Las entrañas del "Odón de Buen", el coloso oceanográfico de los astilleros Armón

El grupo asturiano bota en Vigo el mayor buque español de su tipo, con 1.700 toneladas y 84,3 metros de eslora

Jorge Gamelo

La quilla es sin duda la pieza más importante de la estructura de un barco. Antiguamente de madera, se alza de popa a proa por su parte inferior y en ella se asienta todo su armazón. En el caso del "Odón de Buen", el mayor buque oceanográfico español que está construyendo el grupo asturiano Armón en su astillero de Vigo, su puesta se produjo el pasado 15 de octubre, era metálica y tenía grabada una brillante moneda con la imagen de Santiago Ramón y Cajal. El que fue premio Nobel de Medicina en 1906 era amigo de Odón, fundador del Instituto Español de Oceanografía (IEO), y con motivo del año Cajal, celebrado en 2022, se acordó volver a reunirlos. Hoy, casi nueve meses después, esa quilla se ha convertido en una enorme joya que bate récords. Pesa 1.700 toneladas y su casco mide 84,3 metros.

La botadura, que tendrá lugar hoy, miércoles, a las 17.00 horas, en las instalaciones de Armón Vigo, atañe a una embarcación destinada al mundo de la investigación que rompe cualquier molde, reemplaza al ya jubilado "Cornide de Saavedra" (66,7 metros) y gana en un sinfín de magnitudes al todopoderoso "Hespérides" de la Armada Española (82,5 metros). También al "Sarmiento de Gamboa" del CSIC (70,5 metros), al "Miguel Oliver" y el "Vizconde de Eza" de la Secretaría General de Pesca (70 y 53 metros respectivamente) o al "Ángeles Alvariño" y el "Ramón de Margalef" (ambos de 46,7 metros, que nacieron en las mismas instalaciones que su nuevo hermano mayor y propiedad del IEO, adonde también irá este último).

Las entrañas del coloso oceanográfico

Las entrañas del coloso oceanográfico / Jorge Gamelo

Las entrañas del coloso oceanográfico

Las entrañas del coloso oceanográfico / Jorge Gamelo

Las entrañas del coloso oceanográfico

Las entrañas del coloso oceanográfico / Jorge Gamelo

En la sede de Armón Vigo se preparaba ayer el evento que concluirá con el "Odón de Buen" fundiéndose en el mar. Está previsto que acudan numerosas autoridades y representantes de la sociedad civil. Pero un día antes de que el buque oceanográfico flotara en aguas viguesas, todavía en tierra, la imagen que desprendía ya era imponente. Todo lo grandiosa que puede ser una obra que soportará cerca de 4.200 toneladas, una vez se añada el equipamiento y piezas que faltan, así como el combustible o la tripulación que viajará en ella. Serán hasta 58 personas (19 tripulantes y 39 científicos) que surcarán las gélidas aguas de la Antártida como Pedro por su casa, gracias a dos motores de 3.400 kilovatios que aprovecharán al máximo sus 40 días de autonomía.

La colosal nave, en la que han trabajado y seguirán trabajando cerca de 250 profesionales hasta el verano de 2024, cuando previsiblemente se entregará en Cádiz, cuenta además con 500 metros cuadrados de laboratorio para llevar a cabo proyectos en campos como la biología o la física, y más de 100 concentrados en un parque de pesca. Valorado en 85 millones de euros, la inversión que ha destinado el Gobierno para su construcción, en parte con fondos europeos, el "Odón de Buen" se desplazará a una velocidad máxima de 14 nudos y no lo hará solo. Contará con un vehículo submarino autónomo (AUV) de la firma Kongsberg con capacidad para sumergirse hasta 6.000 metros. Un fiel compañero con el que explorará y descubrirá cosas hasta ahora nunca vistas.

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