Estas son las causas de que no se logre reducir las listas de espera, ni siquiera aumentando las consultas hospitalarias por las tardes

El incremento de revisiones deja menos margen para pacientes nuevos

Los médicos consideran muy baja la remuneración de las horas extra

El aumento de consultas hospitalarias por las tardes no logra reducir las esperas

El aumento de consultas hospitalarias por las tardes no logra reducir las esperas / LNE

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

Las listas de espera de consultas con el especialista en Asturias están disparadas desde la pandemia de covid-19, y las medidas adoptadas hasta la fecha no han conseguido revertir esta tendencia. En la base de esta situación se observan varios factores, entre los que destacan dos: la proliferación, cada vez mayor, de primeras consultas que generan visitas sucesivas y revisiones, lo que resta tiempo al médico para otras primeras citas; y la escasa inclinación de los facultativos a pasar consulta en las condiciones económicas que se les ofrecen para las horas extraordinarias: la mitad de remuneración que para las cirugías.

Cien días de espera. A finales del pasado mes de enero eran 112.554 las primeras citas pendientes de realizarse en la sanidad pública regional, con una demora media de 99,95 días. Un año antes eran 99.787 consultas y 83 días de espera. En enero de 2020 –justo antes de la crisis del coronavirus–, había 73.212 citas pendientes –39.000 menos que en la actualidad– y una demora de 81 días. En los últimos tiempos, a base de un gran despliegue de programas extraordinarios por las tardes, se pasan más consultas que antes, pero las cifras no bajan. ¿Qué está sucediendo?

Más revisiones, menos primeras consultas. Según los expertos consultados por LA NUEVA ESPAÑA, están incidiendo varios factores, unos más clásicos y otros más novedosos. Entre ellos destaca el aumento de revisiones y consultas sucesivas, que quitan tiempo a los médicos para agilizar las primeras consultas. El mes pasado, por cada primera cita se llevaron a cabo 3,31 revisiones, un índice apenas conocido con anterioridad. La consecuencia práctica: "Se tarda mucho en dar altas", explica un buen conocedor de la situación. Este retraso puede deberse a, al menos, dos motivos: un afán del especialista en asegurar que el problema del paciente está bien resuelto; o una desconfianza del paciente ante la posibilidad de que la revisión se la haga su médico de cabecera.

Menos remuneradas que la cirugía. Otros elementos que inciden en la persistencia de altas esperas son el escaso atractivo que el trabajo de las tardes tiene para los especialistas de las tres disciplinas con más demoras: oftalmología, dermatología y traumatología. Entre las tres suman 62.215 citas pendientes: el 55 por ciento del total. Tienen en común que a los especialistas suele gustarles más operar que pasar consulta, y además las horas extra de quirófano se pagan el doble que las de consulta. Para cirugía, el Servicio de Salud del Principado (Sespa) retribuye los módulos vespertinos de cuatro horas a 442 euros, y los de consultas hospitalarias a 221 euros. "Una compensación económica que representa el 50 por ciento de la quirúrgica es un elemento desincentivador", destaca José Antonio Vidal, secretario general del Sindicato Médico de Asturias (SIMPA). Y añade que los programas especiales "no contemplan en consultas la inclusión del personal MIR de últimos años, que podría beneficiar al profesional en formación y además ser eficiente para el servicio que lo programe".

Renuncias. De otra parte, a algunos médicos más dispuestos al trabajo extra puede resultarles más rentable desarrollarlo en la sanidad privada. Y entre los mayores de 55 años que están exentos de hacer guardias y se les ofrece a cambio pasar consultas por las tardes, hay quienes las han rechazado porque no se les dota de una enfermera o una auxiliar. "Estar solo en la consulta te expone a situaciones muy poco deseables", han explicado a este periódico algunos de los afectados, que han terminado por renunciar a la tarea vespertina.

Faltan dermatólogos. Otro factor relevante es la escasez de dermatólogos en la sanidad pública asturiana, que contrasta con un aumento de la demanda de atención, en ocasiones por motivos que son más estéticos que de alteración de la salud. Esa frontera, siempre difusa, se está moviendo de manera permanente. Al Sespa le cuesta contratar a médicos de una disciplina que siempre ha estado peor pagada que la mayoría, al no programarse guardias. La dermatología está muy de moda en la elección de plazas MIR, pero las nuevas generaciones de especialistas están más orientadas a actividad quirúrgica o de carácter estético –un caso evidente son los tratamientos con bótox–, lo que les inclina al ejercicio privado.

Más demanda por envejecimiento. Las otras dos especialidades más saturadas, oftalmología y traumatología, están afectadas de lleno por los efectos de una población cada vez más envejecida, pero que reclama soluciones para alteraciones de salud que antaño se daban por irreversibles. Buen ejemplo de ellos son las artrosis de rodilla o de cadera, o las cataratas. "Tenemos un número creciente de pacientes con pluripatología y enfermedades más complejas, y a la vez un fuerte desarrollo de la medicina tomando como ejes la superespecialización y el abordaje multidisciplinar del paciente", apunta José Antonio Vidal.

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