Entrevista | José Manuel Sánchez Ron Publica "El canon oculto", con cien obras de ciencia imprescindibles

"Asturias será aún más privilegiada si el cambio climático se intensifica"

"La gran incógnita que probablemente no seremos capaces de desvelar es: ¿por qué existe el Universo? ¿Cómo es que se produjo, si es que el futuro no termina diciendo lo contrario, un comienzo, un Big Bang? Acaso, incluso existan múltiples universos"

José Manuel  Sánchez Ron.

José Manuel Sánchez Ron. / Ana Gómez

Tino Pertierra

Tino Pertierra

El físico, historiador de la ciencia y académico de la Real Academia Española José Manuel Sánchez Ron publica el libro "El canon oculto", selección de cien obras de ciencia imprescindibles.

–¿Cómo podría aprovechar Asturias sus mejores perspectivas en agua, temperatura...?

–Asturias es, creo, un territorio privilegiado, y si como creo, el cambio climático se intensifica, será aún más favorable, en el que será más, digamos, fácil, más "soportable" la vida. Y debería desarrollar lo más posible los elementos naturales que posee. Y para ello el conocimiento científico es muy importante, aunque el fomento de ese conocimiento no se debe limitar a lo relacionado con la naturaleza, entre otras razones por la ciencia está interconectada, no existen en el fondo fronteras entre especialidades. Ya existen magníficos científicos y centros educativos y de investigación, que hay que cuidar y, en la medida de lo posible, extender.

–¿Los cánones se centran en literatura y dejan atrás la ciencia?

–Sí, absolutamente. Con la excepción de "El origen de las especies" de Charles Darwin y ocasionalmente algún otro (Einstein tal vez), los cánones tradicionales están ocupados por libros de literatura, con algunos añadidos provenientes de la filosofía o la historia (Platón, Montaigne…)

–¿Por qué hay tanto prejuicio hacia la ciencia por "aburrida"?

–Sobre todo por ignorancia, porque en colegios o institutos no se ha recibido una buena educación en ciencia, en, principalmente, matemáticas, física, química, biología y ciencias naturales. Y la que se recibe está centrada en el conocimiento actual, dejando de lado las grandes contribuciones y científicos del pasado. Lo que acabo de decir de los cánones, se puede decir igualmente de la educación que reciben los jóvenes, para ellos lo que hay que leer son las grandes obras de literatura o de filosofía del pasado, no las de ciencia.

Dicho todo esto, hay que tener en cuenta que la ciencia requiere de conocimientos especializados, pero existen muchos libros, de ensayo-divulgación-historia de la ciencia que permiten subsanar esta dificultad. Y que muestran que la ciencia no es, ni mucho menos, aburrida. Todo lo contrario, es una fuente de novedades atractivas incesante.

–¿Oppenheimer demostró que la ciencia es capaz de lo mejor y de lo peor?

–Digamos que sí, en la medida en que su caso es especialmente llamativo y que la bomba atómica representa eso de "lo peor" de las consecuencias de la ciencia. Es preciso señalar, sin embargo, que fue la "sociedad civil", los políticos (el presidente Truman en el caso del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón en agosto de 1945) quienes decidieron utilizarlas, frente a algunos científicos –a la cabeza James Franck– que se oponían. Esto no quita, desde luego, la responsabilidad de los científicos. Hay un caso muy ilustrativo: Sajarov.

–El padre de la bomba de fusión de hidrógeno soviética.

–Con el tiempo se convirtió en un pacifista (recibió el premio Nobel de la Paz). En sus memorias se encuentran dos datos muy interesantes. Uno, que mientras trabajaba para solucionar los problemas asociados a la fabricación de la bomba de hidrógeno, disfrutaba "haciendo física de primer nivel". El segundo se refiere a años después, cuando ya se planteaban los peligros de una escalada nuclear entre la Unión Soviética y Estados Unidos. En una reunión presidida por Nikita Jrushchov, Sajarov manifestó que era conveniente llegar a un acuerdo con los estadounidenses, a lo que el entonces presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética respondió: "Usted encárguese de fabricar las bombas que nosotros decidiremos qué hacer con ellas".

–Un toque asturiano: ¿Severo Ochoa y Margarita Salas merecerían estar en un canon más amplio?

–En un canon de científicos españoles, con dimensión internacional, sin duda sí. Ahora bien, en un canon como el que yo he escrito, centrado en libros, no, por la sencilla razón de que sus aportaciones a la ciencia estuvieron basadas en artículos no en libros.

–¿Seremos capaces de destruir el mundo si nos empeñamos?

–Sí. Y camino llevamos, no ya sólo con armamento atómico, sino al haber dado origen, con nuestra voracidad consumista, a un cambio climático, y a la disminución galopante de biodiversidad.

–¿La pandemia nos enseñó algo o ya se ha olvidado?

–Nos enseñó al menos dos cosas. La primera, que no podemos estar seguros de que la humanidad no sufra convulsiones terribles. La provocada por el virus del covid, es un ejemplo, pero pueden ¿quién nos dice que no chocará contra la Tierra un meteorito como el que produjo, hace 65 millones de años, la desaparición de los dinosaurios y otras especies? La segunda, que la ciencia –ejemplificada en la pandemia del covid por novedosas vacunas basadas en ARN, fabricadas con gran rapidez– constituye nuestra mejor defensa y salvaguarda.

–¿Estamos preparados como Humanidad para descubrir que no estamos solos en el Universo?

–Yo creo que sí. Ya Copérnico, con su gran libro de 1543, dio un paso en semejante dirección al desplazar a la Tierra del centro del Universo. Con el descubrimiento de los denominados exoplanetas, cada vez más numerosos, en nuestra galaxia, el hallazgo de vida en alguno de ellos puede llegar, pienso, en cualquier momento. Otra cosa es descubrir vida inteligente, "inteligente" en un sentido similar al de los humanos –aunque sea muy diferente biológicamente–, esto es, capaz de producir conocimiento "científico" y señales que los humanos puedan percibir. No es desdeñable la posibilidad de que seamos, en cuanto a esa "inteligencia", una singularidad en el Universo. Una altamente improbable casualidad.

–¿Si aprovecháramos todas las posibilidades de la mente en qué mejoraríamos?

–En, al menos, respeto a la Naturaleza, de la que recibimos todo. No podemos sobrevivir sin ella, deteriorándola continuamente. Si continuamos por esa senda, nuestros descendientes lo pagarán. Y maldecirán nuestro recuerdo.

–¿La inteligencia artificial cambiará las reglas del juego?

–Creo que sí, pero en qué medida lo ignoro. Dependerá de nosotros mismos, porque, no lo olvidemos, la IA no se desarrolla –no al menos por el momento– sin nuestra intervención y dirección.

–¿La ciencia tiene mucho que decir en la lucha contra los peligros del cambio climático?

–Mucho, pues es gracias al conocimiento científico que podemos conocer las causas que lo producen, y qué medidas se deben emplear para evitarlo…, evitarlo o si esto es ya imposible moderarlo. Pero la ciencia sólo puede dar indicaciones y explicaciones, es el conjunto de la sociedad, y el poder político, a un nivel global, mundial, los únicos que pueden implementar las medidas oportunas.

–¿Es compatible publicar libros influyentes pero equivocados?

–En ocasiones sí. Uno de los libros que he seleccionado en mi libro, "¿Qué es la vida?", de Erwin Schrödinger, uno de los creadores de la mecánica cuántica, estaba equivocado en lo que se refiere a lo que decía sobre la biología, pero la principal idea que propugnaba, la importancia de ciertos comportamientos en "unidades hereditarias", fue tremendamente influyente en, por ejemplo, Francis Crick y James Watson, quienes descubrieron en 1953 la estructura en doble hélice de ADN, la molécula que transmite la herencia.

De más antigüedad, tenemos ejemplos como libros de Platón, Aristóteles o Ptolomeo que propugnaban cosmologías geocéntricas, en las que los movimientos de los cuerpos celestes seguían órbitas circulares. Esta cosmología reinó durante cerca de dos mil años, a lo largo de los cuales se obtuvieron datos astronómicos importantes.

–¿Resolveremos algún día los grandes misterios de la evolución?

–El conocimiento de la historia, de los pasos y procesos que han guiado la evolución de la vida en la Tierra, está bien encaminado. Y qué incertidumbres como los por qué de algunas destrucciones masivas de especies en el pasado, o las lagunas en las ramas del "árbol de la vida", incluyendo las del grupo de los homínidos, del que formamos parte, terminarán despejándose, en la medida en que los restos de evidencias bio-geológicas lo permitan. En mi opinión, la gran incógnita que probablemente no seremos capaces de desvelar es: ¿por qué existe el Universo?, ¿cómo es que se produjo, si es que el futuro no termina diciendo lo contrario, un comienzo, un Big Bang? Acaso, incluso existan múltiples universos, algo que tal vez sí seamos capaces de averiguar.

–Móviles, redes sociales… ¿Vamos hacia atrás en atención y convivencia?

–En atención, sí. Internet, los móviles, las redes sociales, permiten obtener constantemente, sin límite alguno, información, pero "información" no es igual a "conocimiento", aunque este necesite de aquella. El conocimiento exige reflexión, meditación. Y las redes sociales tienen aspectos buenos, sin duda. Pueden favorecer la solidaridad al dar a conocer, rápida y ampliamente, por ejemplo, injusticias; en algún caso han sido responsables de movimientos sociales justamente reivindicativos, Pero también permiten la difusión de mentiras. Pueden hacer, hacen, influyentes, los influencers, a personas que no contribuyen a hacer el mundo mejor. Son ejemplos nocivos, pero con gran repercusión. Dicho de otra forma: las redes sociales posibilitan que personas que no lo merecen en absoluto adquieran protagonismo, que sin esos medios tecnológicos nunca llegarían a alcanzar.

–¿La ciencia intimida a los políticos?

–No sé si los intimida, porque creo que a no pocos de ellos, en su presunción, les intimida poco. Más bien, lo que diría es que la inmensa mayoría no poseen conocimientos suficientes de ciencia y toman decisiones que el conocimiento científico desaconsejaría. Y que no prestan la suficiente atención a la importancia que para la sociedad tienen la educación científica, y la promoción de la investigación.

–¿Hay libros trascendentales olvidados?

–Más que olvidados, poco frecuentados, bien porque sus contenidos hayan sido ampliamente superados, o por su dificultad. Ya nadie, por ejemplo, salvo algunos historiadores, se ocupan del Almagesto de Ptolomeo (siglo II), cuyos contenidos dominaron la astronomía y cosmología hasta Copérnico, y aún algo después. Por su dificultad técnica textos fundamentales de, por ejemplo, Newton, su "Philosophiae Naturalis Principia Mathematica" (1687).

–¿Qué gran misterio de la ciencia le gustaría que resolvieran?

–Siendo realista, porque la gran pregunta, la del origen y existencia del Universo, no podremos resolverla, me conformaría con que un día leyese la noticia de que se ha encontrado evidencia de que en algún lugar de nuestra galaxia, la Vía Láctea (otras están demasiado alejadas) se ha encontrado evidencia de la existencia de vida inteligente. Como antiguo físico, también me gustaría que se resolviera el problema de qué son la materia y energía oscuras.

–¿Qué pensaría Darwin sobre la separación de género y sexo?

–En su tiempo, muy diferente del nuestro, creo que no lo habría entendido bien. Para él sólo existía el sexo, diferenciado en dos tipos los humanos, aunque supiese que existen especies en las que la separación entre los dos sexos es diferente a la que se da en Homo sapiens.

–¿Podrá la ciencia descubrir si existe el alma y la conciencia?

–No está claro qué es el alma, sí lo que es la conciencia, o la consciencia. Y esto sí creo que llegará a conocerse, cuando se haya avanzado más en ese gran problema científico abierto que es entender el cerebro humano; cómo tiene consciencia de sí mismo, qué es el pensamiento simbólico.

–¿Las matemáticas son poesía?

–Para muchos matemáticos lo son, ciertamente. En un libro conmovedor, "A mathematician’s apology" (1940), que está incluido en mi canon, el matemático inglés Godfrey Harold Hardy escribió: "Un matemático, lo mismo que un pintor o un poeta es un constructor de modelos. Si estos son más permanentes que otros, es porque están hechos con ideas. Un pintor realiza modelos con formas y colores, un poeta lo hace con palabras. Un cuadro quizá exprese alguna ‘idea’, pero lo normal es que esta sea un lugar común o no tenga importancia. En la poesía, las ideas desempeñan un papel mayor; pero, como indica Housman, habitualmente se exagera la importancia de las ideas en poesía, ‘La poesía no es lo que se dice, sino la forma de decirlo’. Los modelos de un matemático, al igual que los de un pintor o un poeta deben ser hermosos; las ideas, como los colores o las palabras, deben ensamblarse de una forma armoniosa. La belleza es la primera señal, pues en el mundo no hay un lugar permanente para las matemáticas feas’. Yo también creo que hay mucha poesía y belleza en las matemáticas, incluso en la demostración del teorema de Pitágoras, que está al alcance de cualquiera.

–¿Verán futuras generaciones una vacuna contra el cáncer?

–El problema es que hay muchos tipos de cáncer, pero aun así creo que sí. ¡Queda tanto por descubrir en medicina!

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