"Vallar espigones no sirve", alertan vecinos y alcaldes tras la doble tragedia en la costa

El patrón mayor de Cudillero pide "concienciar y usar el sentido común" tras la muerte de dos visitantes en el puerto pixueto y en San Esteban

Viandantes paseando por el espigón de Cudillero el pasado sábado. | Juan Plaza

Viandantes paseando por el espigón de Cudillero el pasado sábado. | Juan Plaza / Elena San Emeterio

La doble tragedia que tuvo lugar el pasado jueves en la costa occidental asturiana ha reavivado el debate sobre el peligro en los espigones, especialmente en San Esteban (Muros del Nalón), donde falleció un turista británico de 62 años tras ser arrastrado por una ola. En esta localidad del Bajo Nalón, los vecinos, conocedores de la zona, y también el alcalde, Celestino Novo, coinciden en que las vallas que actualmente cortan el paso en la parte superior del espigón no son eficaces para evitar accidentes como el que se llevó la vida del visitante británico. "No sirven para nada", enfatizan. En San Esteban, también en Cudillero, vecinos y expertos reclaman en cambio reforzar la señalización para alertar a los turistas de los potenciales peligros cuando hay temporal y recalcan que los residentes tienen bien interiorizado que no es conveniente acercarse a los espigones cuando hay fuerte oleaje, como sucedió en Semana Santa.

"La mar es tan bonita como peligrosa", afirma Ramón Jesús Riesgo, patrón mayor de Cudillero, en referencia a las dos tragedias acontecidas el pasado jueves. Aunque reconoce que "la zona del puerto de Cudillero es bastante segura", comenta que "sustos siempre hay, porque el mar tiene una fuerza descomunal y es impredecible, especialmente en temporales como el de estos días" pero no duda que la del jueves, si bien "se podría haber evitado" es "la mayor tragedia que recuerdo en Cudillero".

Por su parte, José Luis Hulton, vecino de San Esteban, asiduo de la playa de El Garruncho y gran conocedor de la zona (pasea por ahí a diario), "lamenta lo ocurrido" y opina que "no son necesarias medidas extraordinarias para prevenir que ocurran estas cosas", como colocar vallas. "Hay señalización suficiente, pero hay que enseñar a los turistas que el mar puede ser peligroso. Las señales están muy visible, hay barandillas, hay cinta policial… No se puede hacer más en ese sentido, pero sí alertar de los riesgos". Un punto en que coincide Riesgo, patrón mayor de Cudillero, respecto al espigón pixueto: "La última opción sería emplazar una patrulla local para que lo vigile, pero me parece un auténtico despropósito, sus funciones no son esas", recalca. También se pronunció Celestino Novo, alcalde de Muros del Nalón, que ve en las vallas del espigón de San Esteban "un riesgo incluso mayor" al que supondría que no estuviesen colocadas y pide al Principado su retirada. Novo cuenta con el apoyo de los vecinos que protestan en contra de este cercado, que impide el paso hasta el faro, desde su colocación en el año 2021. El problema real, según varios vecinos, es que el pavimento de la zona vallada es inestable, con muchas grietas, y el Principado prefirió vallar esa zona antes de arreglar el suelo. La gestión de los espigones recae en la Consejería de Fomento. En agosto de ese mismo año, cerca de un centenar de personas se manifestaron junto a las vallas portando pancartas con dibujos de ovejas y anudaron lazos en la estructura como signo de protesta. "Es un lugar que no supone peligro alguno, salvo en circunstancias puntuales; cuando hay lluvia, mucho viento u olas fuertes, pero rara vez ocurren estas desgracias", reflexiona Hulton.

Un aspecto fundamental para evitar en la medida de lo posible este tipo de accidentes es la información. "Hay que informar a los turistas. Mala mar y olas grandes las hubo, las hay y las habrá toda la vida, por eso hay que enseñar a leer el mar", propone Hulton. "Muchas veces la gente no es consciente de lo peligroso de la situación hasta que ocurren desgracias como esta", lamenta por su parte Riesgo.

Otra cuestión que indigna a los dos alcaldes es la "indiferencia" que los paseantes, especialmente aquellos que "no conocen la zona", demuestran con la señalización. "El mismo jueves por la noche más turistas se acercaron a sacar fotos por la zona en que la que el golpe de mar se llevó a la señora, lanzándola contra la escollera, y eso que había gente del pueblo avisando del peligro, pero levantaban la cinta y pasaban igual", relata Riesgo. Y es que para estos dos amantes del mar la solución no pasa por añadir vallas, cintas o elementos que impidan el paso a los viandantes, porque "siempre hay alguien que encuentra la forma de saltárselo", sino que "hace falta llegar a la gente, hacerles entender que la fuerza del mar no quiere a valientes, porque no hace distinción, si viene fuerte arrasa con todo lo que tiene a su paso", coinciden.

También encuentran injusto privar de la belleza del paisaje a quienes viven allí y se esfuerzan a diario por mantener y cuidar las distintas zonas del entorno asturiano. "No es justo que los residentes no podamos disfrutar de aquellos sitios donde crecimos y que nos hicieron tan felices", lamenta Hulton. Además, Riesgo asevera que "la preocupación por el bienestar de quienes visitan la tierrina es ya una cuestión de orgullo". Por lo que otros admiren aquello que uno tiene la suerte de disfrutar todos los días es una cuestión indiscutible para el patrón mayor de Cudillero.

"No quiero que gane el miedo y la desinformación, quiero que la gente se sienta a salvo en nuestro pueblo", explica Riesgo, por eso, la solución más viable a su juicio es la de "concienciar, educar y usar el sentido común. Las olas están avisando todo el rato. Y en el caso de este accidente fue así; llegaban una tras otra y rompían contra el espigón, cada vez más fuerte. El mar no se puede domar ni contener y hay que enseñar a respetarlo", concluye.

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