Mónica Álvarez: "De funcionar como modelo predictivo, los minitumores serán una revolución médica"

La científica del IUOPA experimenta con cincuenta réplicas de cáncer de cabeza y cuello para, en un futuro, llegar a personalizar los tratamientos

En primera fila, en el bloque central y empezando por la izquierda, Ángel García, Mónica Álvarez, Rosa María Sainz, Gonzalo Martínez Peón, Iván Aitor Lucas, Carmen Vilabrille y Daniel Gutiérrez, con el resto del público. | Irma Collín

En primera fila, en el bloque central y empezando por la izquierda, Ángel García, Mónica Álvarez, Rosa María Sainz, Gonzalo Martínez Peón, Iván Aitor Lucas, Carmen Vilabrille y Daniel Gutiérrez, con el resto del público. | Irma Collín / M. G. SalasM. G. S.

Mónica G. Salas

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Mónica Álvarez llegó (o mejor dicho, retornó) a los laboratorios asturianos en diciembre de 2019 para abrir una nueva línea de investigación: la de producir organoides o minitumores (réplicas de cánceres a tamaño mini) para, en un futuro, llegar a predecir la respuesta de un paciente a un tratamiento. Eso que llaman medicina personalizada y que dará un vuelco a la práctica clínica. Casi cuatro años después, Álvarez, que es investigadora del ISPA (Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias) y del IUOPA (Instituto Universitario de Oncología), ha cumplido su objetivo. Su equipo trabaja con un biobanco de unos 50 minitumores congelados, que de probarse que funcionan como modelos predictivos podrían decirle a un paciente en cuestión de solo un mes qué tratamiento es el más adecuado para él. Es decir, "toda una revolución", como aseguró ayer en la I Semana de la Innovación de LA NUEVA ESPAÑA.

Pero hay un problema o varios: la investigación es lenta y el gran reto que queda por delante es generar "el modelo más completo". "Ahora recreamos el tumor solo, pero sin vasos sanguíneos ni células del entorno del tumor que son muy importantes, como las inmunes. Y en eso estamos", explicó la bioquímica gijonesa, quien detalló que los minitumores son en realidad microtumores, porque como muchísimo alcanzan un tamaño de 200 micras frente a los 2 o 3 centímetros que puede tener un tumor normal.

¿Cómo se obtienen? A partir de la biopsia de un paciente. "Una parte se va siempre al diagnóstico y, si hay remanente, se disgrega, se liberan las células, las ponemos sobre una especie de gelatina y las ponemos a crecer in vitro", detalló. Cada una de ellas es capaz de generar un minitumor. En todo este tiempo, el equipo de Mónica Álvarez ha procesado 200 biopsias, con una tasa de cultivo del 70%. De ahí, el 30-40% de los casos han llegado a expandirse y congelarse. "Son los números normales y los que maneja el laboratorio de Holanda que creó los primeros organoides", aclaró.

¿Qué se hacen con ellos? Probar y probar. Fármacos, tratamientos más agresivos, buscar nuevas curas... Así, hasta que se pueda llevar a un ensayo clínico. Una gran ventaja, comentó Mónica Álvarez, es que los minitumores se pueden congelar y sacar y utilizar cuando se quieran. La investigadora está centrada en un tipo de cáncer concreto: el de cabeza y cuello, que son "básicamente de boca y garganta". La incidencia en Asturias, advirtió la bioquímica, es "alta" comparada con el resto de regiones de España. Y "muy alta a nivel mundial" en el caso del cáncer de laringe. Además, la tasa de supervivencia está estancada y los tratamientos "son los mismos que hace 30 años".

"Los factores de riesgo son dos. Por un lado, el tabaco y más aún acompañado de alcohol. Y por otro, el virus del papiloma humano. Este último tiene un porcentaje más bajo, pero está creciendo", avisó. Ahora bien, ¿por qué Asturias sobresale en este tipo de tumores? "No está demostrado, pero tiene que haber un factor ambiental. La industria, la minería...", aclaró. Algo que corroboró la epidemióloga Adonina Tardón, que siguió las ponencias entre el público: "No hemos fumado más que el resto de España. Es una causa ambiental seguro".

Mónica Álvarez, que regresó a Asturias gracias a una ayuda de la Asociación Española Contra el Cáncer, dijo "no arrepentirse en absoluto" de la "decisión arriesgada" que tomó en 2019 –tenía un contrato indefinido en Madrid–, pero sí reclamó más financiación. Y "no solo para proyectos, sino también para personal", remató.

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La I Semana de la Innovación, organizada por LA NUEVA ESPAÑA, es "una semana perfecta". Así la calificó el director general de Innovación del Principado, Iván Aitor Lucas del Amo, en la inauguración de las jornadas. El motivo: "Muestra –según explicó– lo mucho que se está haciendo en innovación en Asturias y, además, cubre todo el ecosistema. Desde las empresas y los centros tecnológicos hasta la Universidad de Oviedo y los centros de investigación. Hasta el viernes pasarán por el Club Prensa Asturiana el IUOPA, ArcelorMittal, TK Elevator, Cetemas e IPLA-CSIC. Carmen Vilabrille, directora de red comercial de Banco Sabadell, afirmó que la innovación "no es cosa del futuro, sino del presente". "Las empresas, para poder ser competitivas, tienen que tener valor añadido y eso se consigue innovando", señaló. Algo que ya se está haciendo. Daniel Gutiérrez, director de innovación y economía digital de Ontier, puso en valor que la I Semana de la Innovación es el reflejo de la "colaboración público-privada". Por su parte, Gonzalo Martínez Peón, director de LA NUEVA ESPAÑA, afirmó que la ciencia y la innovación "son una auténtica obsesión" del periódico y buena prueba de ello es que el gremio de los investigadores es el más laureado en el premio "Asturiano del mes". "Desde hace 8 años celebramos con éxito la Semana de la Ciencia y de ahí nace esta Semana de la Innovación, para que se vea lo mucho y bueno que se está haciendo en Asturias".