Moda asturiana para Alba Flores en los premios "Goya" con mensaje de apoyo a Palestina

La actriz Alba Flores acudió ayer a la ceremonia de los premios "Goya" de cine, donde entregó el premio a la mejor canción original, con un vestido hecho en Asturias "al ritmo de cocina de leña". Ese es el compás que guía el buen hacer de la marca Made by Kös, detrás de la que están Yolanda González y Constantino Menéndez, un proyecto de "moda lenta" (slow fashion) que tiene su taller en Pillarno (Castrillón) y del que también sale todo el vestuario que Rodrigo Cuevas utiliza en sus conciertos.

En esta ocasión, Constantino Menéndez, autor de los diseños de la marca, mantiene su línea de trabajo de alta costura "lenta", con materiales sostenibles y fabricación artesanal alejada de la producción en serie, pero se aparta de esa lúcida reinterpretación de la indumentaria tradicional asturiana que hizo para los espectáculos de Rodrigo Cuevas, mezclándola con la estética del glam-rock o entreverándola con aires kitsch.

Alba Flores lució en la gala de ayer un "total black look" con diferentes texturas y tejidos. "El modelo se compone de una falda pantalón de amplio vuelo confeccionada en raso, lleva tablones encontrados coincidentes con las pinzas del delantero y trasero", explica Constantino Menéndez. La hija del cantante Antonio Flores y nieta de Lola Flores lucía también una blusa de encaje de licra con corte muy ajustado. "Las mangas y el cuello están rematados con blonda", apunta Menéndez. Además, "el bustier y las puñetas se han trabajado en terciopelo de algodón", añade el modisto de Pillarno, que conoció a Alba Flores gracias a Rodrigo Cuevas, ya que la actriz es una de las patrocinadoras de La Benéfica, el proyecto de rehabilitación de un teatro que el cantante lidera en Piloña, concejo donde reside. "Rodrigo es un experto en poner en conexión a la gente de su entorno", añade Menéndez.

Aunque la pequeña de los Flores iba totalmente de negro, el diseño de Made by Kös escondía un mensaje de apoyo al pueblo palestino, aplastado por los bombardeos israelíes en Gaza. Se trata de 23 botones forrados y bordados a mano con pedrería en rojo y verde, los colores de la bandera palestina, que cierran las puñetas y el bustier, "dándole algo de brillo y luz a este trabajo tan sobrio", explica el modisto. Es un mensaje levemente escondido: "Solo se aprecian si se observa el modelo por la parte posterior". El vestido de Alba Flores –que viajó hasta Pillarno para hacerse las pruebas finales después de varios encuentros con Constantino Menéndez por videollamada– pretende con este detalle "restar frivolidad al mundo de la moda y hacer patente que un simple detalle como es un botón puede estar cargado de significado y hacer que pivote sobre él todo el sentido del trabajo elaborado".

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