un uso "obligatorio" del cubrebocas en estos centros, aunque defendió su utilización, sobre todo para proteger a los mayores frente a los virus respiratorios.

Esta nueva relajación –prácticamente la última– de las medidas de contención del virus SARS-CoV-2 se ve muy cercana cuando Asturias acumula 3.532 muertos por coronavirus desde que el 11 de marzo de 2020 falleciera Avelino Uña Gutiérrez, religioso salesiano y jefe de estudios del colegio Fundación Masaveu (Oviedo), a la edad de 68 años. Los contagios de covid oficialmente contabilizados son actualmente 269.090. Sin embargo, es bien sabido que, desde finales de marzo de 2022, sólo se computan los casos en personas de 60 años en adelante y los casos graves. Algunos expertos apuntan que, a día de hoy, la práctica totalidad de la población puede presentar algún tipo de inmunidad frente al virus SARS-CoV-2, ya sea por haberse vacunado o por haber pasado la enfermedad. En el caso de Asturias, hasta la fecha se han aplicado 2.657.438 dosis de vacuna a un total de 932.635 personas distintas.

En paralelo, el Ministro de Sanidad explicó que, partir del próximo mes de octubre, se empezará a inmunizar frente al covid a los mayores de 80 años y a los profesionales sanitarios con la vacuna española Hipra. Y añadió que, de esa franja de edad hacia abajo, se combinarán las dosis de Hipra con el resto de vacunas disponibles (en concreto con Pfizer). Miñones insistió en que hay que seguir vacunándose frente al coronavirus. Y puntualizó que el Ministerio va a continuar con la campaña de vacunación, priorizando los grupos de riesgo.

Pedro Arcos: "Es la mayor guerra comercial del último siglo en el mercado de las vacunas"

Pero la aplicación de la vacuna Hipra no goza, ni mucho menos, del beneplácito generalizado de los expertos. Así lo ha expresado con nitidez Daniel López Acuña, médico epidemiólogo y ex alto cargo directivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afincado en Asturias. A su juicio, la campaña vacunal del próximo otoño "no podrá estar basada en la vacuna Hipra porque no brinda una adecuada protección frente a las variantes mas recientes". El doctor Acuña considera necesario "diseñar una estrategia de vacunación contra el covid con nuevas vacunas que estén centradas en la variante HBB y no solo para mayores de 80 años".

Daniel López Acuña enfatiza que la protección vacunal frente al SARS-CoV-2 "está empezando a decaer", por lo que "pronto tendremos una mayor susceptibilidad si no se emprenden campañas agresivas desde septiembre con nuevas formulaciones de vacunas".

Pedro Arcos, profesor de Epidemiología en la Universidad de Oviedo, apunta una clave muy esclarecedora de esta controversia en torno a Hipra: "Hay una auténtica guerra comercial por posicionar las vacunas de covid en el mercado, y esto distorsiona todas las opiniones y los argumentos".

Todos aquellos lemas del tipo "juntos llegaremos más lejos", enarbolados en las primeras fases de la pandemia, parecen haber dado paso a una guerra sin cuartel entre los fabricantes de vacunas. El año pasado, las del covid-19 generaron una facturación global que ha llegado a estimarse en unos 75.000 millones de euros. Nos hallamos ante "la mayor guerra comercial del último siglo en el mercado de las vacunas". En juego están "miles de millones de euros en contratos y una guerra sucia entre laboratorios en la que vale todo", señala el profesor Arcos, asesor del grupo técnico de la OMS en emergencias sanitarias.

En este contexto, "la única posición correcta es la de las agencias reguladoras del medicamento; en el caso de Europa, la de la EMA", indica el docente asturiano. Ante un "enorme nivel de contaminación informativa", la realidad más fiable es –a juicio de Pedro Arcos– que "cualquiera de las vacunas aprobadas por la EMA es buena".

El epidemiólogo Ismael Huerta, coordinador de Salud Pública en el área sanitaria III (Avilés), tampoco otorga gran proyección a la vacuna española: "No creo que se use mucho porque no está adaptada a las variantes que circulan, como indican las agencias reguladoras". Si para el próximo otoño se dispone de vacunas de Pfizer, Moderna o Novavax adaptadas, "ésas serán las que se usen", pronostica.

¿Factor relevante? Que el Gobierno de España, como todos, tiende a favorecer a las empresas de nuestro país: "Tiene que hacerlo para apoyar el desarrollo de la vacuna española. Y hay unos millones de dosis compradas. Pero, si no cumple los criterios de los organismos internacionales, me temo que esas vacunas quedarán en los almacenes, o se donarán a otros países", señala el doctor Huerta.

Nos hallamos ante una cuestión "muy de política económica y de geopolítica", tal y como declaró la semana pasada a LA NUEVA ESPAÑA Luis Enjuanes, jefe del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (Madrid) y máximo responsable del diseño y desarrollo de una vacuna frente al covid-19 que aún se halla en fase de producción.

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Desde el inicio de la pandemia, a principios de 2020, Asturias ha registrado 3.532 muertos por covid-19, según el dato oficial del Ministerio de Sanidad correspondiente al pasado miércoles, día 14 La Consejería de Salud del Principado venía manejando cifras superiores, peo ya hace casi año y medio que dejó de hacerlas públicos. Sobre la base de ese número, la tasa de mortalidad por coronavirus en el Principado es de 351 fallecimientos por cada 100.000 habitantes. Este dato es sensiblemente superior al contabilizado en el conjunto del país, que se cifra en 256 por cada 100.000 habitantes. La mortalidad de Asturias es la quinta más elevada entre las 17 comunidades autónomas. Se sitúan por encima, por este orden, Aragón (412 muertos por cada 100.000 habitantes); Castilla-La Mancha y Castilla y León, casi empatadas hasta la centésima (402,86 la primera y 402,84 la segunda); y el cuarto puesto corresponde a País Vasco: 372 fallecidos por covid por cada 100.000 ciudadanos. Entre tanto, entre los infectados por coronavirus mayores de 60 años o más, la mortalidad registrada en Asturias es del 4,1 por ciento, la cuarta más alta de todo el territorio nacional. El promedio de letalidad del SARS-CoV-2 en España en esta franja de edad es del 3,6 por ciento.

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