Fallece Alfredo Prieto Valiente, el último diputado democristiano de la Transición en Asturias

El abogado, "dialogante y preparado", compaginó una intensa vida política en UCD y el gobierno preautonómico

Alfredo Prieto Valiente.

Alfredo Prieto Valiente.

El abogado Alfredo Prieto Valiente, uno de los diez primeros diputados por Asturias de la democracia, falleció en la noche de este sábado, a los 89 años, en Oviedo. En su larga trayectoria profesional, en la que se especializó en Derecho Civil y Mercantil, fue jefe de los servicios jurídicos del Banco Herrero y asesor de empresas de gran arraigo en la región como Hidroeléctrica del Cantábrico y Aguas de Fuensanta, entre otras. También fue presidente de Unión Financiera Asturiana. Con su muerte, Asturias pierde al último diputado democristiano que quedaba de los primeros años de la Transición.

Siempre dialogante y partidario de buscar consensos en busca del interés general antes que forzar desencuentros por empecinarse en los posicionamientos propios, Prieto Valiente compaginó su actividad laboral con la política cuando la rama democratacristiana le pidió que fuera en uno de los puestos de salida por Asturias de la lista de UCD en las primeras elecciones generales, en 1977. Él mismo confesaba que nunca fue «un animal político», de ahí que presentase su dimisión, tanto a la dirección de UCD como al presidente preautonómico, Rafael Fernández, tras dos años como diputado nacional y otros dos años como consejero de Comercio, Turismo yPesca de la preautonomía asturiana, aquel Gobierno dirigido por el histórico socialista, pero integrado por miembros de todos los partidos que habían logrado representación en aquellos primeros comicios de la democracia. 

La singladura política de Prieto Valiente fue voluntariamente breve, pero tremendamente intensa. Fue protagonista de excepción del trabajo y la negociación política en aquellas Cortes constituyentes que alumbrarían la Carta Magna de 1978. «Supimos renunciar a una parte importante de nuestros principios, valores y pensamientos para hacer posible la Constitución del consenso: no era la Constitución de media España contra la otra mitad», relataba Prieto Valiente con motivo del 40.º aniversario de la Constitución. También solía decir que «la Transición fue un milagro». 

Fue también uno de los cinco diputados asturianos de UCD y AP que asistió al homenaje en Covadonga al entonces Príncipe de Asturias, Felipe, el 1 de noviembre de 1977, que arrancó gris y con lluvia, pero que acabó con un cielo despejado. Los otros cinco, del PSOE y el PCE, eludieron asistir. «Estábamos los primeros de la fila. Éramos los políticos más cualificados del país, habíamos sido elegidos en unas elecciones democráticas absolutamente limpias, libres y transparentes, pero el resto de autoridades que estaban allí eran cargos a dedo del régimen anterior, del final del franquismo», rememoraba a LANUEVAESPAÑA Prieto Valiente en septiembre de 2018, coincidiendo con la primera visita de la princesa Leonor a Covadonga, 41 años después de la de su padre, Felipe VI.  

Otro de los diputados que compartió aquel momento histórico, Emilio García Pumarino, destacaba ayer «la amabilidad y educación de la que siempre hizo gala Alfredo Prieto Valiente en la política, aunque eran tiempos muy complicados porque todo estaba por hacer y nunca sabíamos qué pasaría al día siguiente». El también parlamentario constituyente de UCD recuerda su talante «moderado y dialogante. Estaba muy preparado. Era un buen político democristiano que creía en la política de centro. Fue un gran compañero de viaje y de formación política en aquellos primeros de la Transición. Siento muchísimo su pérdida», valoraba García Pumarino este domingo. Ovidio Sánchez fue uno de los compañeros democratacristianos, en los tiempos de la clandestinidad de Prieto Valiente. «Yo era más joven, pero él era un profesional del derecho de primera fila en Asturias, jefe de los servicios jurídicos del Banco Herrero. Una persona muy educada y estaba en su momento de plenitud, con cuarenta y pico años», recuerda el expresidente del PP asturiano y también exdiputado en el Congreso. «Era un perfil muy distinto al que se encuentra en la política actual. Un caballero con una elegancia de trato indiscutible», apostilla Ovidio Sánchez  

 Alfredo Prieto Valiente renunció a sus cargos políticos para centrarse en el ejercicio del derecho, al que dedicaría 58 años de su vida, tras licenciarse en la Facultad de Derecho de Oviedo. En 1982 dejó la asesoría del banco Herrero y montó su propio despacho junto a Luis Morilla. Coincidió en más de un juicio con Agustín Azparren, juez decano de Oviedo en los años noventa del siglo XX: «Era muy buen abogado y una persona totalmente respetuosa. Ese perfil de seriedad también lo llevó a la política».

En su larga trayectoria profesional Prieto Valiente asesoró jurídicamente a algunas de las empresas más destacadas de la región como Hidroeléctrica del Cantábrico y fue presidente de Unión Financiera Asturiana hasta hace apenas dos años. Precisamente al frente de esta entidad impulsó la firma de un patrocinio que fue clave para el  Oviedo Baloncesto, según recordaba este domingo Fernando Villabella, presidente del equipo y secretario general de la Cámara de Comercio de Oviedo: «Era un hombre entrañable, con una conversación  increíble. Años atrás había sido directivo delTradehi porque uno de sus hijos jugó al baloncesto en su juventud».

Otra de las aficiones de Alfredo Prieto Valiente era el senderismo y hacer rutas por Teverga, la patria chica de su mujer, Mary Chelo Muñiz-Toca. Esa conexión tevergana quedó patente en el tanatorio de Los Arenales, donde los tres hijos del jurista y político, Ángel, Alfredo yMaría Consuelo, recibieron numerosísimas muestras de condolencia y pésame, entre ellas las del alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, también con raíces familiares en el concejo de Teverga. 

La ciudad que le vio nacer un mes antes de la Revolución de 1934, despedirá este lunes a Alfredo Prieto Valiente en el funeral de cuerpo presente, que tendrá lugar a la una de la tarde en la iglesia de SanIsidoro el Real.