Barbón pone sus cambios en el Gobierno como ejemplo de "humildad y valentía"

El presidente del Principado y el PP se acusan mutuamente de pretender el cierre de los hospitales comarcales

Adrián Barbón, durante una de sus intervenciones.

Adrián Barbón, durante una de sus intervenciones. / Armando Álvarez

Una pregunta de la portavoz de Vox en la Junta, Carolina López, dio pie al presidente del Principado a calificar los cambios que él mismo ha acometido en su gabinete y la fórmula para ejecutarlos como ejemplos de "humildad" y "valentía". Son éstas las dos virtudes necesarias, dice Adrián Barbón, para hacer lo que a su vista ha hecho él, "escuchar y rectificar". Se necesita "humildad para reconocer que uno se equivoca" y además arrojo, añade, "porque un político al uso se habría empecinado en mantener una estructura que era mejorable". En realidad, López no había traído a la Junta las reformas y los vaivenes de Barbón, ni el debut y despedida de la macroconsejería de cultura y derechos sociales que duró cuarenta horas, ni su separación en dos departamentos para acabar ampliando a once el número de secciones del Gobierno en aquella semana intensa de hace ahora quince días. Ella había preguntado por el incremento del gasto en personal de confianza -"de 11,5 a 15,2 millones de euros anuales desde hace cinco años..."- y Barbón quien coló el tema en su respuesta, justo después de justificar el progreso de las cifras en que su Gobierno debe gestionar un presupuesto que ha crecido en cerca de 2.000 millones en cuatro años y de recordar que el porcentaje de la cifra total de gasto que consumen los altos cargos y el personal eventual es el mismo ahora que en 2020, un 0,68 por ciento.

Al contragolpe, Barbón también acudió al coste de la vicepresidencia "sin competencias" que gestiona Vox en Catilla y León, al sueldo de la portavoz de Vox, "tanto como yo sin la misma responsabilidad", o a los cinco asesores, más que diputados, que asisten a Vox en la Junta. "Empiece dando ejemplo", concluyó. "Su grupo cobra casi 460.000 euros de este parlamento. Renuncien a ello. Ese será el mejor ejemplo de coherencia".

En el turno de pregunta del PP, su portavoz, Álvaro Queipo, devolvió el debate a la abierta oposición que con recurrencia ha manifestado su grupo sobre la reforma del mapa sanitario que patrocina el Gobierno. Volvió a reprochar el lanzamiento de un proyecto que no estaba en el programa electoral del PSOE y ha dado sus primeros pasos "sin contar con el principal partido de la oposición ni en realidad con nadie" y atribuyó al Ejecutivo un trinomio de errores que resumió en "falta de transparencia, incapacidad de gestión e improvisación continua". Después repasar la inflación de las listas de espera o de afear a Barbón el incremento de los asturianos que eligen la sanidad privada frente a la pública, presidente y portavoz se enfrascaron en un singular cruce de acusaciones mutuas con la estructura de la sanidad asturiana como fondo. Se vio a la vicepresidenta del Principado, Gimena Llamedo, espantarse con gestos ostensibles cuando Queipo dijo que el PSOE "lleva muchos años amagando con el cierre de hospitales periféricos". Se vio después de la intervención de Barbón al PP negando con rotundidad la teoría que dentro del hemiciclo expuso el Presidente respecto a que en los noventa los populares "quisieron cerrar los hospitales comarcales y expulsaron aSergio Marqués porque se negó". En un turno posterior, el portavoz adjunto del PP, Luis Venta, denostó por "indecente e indecoroso" el uso del expresidente "como ariete basándose en suposiciones o hipótesis" y exigió disculpas a los socialistas.

El resto fue la nueva invitación de Barbón a que el PP se incorpore al consenso sobre una reforma que avalan "todos los exconsejeros de Sanidad, incluido el creador del mapa", y una acusación de vuelta que considera que los populares, en realidad, quieren que el proyecto "fracase para hacer más caja" y proteger los intereses privados que "usted defiende junto a Vox".

El portavoz de Foro, Adrián Pumares, prefirió utilizar su turno poniendo ante Barbón una batería de propuestas para disipar dudas en torno al futuro de la industria asturiana y reclamar un nuevo estatuto para la industria electrointensiva, la elevación de las compensaciones por emisiones de CO2 al máximo permitido por la UE o la conexión de la regasificadora del Musel a la red de abastecimiento para que "no sea sólo un almacén logístico" y "se autorice a Arcelor a utilizar gas natural en su proceso de descarbonización". La enumeración con la que contraatacó Barbón fue de las etapas del camino recorrido, de la gestión de los fondos de Transición Justa al "rescate de Duro Felguera", de "la puesta en marcha de la regasificadora" a la "consolidación de la carga de trabajo de Santa Bárbara hasta 2037", del récord de exportaciones a los proyectos de Windar o Exiom y, sí, a Arcelor. "Entiendo la incertidumbre y la preocupación", dijo Barbón, "pero no es cierto que administraciones no hayan cumplido". Habló de la autorización de la subvención del Principado de 36,4 millones y de la "tramitación ambiental de la obra" y los "450 millones de ayuda directa autorizada por el Estado". Admitió no estar conforme "al cien por cien" con el estatuto de la industria electrointensiva, invitó sin embargo a considerar que en las compensaciones del CO2 "se ha avanzado" y prometió, una vez más, "trabajar de forma coordinada con el Gobierno de España" para que Asturias siga teniendo industria siderúrgica. "Estamos en permanente contacto con ellos, con el Ministerio y con Moncloa, para trabajar en esta línea y que Arcelor no sea sólo una empresa de presente, sino de futuro", concluyó.

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